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Lo más triste es que los supuestos guías religiosos convencen a la gente de que las normas son divinas.

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Gonzalo Gallo
Gonzalo Gallo | Foto: El País

17 de oct de 2025, 01:31 a. m.

Actualizado el 17 de oct de 2025, 01:31 a. m.

El Dios que no existe es ese que manda diluvios o azufre sobre Sodoma y Gomorra.

Ese que coarta con las más de 600 leyes que están el libro bíblico del Levítico,

O en la normativa de los sacerdotes y tenía que seguir un judío practicante. Eso sigue hoy.

Lo más triste es que los supuestos guías religiosos convencen a la gente de que las normas son divinas.

No, son reglas y prohibiciones humanas de las religiones, creadas para controlar.

Las asusta la libertad del amor. Esa que proclamó San Agustín al decir: Ama y haz lo que quieras.

El Dios que no existe, y en el que ojalá no creas, es el de un castigo eterno, algo inverosímil.

Es un desvarío hablar de un dios de amor que crea un infierno eterno para sus hijos.

@gonzalogallog

Conferencista y escritor. Autor de 25 libros, dos de ellos para Mexico. 25 años trabajando medios como prensa, radio y tv. Lleva más de 25 años escribiendo para El País.

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