Columnistas
Mi nombre es Emilia del Valle
Una novela que invita a pensar sobre cuánto pesa el pasado en nuestra identidad, y cómo la memoria, tanto personal como colectiva, moldea nuestro presente.
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30 de sept de 2025, 03:35 a. m.
Actualizado el 30 de sept de 2025, 03:39 a. m.
‘Mi nombre es Emilia del Valle’ es una novela potente que reúne los rasgos que han hecho famosa a Isabel Allende: mezcla de historia política, personajes femeninos fuertes, exploración de la identidad, y la tensión constante entre lo íntimo y lo social. Pero también logra renovarse, ofreciendo una protagonista —Emilia— que no es solo testigo sino agente, alguien que impone su voz en un mundo que trata de silenciarla.
Emilia es una mujer adelantada a su tiempo: nace fuera de los cánones establecidos, con un padre ausente, pero crece con la influencia de su madre irlandesa y su padrastro, quien sembrará en ella valores como la autonomía y la honestidad intelectual. Se convierte en escritora bajo pseudónimo, trabajará como periodista, corresponsal, enfrentándose a prejuicios de género y al peligro mismo de la guerra. Su viaje no es solo geográfico (de Estados Unidos a Chile), sino interior: descubrimiento de raíces, búsqueda de identidad, afirmación de libertad personal.
Allende se adentra en la Guerra Civil de Chile de 1891, un episodio convulso que enfrenta al presidente Balmaceda con el Congreso. En esta novela, la autora rescata imágenes vívidas del conflicto: los campos de batalla, las cárceles, hospitales de sangre, las consecuencias materiales y humanas de la guerra. Pero, al mismo tiempo, no lo hace solo para recrear la historia: lo hace para mostrar cómo esos momentos extremos puede revelar lo mejor y lo peor de la condición humana, y demandar decisiones morales difíciles.
El hecho de que Emilia tenga que asumir un pseudónimo masculino para publicar sus novelas, o que enfrente discriminación por ser mujer al aspirar a ser corresponsal, subraya lo desigual que era (y en muchos sentidos sigue siendo) el campo literario y periodístico. Allende usa esto no solo como denuncia, sino para mostrar el valor de desafiar esas barreras. Emilia no espera a que las circunstancias la ajusten; las confronta.
De todas maneras, es una novela que invita a pensar sobre cuánto pesa el pasado en nuestra identidad, y cómo la memoria, tanto personal como colectiva, moldea nuestro presente. También deja claro que besar la libertad —ya sea de pensamiento, de creación, de género— exige coraje, sacrificio, y voluntad de no dejarse definir solo por lo que ha sido impuesto.