Juana Acosta
ha dado igualmente muestras de su versatilidad como actriz actuando en series y en películas que han recorrido la historia política reciente
El Festival de Cine de Cartagena de Indias ha concedido dos premios que me tocan el corazón. Ambos son desde luego merecidos El concedido a la payanesa Alejandra Borrero premia toda una vida dedicada a la actuación. Y el concedido a Juana Acosta por su “trayectoria internacional en la industria audiovisual” es el justo reconocimiento a una actriz que, sin ser una luminaria ni menos un sex symbol, ha hecho una carrera en la industria inusitadamente larga y fecunda. Que allí están las 31 películas en las que ha actuado, las 23 series televisivas en las que ha participado, sin contar cinco cortometrajes.
Todo un récord para una actriz de 46 años de edad que inició en el cine en 1998 actuando en la película Golpe de Estado de Sergio Cabrera, el dramaturgo y cineasta que ahora es nuestro embajador en la República Popular China. Poco después se fue a vivir y a trabajar a España, con su madre Marta Lucía Restrepo y con su hermana Valentina, igualmente actriz, y donde completó su formación actoral en la legendaria escuela de actuación dirigida por el argentino Juan Carlos Corazza, cuyas lecciones son una versión porteña de las teorías del ruso Konstantin Stanislavsky.
Es la época en la que conoce al también actor Héctor Alterio, con quien se casaría poco después y con quien tuvo su única hija: Lola Alterio Acosta, hoy de 16 años bien cumplidos. Desde entonces no ha cesado de actuar, sobre todo en España, interviniendo como actriz principal o de reparto en películas, series y telefilmes con una temática de amplio espectro, por calificarla de alguna manera. Ha hecho unas cuantas dedicadas, como no, al mundo de la mafia y el crimen organizado, entre las que destaco las series El cartel de los sapos, centrada en los carteles de Cali y del Valle y Crematorio, basada en la magnífica novela de Rafael Chirbes y dedicada a las mafias que campan en la Costa del Sol de España.
Pero ha dado igualmente muestras de su versatilidad como actriz actuando en series y en películas que han recorrido la historia política reciente, encarnada en figuras como Adolfo Suárez, el político que capitaneó la transición española a la democracia; Carlos, el célebre terrorista venezolano o Yoyes, la militante de ETA ajusticiada por sus propios compañeros. Tampoco han faltado las comedias, como Una hora más en Canarias, en la que actuó junto a Angie Cepeda. En fin, lo dicho: el justo premio a una meritoria carrera.