Salud
Antibióticos: los desafíos de la salud frente a la automedicación
El sector médico enfrenta desafíos en la práctica de la automedicación que llevan a cabo los colombianos y que genera bacterias cada vez más resistentes; además, ocasiona que los medicamentos sean menos efectivos en los tratamientos.
Los antibióticos son una de las innovaciones más grandes del siglo XX, pues su uso cambió drásticamente la historia de la medicina, convirtiendo enfermedades antes mortales en afecciones tratables. En la medicina moderna los antibióticos también son indispensables para prevenir infecciones en pacientes sometidos a cirugías o aquellos con sistemas inmunológicos debilitados.
Pese a su importancia, la Organización Mundial de la Salud (OMS), lanzó una alerta debido a que el desarrollo de nuevos antibióticos está “estancado” y es insuficiente ante la creciente resistencia microbiana que es un fenómeno natural que ocurre cuando las bacterias evolucionan y desarrollan mecanismos para sobrevivir a los antibióticos. Según análisis de la misma entidad, en 2021 había tan solo 27 nuevos antibióticos en desarrollo clínico contra patógenos considerados prioritarios, frente a los 31 en 2017.
Según el doctor Carlos Pérez, médico infectólogo y fundador de Infectoweb, “en la actualidad, una de las principales preocupaciones a nivel mundial es la resistencia bacteriana a los antibióticos, la cual se presenta como un problema de salud pública por el aumento de la morbilidad y mortalidad por infecciones bacterianas que no responden a tratamientos convencionales, aumentando los costos de los tratamientos a estas infecciones resistentes, las cuales pueden complicar el control de brotes de enfermedades infecciosas, pues las bacterias resistentes tienden a propagarse rápidamente en la comunidad o en entornos de atención de salud”.
A nivel global, la OMS y otras entidades están tomando varias medidas para abordar la problemática de la resistencia bacteriana, entre las que se encuentran la vigilancia mejorada para recopilar y analizar datos que permitan desarrollar estrategias efectivas para su control, la promoción del uso racional de los antibióticos, educando y formando a los profesionales de la salud en la prescripción apropiada, y motivándolos para que realicen investigaciones, que permitan el desarrollo de nuevos medicamentos.
En 2018, un estudio publicado por la revista Antimicrobial Resistance & Infection Control, reflejó la gravedad de este problema en Colombia. Al parecer, alrededor del 45 % de las infecciones por la bacteria Escherichia coli, y más del 50 % de las infecciones por la bacteria Klebsiella pneumoniae en hospitales colombianos, demostraron resistencia a los antibióticos de primera línea.
No obstante, el tema se viene trabajando desde el Instituto Nacional de Salud (INS), el cual en 1987 implementó la vigilancia por laboratorio de resistencia antimicrobiana para la bacteria N. gonorrhoeae, bajo el marco del programa de vigilancia de infecciones de trasmisión sexual (ITS); posteriormente, en 1994 y a través del Sistema de Redes de Vigilancia de Agentes Bacterianos Responsables de Neumonías y Meningitis (SIREVA II), se dio inicio a la vigilancia para la bacteria S. pneumoniae, H. influenza e y N. meningitis. Desde 1997, el Grupo de Microbiología del INS, implementó un sistema de vigilancia basado en el laboratorio para el programa de enfermedad diarreica aguda (EDA) y posteriormente, en el año 2012, se estableció la vigilancia de resistencia antimicrobiana.
Por eso, Infectoweb, portal educativo actualizado en el sector salud, resalta que una de las principales causas de generación de esta resistencia es la automedicación, especialmente con antibióticos, para tratar infecciones virales contra las cuales no son efectivos, o la elección del antibiótico incorrecto o en dosis inadecuadas, ocasionando que no se elimine la infección bacteriana específica y permitiendo que bacterias más resistentes sobrevivan y se reproduzcan.
El doctor Pérez manifiesta además que “los síntomas más comunes que la gente puede confundir erróneamente con una infección bacteriana, y que lo pueden llevar a una automedicación, son los de resfriado o gripe por la presencia de fiebre, tos, dolor de garganta, congestión nasal y dolor corporal, generalmente causados por virus; los gastrointestinales como náuseas, vómito, diarrea y dolor abdominal, tienen una gran variedad de agentes patógenos, y que sin una evaluación médica adecuada, se dificulta determinar la causa exacta o las infecciones del tracto urinario que pueden ser causados también por irritación o inflamación del tracto urinario”.
Por esta razón, es de vital importancia no tomar antibióticos sin que antes el médico lo haya recetado y entender que estos medicamentos no son la solución para todas las infecciones como el resfriado común o la gripe, igualmente se deben seguir las instrucciones del médico sobre cómo y cuándo tomarlo. Y, por supuesto, no dejar de tomar el medicamento antes de terminar el tratamiento, incluso si se siente bien, además de no compartir sus antibióticos con terceros, puesto que le han sido prescritos para su condición específica.
Actualmente existen diversos complementos para los antibióticos en desarrollo y en uso para tratar las infecciones bacterianas, muchas de las cuales aún están en las etapas de investigación y requieren más estudios para determinar su eficacia y seguridad. Cabe resaltar que, ninguna de estas alternativas reemplaza completamente la necesidad de un uso prudente de los antibióticos existentes para preservar su eficacia en el futuro.