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En respuesta a Óscar López Pulecio
Probablemente por su profesión debe conocer el interrogatorio que una senadora estadounidense le realizó a la doctora Claudine Gay, expresidenta de Harvard...

27 de jun de 2025, 04:14 a. m.
Actualizado el 27 de jun de 2025, 04:14 a. m.
Que un periodista de ultra izquierda intente intervenir y opinar sobre un conflicto tan antiguo y complejo como el Árabe-Israelí solo aclara y manifiesta su tendenciosidad política, ignorancia histórica, arrogancia profesional y atrevimiento -que en Yiddish se dice jutzpá-. Probablemente por su profesión debe conocer el interrogatorio que una senadora estadounidense le realizó a la doctora Claudine Gay, expresidenta de Harvard, sobre si los llamados al genocidio de los judíos constituía acoso según la política de la institución, y no pudo acopiar la voluntad suficiente para reconocer lo obvio e indebido de su respuesta elusiva y relativa, en vez de un claro sí o no.
Esto le costó el puesto a la doctora Gay y a varias colegas de las más prestigiosas universidades de Estados Unidos.
Este hecho encendió el cuestionamiento que se extendió como un fuego en un bosque seco, acerca de la oleada de antisemitismo en esas prestigiosas casas de enseñanza, probablemente ahí sí, por enormes donaciones de países profundamente antidemocráticos y antisemitas como Qatar y Arabia Saudita, engordados a base de Petro dólares y con intereses non-sanctos (indecentes) en contra del estado de Israel y los judíos.
Decidió el periodista, cómodamente también, ignorar el ataque feroz, cruel e inhumano de octubre 7, donde mataron los gazatíes de Hamás más de 1.200 ciudadanos israelís (incluyendo árabes, beduinos, tailandeses, latinoamericanos) y hasta 70 perros, probablemente por el delito de vivir entre judíos. No respetaron edad, sexo, nacionalidad u otras características. Fue una orgía de maldad pura con violaciones, torturas y crueldad infinita.
Periodos antisemitas hemos vivido los judíos desde tiempos inmemoriales. El Imperio romano en la antigüedad, después de una revuelta judía ante sus atropellos imperiales, conquistó, destruyó y desterró a todos los habitantes de Israel en el año 70 d.C., incluyendo el Gran Templo, y en el año 72 d.C. el último bastión en la fortaleza de Masada. Ver fotografías del Arco del Triunfo en Roma, del Emperador Tito, hijo de Vespasiano, donde se muestran soldados Romanos cargando la Menorá, símbolo de la comunidad judía, como señal de destrucción y esclavitud, 2.000 años después ese imperio desapareció, los judíos tienen hoy un nuevo país y -‘Am Israel Jái’- el pueblo de Israel vive.
Allí inventaron los Romanos, como castigo, llamar a Israel a Palestina -pueblo que nunca existió-. Acusaciones en contra nuestra han habido de todo tipo y en todas las épocas. Desde envenenar los pozos de agua y utilizar sangre de niños cristianos para hacer la matzá en la Edad Media de Europa, hasta intentar dominar el mundo en los protocolos de los sabios de Zion de la Rusia Zarista e infectar a la raza Aria Alemana con nuestra sangre. La creatividad en estas áreas nunca falta y eso es lo que se llamaba antisemitismo hasta hace unos años.
Hoy han inventado ‘desde el río hasta el mar’ y que los judíos son colonialistas, altos, rubios y de ojos claros que deben ser exterminados totalmente -esto sí suena razonable-. Han sido acusados de revolucionarios por los zares y de capitalistas despiadados por Marx y sus seguidores.
En fin, ya no nos sorprende nada. La gran diferencia en el mundo contemporáneo es que tenemos un país propio y sabemos defenderlo, como quedó ampliamente demostrado en los últimos acontecimientos. Que a los judíos los hayan llevado a los campos de concentración a asesinarlos era de esperarse. Que ahora 7 millones de judíos derroten a 1.000 millones de árabes con dólares a borbotones de petróleo -eso sí es inaceptable-. Pero bueno, al final son instrucciones de la ultra izquierda local e internacional que personajes como nuestro periodista deben obedecer. Para la muestra, el rompimiento de relaciones bilaterales de Petro con Israel totalmente injustificado y gratuito.