Columnistas
Remezones
El comienzo de lo que han llamado el período Trump 2.0 nos está recordando la importancia de ese país para el mundo.
Agobiados por los desvaríos del señor Petro, resulta difícil para los colombianos dejar de mirar hacia adentro y observar lo que sucede más allá de nuestras fronteras. Desde muchos puntos de vista, no es difícil pensar que los Estados Unidos son una potencia en decadencia. Después de haber sido la potencia predominante y el sostén de la infraestructura que ha permitido, desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, el funcionamiento de un orden mundial que ha posibilitado uno de los períodos más pacíficos de la historia. A pesar de sus problemas, es indiscutible que sigue siendo una gran potencia y que su influencia en todos los ámbitos es formidable.
El comienzo de lo que han llamado el período Trump 2.0 nos está recordando la importancia de ese país para el mundo. En su primer mandato, la característica principal fue la improvisación y el caos, dentro de un gobierno compuesto en gran parte por funcionarios de carrera y otros con mucha experiencia en gobiernos anteriores. Los que llegaron con Trump solo contribuyeron al desorden, como bien relatan Baker y Glasser en su libro ‘The Divider: Trump in the White House 2017-2021′.
En esta ocasión, las cosas son muy distintas. No solo está más preparado, sino que está sacando a quienes no considera leales a su causa y tenía claro lo que quería hacer. El sinnúmero de órdenes ejecutivas, muchas de las cuales darán lugar a infinidad de demandas y pleitos, están conformando realmente un nuevo gobierno y creando un conflicto cultural con la corriente liberal, que él asimila a la cultura Woke. El remezón más fuerte, sin embargo, es el que está generando Musk y ‘sus muchachos’, algunos de los cuales son genios de la tecnología, pero apenas llegan a los veinte años de edad. Transformar el aparato estatal con todas sus complejidades con ese perfil de personas genera un sinnúmero de preguntas y dudas sobre el resultado que tendrá.
En el frente externo, ya ha quedado claro lo que quiere hacer: usar la estrategia de la extorsión, amenazando inicialmente a los países ‘amigos’ para luego bajar el tono después de haber logrado concesiones y mandar el mensaje de que si esto le hace a los cercanos, lo que pueden esperar los adversarios puede ser mucho peor. Qué saldrá de aquí no se sabe, pero, por el momento, lo que se ha iniciado es una guerra comercial con resultados insospechados. Y ni se diga de sus intenciones expansionistas en Groenlandia, Panamá o Gaza.
En un escenario tan complejo, a nuestro presidente no se le ocurre nada mejor que enfrentarse a Trump, desconociendo lo que ya había aceptado y poniendo al país al borde de una severa crisis, convirtiéndonos en ejemplo para los díscolos. Con esto, destruyó la c
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