Ultimátum de Petro: ¿otro remezón ministerial?

Pasado un año de la llegada al poder de Gustavo Petro se pueden ver con claridad dos de sus principales problemas para mantener la gobernabilidad: su actitud rígida y altiva frente a opiniones y críticas de técnicos y su incapacidad de conformar un gabinete que responda a las necesidades específicas de cada cartera y del país.

Así lo consideran analistas consultados por El País para quienes el ultimátum que el Presidente le dio esta semana a sus ministros, diciéndoles que tienen un mes para avanzar en la ejecución presupuestal del año, demostraría que los vientos que soplan en la Casa de Nariño no ayudan a que la nave navegue en un mar turbulento, sino que más bien entorpece su rumbo.

Según ellos, la situación interna del Gobierno no se solucionará con un llamado de atención de parte de Petro, ya que identifican razones de fondo para la “pobrísima” ejecución presupuestal de apenas el 15 % para el primer semestre, cuando debería estar cerca al 50 %, y consideran que el deterioro de la seguridad en las regiones y la difícil relación entre el Ejecutivo y el Congreso también tienen qué ver con ella.

Así las cosas, en opinión de varios de ellos, es posible (y tal vez necesario) que el Jefe de Estado cumpla su palabra y descabece en un mes a los ministros que no han dado resultados.

“Hay que entender cómo se llegó a este panorama actual: mi conclusión es que desde el principio Petro nunca tuvo un equipo realmente, nadie del núcleo del Pacto Histórico cumplía los requisitos necesarios para administrar el Estado y tuvo que buscar aliados en otras filas, un ratón amigo que le ayude a cuidar el queso”, plantea el politólogo Ancízar Marroquín.

Y añade que “el primer gabinete tuvo una buena alineación, con José Antonio Ocampo y Alejandro Gaviria, pero con ellos no se entendió muy bien; además, los ministros petristas pura sangre no son los mejor capacitados en el manejo de los asuntos públicos ni de un ministerio, porque ni los tiempos ni las formas ni los procedimientos son iguales al sector privado o académico, así que este ultimátum no se da en un vacío, es una situación provocada desde el propio Gobierno”.

“Como si fueran empleados”

Marroquín tiene la percepción de que algunos de los miembros del gabinete actúan como “si el Presidente les hubiera dado un puesto. ¿Qué quiere decir eso? Cuando van a la oficina a las 8 de la mañana, miran a ver qué hacen, a las 12 salen a almorzar, vuelven a las 2 o a las 3 y a las 5 se van a esperar a que los inviten a cocteles. Pero un ministerio no funciona así, hay que pensar, tirar línea sobre cómo hay que mirar al país para lograr cambios posibles y cómo hacerlo desde su cargo, pero principalmente deben hacer realidad los proyectos del Plan Nacional de Desarrollo y eso no está pasando. De ahí que no haya ejecución del presupuesto y la sensación de que hay una falta de norte”.

Para él, es urgente que se defina quién será el secretario privado del Mandatario, para que ‘pase revista’ en los consejos de ministros, aunque recalca que Laura Sarabia no se destacó tampoco en esa labor: “Habría que recuperar una figura similar a la que ostentó Néstor Humberto Martínez cuando fue una suerte de ‘superministro’ para Juan Manuel Santos”.

En ese orden de ideas, califica de regular la labor de Luis Fernando Velasco, quien, al frente de la cartera del Interior, debería buscar acuerdos con otros partidos para que haya relaciones de ida y venida con el Congreso, pero no ha logrado estructurar un mecanismo que conecte a la Casa de Nariño con el Capitolio.

“Yo creo que él está haciendo un trabajo de menudeo, de ofrecer puestos a cambio de votos. Lo que se necesita es un ministro líder, que tenga capacidad general de convocatoria y convencimiento para captar aliados, así no va a lograr mucho”, sentencia Marroquín.

Otro de los que estaría en riesgo de ser reemplazado una vez se cumpla el plazo dado por Petro podría ser Iván Velázquez, titular de Defensa, citado por la Comisión Primera de la Cámara de Representantes a un debate de control político en el que la oposición le pidió su renuncia por los problemas de orden público que se viven en regiones como Cauca o Nariño.

Para Juan Carlos Ruiz, experto en estudios políticos y profesor universitario, un relevo en ese ministerio es necesario porque hay un impacto negativo evidente en la seguridad nacional y una erosión dentro de las Fuerzas Armadas del país.

“En este momento está pasando algo al interior de los cuarteles que no sabemos muy bien qué es, se puede tratar de desmoralización de la tropa, un plan de brazos caídos tanto en la Policía como en las Fuerzas Militares que se traduce en inoperancia. Creo que esa situación se le puede achacar, en parte, al liderazgo del Ministro de Defensa, que es posible que no sea apreciado dentro del estamento militar, tal vez porque no tiene ascendiente sobre los militares”, estima.

El analista considera también que un tema que no se ha manejado bien por parte de Velázquez es la Paz Total, que ha hecho que la Fuerza Pública en general no sepa muy bien cómo actuar con los cese al fuego “que son un poco etéreos en algunas ocasiones, sobre todo en ciertas regiones del país, y veo a un Ministro de Defensa que no tiene interlocución fuerte con los militares y muchas veces tiene un cortocircuito muy intenso, así que valdría la pena pensar en su cambio”.

Y Hacienda, ¿qué hace?

Por otra parte, el profesor de la Universidad Externado Isidro Hernández considera que desde el Ministerio de Hacienda, en cabeza de Ricardo Bonilla, se deben tener respuestas claras al final del mes que dio el Mandatario para explicar por qué, desde el punto de vista presupuestal, no se vigila cómo va su ejecución anual.

“No puede ser que, por el motivo que sea, haya una ejecución baja, que tiene unas consecuencias directas en la economía del país y la administración del Estado, y que no haya un pedido de explicación de parte de Hacienda, que tiene que estar atento a esos aspectos de ejecución del programa y llamar la atención sobre aquellas actividades que no se estén ejecutando. Ahí hay un fallo de control también”, puntualiza.

Finalmente, para la politóloga Consuelo Wynter hay pocos resultados en cuanto a la política internacional con el ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva, a la cabeza, pero anota que los motivos para que no haya un relevo allí estarían más ligados a su cercanía ideológica con el presidente Gustavo Petro, a quien ha salido a defender públicamente varias veces.

Por ejemplo, a finales de esta semana Leyva reveló que tanto él como el Mandatario fueron objetivo de los paramilitares para asesinarlos, sustentado en declaraciones de alias Macaco, exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, quien acusó al exfical Néstor Humberto Martínez de haber coordinado un plan para afectar la carrera política de Petro hacia la Presidencia.

Para la experta en análisis político, el Canciller no debería asumir el papel de escudero del Jefe de Estado y concentrarse en fortalecer el servicio diplomático del país.

¿Servirá de algo el plazo de un mes?

Para los analistas, la exigencia de Petro a sus ministros sí es necesaria, pero no están convencidos de que tendrá los efectos esperados.

Para el politólogo Juan Carlos Ruiz es posible que después del regaño por la falta de ejecución presupuestal se empiecen a ordenar “gastos regadera”, en los que no haya un diagnóstico claro de los problemas y las necesidades para hacer la inversión, sino que se volcarán a contratos fáciles de ejecutar.

Por otro lado, el profesor Isidro Hernández considera que es importante determinar las razones por las que no se ejecutó el presupuesto. “Hay una serie de equipos directivos al interior de cada ministerio que se encarga de la ejecución del gasto al detalle, son personas de alta formación técnica que permanecen, incluso, cuando hay relevos ministeriales, así que no se entiende que nadie haya alertado de la falta de gasto”.

“Está bien que el Presidente llame la atención, pero los ministros están obligados a poner orden en sus carteras para garantizar el funcionamiento correcto del Estado”, agregó el analista.