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Fernando Tamayo: “Difícilmente se encontrará una biblioteca que haya duplicado su afluencia en dos años”

Fernando Tamayo, director de la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero, habla sin reservas sobre su gestión. Además sostiene que la Alcaldía de Cali “no aporta nada y eso debe cambiar”.

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Entre estanterías y lectores, Tamayo destaca que la biblioteca se ha convertido en un punto de encuentro para la familia vallecaucana.
Fernando Tamayo, director de la Biblioteca Departamental, un espacio que hoy recibe más de 140 mil visitantes al año. | Foto: Álvaro Pio Fernández / El País

23 de oct de 2025, 04:19 p. m.

Actualizado el 23 de oct de 2025, 04:19 p. m.

Fernando Tamayo recibió a El País en la Biblioteca Departamental. Rodeado de estanterías y visitantes que van y vienen, reflexiona sobre lo que significa dirigir un espacio cultural en tiempos de polarización y pantallas.

En esta entrevista, Tamayo habla de los desafíos del sector y de cómo el arte puede ser una poderosa herramienta para construir ciudadanía.

Director, muchos lo ven como un personaje atípico: un conservador medio zurdo, incluso con un pie en el mundo cultural y en la izquierda lo ven como todo lo contrario ¿Usted cómo se define?

Yo nunca niego mi origen conservador, porque filosóficamente lo soy. Creo que la seguridad es esencial para una sociedad como Cali, una ciudad de servicios. Pero no soy tan extremo como para creer que el que piensa diferente es mi enemigo.

En la biblioteca he entendido que no existen los sesgos ideológicos. Este es un punto de encuentro cultural y social donde prima la razón y el sentido común. Cuando uno llega a un cargo y lo ideologiza, ya empezó mal. El gran problema de la sociedad es ese: la incapacidad de buscar puntos de encuentro.

Aquí, en la biblioteca, el arte, la familia y la lectura nos recuerdan que no hay ideología en un buen libro. Nadie compra un libro preguntándose qué piensa Héctor Abad Faciolince o Mario Mendoza. Lo compra porque lo conmueve.

Fernando Tamayo: de la política a la cultura, el director de la Biblioteca Departamental

Usted viene del mundo político. ¿Qué cambió al pasar del Concejo de Cali a un cargo directivo en el sector cultural?

La gran diferencia es que aquí se acaba la retórica. En la política usted propone, critica; en un cargo directivo usted cumple o no cumple. Que no hay plata no es excusa. Si la acepta, debe gestionar.

Y los resultados se miden. Recibimos la biblioteca con 87.000 visitantes al año; el año pasado fueron 137.000 y este año ya vamos en 144.700. Superamos la meta de tres años del plan de desarrollo en menos de uno. Pero más que cifras, lo importante es el impacto. La biblioteca se ha convertido en el espacio de encuentro de la familia vallecaucana.

¿Cómo lograron atraer a más público y, sobre todo, público nuevo?

Cuando llegué, la mayoría eran señores de mi edad, 58 o más. Buen público, sí, pero era necesario ampliarlo. Entendimos que si no modernizábamos la oferta, en 20 años la biblioteca estaría vacía. Hoy tenemos cine, teatro, jazz, circo, títeres, talleres de cocina, yoga, tai chi, todo gratuito.

La biblioteca del siglo XXI es un centro social y comunitario. Además, creamos el primer Festival Internacional de Literatura Infantil del país y consolidamos el Oiga, Mire, Lea, que ya es ordenanza departamental. Es una manera de blindar este proceso de los vaivenes políticos.

En tiempos de crisis económica, la cultura suele ser la primera sacrificada. ¿Cómo ha sido ese respaldo financiero?

Total. Con la gobernadora Dilian Francisca Toro ha pasado algo poco común: en lugar de recortar presupuesto, ha crecido. Ella ve los resultados, entiende la importancia del arte y la cultura en la reconstrucción de los tejidos sociales. El respaldo ha sido permanente. Sin esa sensibilidad desde la administración departamental, nada de esto sería posible.

La biblioteca está en Cali, pero su radio de acción es regional. ¿Qué tanto se ha logrado trascender las fronteras de la ciudad?

Tenemos a cargo 72 bibliotecas municipales. Cuando llegué, solo 15 tenían conectividad. Hoy 35 cuentan con internet gracias a la Biblioteca Departamental, y hemos entregado equipos tecnológicos a 55 de ellas. Además, descentralizamos el Oiga, Mire, Lea: antes llegaba a tres municipios, este año fue a nueve y esperamos llegar a 30 el próximo.

Pero hay que decirlo con cariño y claridad: la Alcaldía de Cali no aporta nada a la biblioteca, y eso debe cambiar.

Esta institución funciona en Cali, y aunque sea departamental, debería tener apoyo de la ciudad.

¿Cómo se sostiene una biblioteca en plena era digital, cuando las pantallas parecen dominarlo todo?

Con oferta cultural. Yo tengo mi Kindle, pero el libro físico sigue teniendo magia: su olor, el paso de la página. Hay una tendencia creciente hacia lo tangible. Y eso se nota: aumentó la afluencia, las salas de lectura están más activas y la donación de libros creció casi 100%. Además, lanzaremos Biblioteca 24 horas, un piloto para abrir todo un día con programación continua, y la Semana de la Felicidad, que busca promover el bienestar más allá del discurso.

¿Qué papel juega la biblioteca en la economía cultural del departamento?

La cultura también genera desarrollo económico. Cali y el Valle son territorios de servicios, y nuestras actividades atraen turismo, dinamizan los municipios y crean empleo indirecto. Cada evento, cada festival, cada biblioteca equipada es una semilla de reactivación.

La gobernadora lo entendió muy bien: cuando la gente va a la biblioteca, no solo accede al conocimiento, también activa la economía local.

Aquí no hay ideologías, solo cultura y sentido común”, afirma Tamayo mientras recorre las salas de lectura.
El director asegura que la clave del crecimiento ha sido modernizar la oferta cultural sin perder la esencia del libro y la lectura. | Foto: Álvaro Pio Fernández / El País

¿Cuál considera que será su legado cuando termine su gestión?

Entregar una biblioteca moderna, viva, con más servicios y con sentido social. Dejaremos la mediateca, una sala de juegos basados en literatura, y un festival literario que compite con los grandes eventos privados. Pero, sobre todo, un concepto renovado de lo que debe ser una biblioteca pública en el mundo. Difícilmente encontrará una que en dos años haya duplicado su afluencia y multiplicado por 500% su oferta cultural. Quisiera que muchos de estos programas quedaran como ordenanzas, para que trasciendan cualquier gobierno.

Usted fue concejal, figura del Partido Conservador en Cali. ¿Qué ha pasado con su capital político?

Tuve la opción de aspirar a la Cámara, pero elegí quedarme aquí. La cultura me genera felicidad, me reconecta con mis orígenes como comunicador social. La política da ciclos.

Hoy estoy en otra etapa, disfrutando este rol que me hace más humano. Mi organización política sigue activa: Marlon Cubillos, concejal conservador, representa hoy esa línea.

Pero yo estoy en pausa, “sodándome”, como dicen los jóvenes. La biblioteca me ha hecho más sensible, menos sesgado. Sigo creyendo en la seguridad, pero también en que el arte es la herramienta más potente y disruptiva para formar nuevos ciudadanos.

¿Lo noto menos combativo?

Puede ser. Me duele mi ciudad, los fines de semana con 16 muertos son una tragedia. Creo que se necesitan acciones contundentes, pero también formación ciudadana. La seguridad y el arte no se contraponen, se complementan. El arte amplía la mirada, sensibiliza, ayuda a valorar el entorno. Hoy soy un ser humano más integral.

Para terminar, ¿qué actividades vienen en la recta final de octubre?

Tres muy importantes: la inauguración de la Mediateca, la Biblioteca 24 horas y la Semana de la Felicidad, que no es un discurso, sino experiencias reales de bienestar. Además, mantenemos los BiblioConciertos de los martes y BiblioSalud los sábados, donde médicos se reúnen con la comunidad para hablar de temas de salud. Este sábado, por ejemplo, abordaremos el Alzheimer. Todo esto hace parte de la esencia de esta biblioteca: un espacio vivo, incluyente y feliz.

Con el respaldo de la Gobernación del Valle, la biblioteca amplió su red de conectividad y fortaleció bibliotecas municipales.
La Biblioteca Departamental ofrece hoy cine, teatro, talleres y festivales gratuitos que atraen a públicos de todas las edades. | Foto: Álvaro Pio Fernández / El País

Periodista y comunicador social. Jefe de la redacción web de El País, especialista en marketing digital y gerencia del talento humano. Apasionado de las transformaciones y los desafíos.

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