Columnistas
Ha vuelto
Trump es un gobernante que, al igual que el nazi, pretende ampliar ‘el espacio vital’ de Estados Unidos, ocupando militarmente a Groenlandia y Panamá...

Jorge Restrepo Potes
24 de abr de 2025, 03:22 a. m.
Actualizado el 24 de abr de 2025, 03:22 a. m.
Como la abuela paterna era hija de inglés, en los días de la II Guerra Mundial la familia se reunía con ella a escuchar las noticias que emitía la BBC de Londres sobre el desarrollo del conflicto.
Esa guerra inició el 1 de septiembre de 1939, cuando Adolfo Hitler, canciller del Tercer Reich alemán, invadió a Polonia en llave con la Unión Soviética, con el propósito de repartirse el territorio ocupado. Inglaterra y Francia, que tenían tratado de asistencia recíproca con Varsovia, declararon la guerra a Alemania.
Francia, que consideraba infranqueable su Línea Maginot que levantó en la frontera con Alemania, fue derrotada en el verano de 1940 y firmó rendición incondicional en el mismo vagón en el que había capitulado Alemania en la Guerra Mundial anterior. Ese vagón fue llevado en triunfo a Berlín.
Inglaterra, cuyo primer ministro Neville Chamberlain había caído en el engaño de la paz eterna con Alemania, entregó a Checoeslovaquia a los nazis en 1938. Churchill, su adversario político, dijo que ese acuerdo traería no solo indignidad para su patria, sino también la guerra.
Los ingleses resistieron en solitario dos años, hasta que Estados Unidos se incorporó a la guerra en diciembre de 1941. Algo ayudó a que la loca idea de Hitler de invadir a la Unión Soviética se convirtiera en el más grande error nazi porque los rusos, al igual que lo hicieron con Napoleón, esperaron que el invierno cayera y los alemanes no estaban preparados para esa temperatura de 30 grados bajo cero.
Desde aquellos días lejanos me llamó la atención que un sujeto de bigotico chaplinesco hubiera podido hacerse con el poder en una nación que había producido a Beethoven y a Goethe. Pero lo cierto es que todos los alemanes cayeron rendidos a sus pies.
En el bachillerato leí cuanto libro caía en mis manos sobre el auge y la caída del Nacionalsocialismo, el partido político creado por Hitler que en 1933, con solo el 30 % de los votos, el presidente Paul Hindenburg lo nombró canciller.
Desde la cancillería, Hitler se volvió amo y señor de su país. Las multitudes lo aclamaban histéricas y no creo que haya habido caso similar de un líder que encegueciera a una nación y causara 60 millones de muertos en la guerra que desataría años después. Si Estados Unidos no entra, todo el mundo estaría ahora hablando alemán.
Timur Vermes, escritor alemán, escribió un libro delicioso: ‘Ha vuelto’, en el que imagina que Hitler despierta en un parque de Berlín en 2012. El líder nazi no ve los emblemas de su partido, la calle está llena de extranjeros, y en un puesto de periódicos se entera de que una mujer regordeta, Angela Merkel, es la canciller alemana y líder de Europa. A alguien se le ocurre llevarlo a la televisión convencido de que es un ‘doble’ de Hitler, y alcanza éxito total porque la audiencia crece como espuma, hasta que sus discursos antisemitas revelan su verdadera identidad y lo expulsan de los estudios.
Creo que aquel ‘doble’ de Hitler ha vuelto. Trump es un gobernante que, al igual que el nazi, pretende ampliar ‘el espacio vital’ de Estados Unidos, ocupando militarmente a Groenlandia y Panamá, y venciendo a los demás países del mundo con los aranceles perversos, que afortunadamente le están causando severos problemas a su país.
Hitler ha vuelto. Ahora no se llama Adolfo, sino Donald.
Jorge Restrepo Potes
Abogado con 45 años de ejercicio profesional. Cargos: Alcalde de Tuluá, Senador y representante a la Cámara, Secretario de Gobierno y Secretario de Justicia del Valle. Director SAG del Valle. Columnista de El Pais desde 1977 hasta la fecha.
Regístrate gratis al boletín de noticias El País
Te puede gustar