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“No creo que pase más de un año para que él esté en Chiclayo”, dice profesor que compartió con el papa León XIV
Desde la población peruana donde desarrolló su último obispado, Francisco Calopiña Abanole le contó a El País cómo es el nuevo sucesor de San Pedro.

9 de may de 2025, 03:28 a. m.
Actualizado el 9 de may de 2025, 03:32 a. m.
Francisco Calopiña Abano no se perdona a sí mismo. Durante más de un año estuvo en contacto con el hoy Papa León XIV y no logra encontrar una sola fotografía con él.
Eran los tiempos en que monseñor Robert Francis Prevost fue nombrado obispo de la Diócesis de Chiclayo, ciudad ubicada en el noroeste de Perú, y el actual profesor de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo estaba encargado de la Imagen Corporativa de la institución.
“De repente lo está llamando para que sea su sucesor”, pensó cuando el Papa Francisco lo mandó a llamar a Roma para que entrara al Colegio Cardenalicio. “Pero inmediatamente lo deseché”, dice mientras, a través del WhatsApp, envía una imagen de la confirmación de su hija y agrega: “Su Santidad la confirmó”.

En medio del jolgorio que se apoderó de la universidad y de todo Chiclayo, la población a la que el nuevo Pontífice mencionó durante su primer discurso desde la plaza de San Pedro, Calopiña Abano le contó a El País qué se siente conocer a un Papa.
¿Cuál fue la relación del hoy Papa León XIV con la universidad en la que usted trabaja y en qué época se dio?
Él llegó a Chiclayo por el año 2016, para reemplazar al obispo anterior, que cumplió sus 75 años y se jubiló. En ese momento monseñor Prevost estaba en Chicago, pero antes ya había trabajado muchos años en otra región vecina la nuestra, que es Piura, también en Perú.
¿Y cómo se dio ese nombramiento?
Justamente nos comentaba, con mucha gracia, que, estando en Chicago, un día iba manejando y recibió una llamada y era Francisco, el Papa, así que tuvo que cuadrarse para contestarle. Ahí el Papa le dijo que lo estaba designando a Perú, que si aceptaba venir, y él aceptó. Entonces obtuvo la nacionalidad peruana, porque, a pesar de todo el tiempo que ya había estado acá, algunas décadas, él no la tenía, y, por ley, para ser obispo, hay que tener la nacionalidad peruana.
Entonces la universidad era una más de sus tareas...
Sí, él no estaba permanentemente en la universidad, pero la visitaba cada cierto tiempo. Estaba presente, sobre todo, en los eventos importantes, como la inauguración del año académico, y en las reuniones del consejo directivo.
¿Cómo era su relación con la comunidad universitaria?
Durante esa época se hizo muy querido, la gente lo estimaba mucho por acá. Era una persona que, si lo queremos describir en una palabra, es muy tranquila. Su rostro siempre ha sido así, como lo hemos visto hoy (ayer) al ser presentado como Papa. O sea, nunca lo vi exaltado ni alzando la voz. Más bien tenía tendencia a conciliar, a respetar los puntos de vista y a tratar de encontrar salidas consensuadas.

En el 2023 el Papa Francisco lo llamó a Roma, al Colegio Cardenalicio. ¿Cómo tomaron ustedes esa noticia?
Nos sorprendió un poco, porque nos parecía que había estado muy poco tiempo con nosotros. Pero sí sabíamos que tenían una relación muy cercana. Él siempre hablaba del Papa como una persona que lo conocía de cerca. En ese sentido, no nos sorprendió mucho, pero sí nos pareció muy rápido.
¿Qué otras tareas desempeñaba el hoy Papa como Obispo de Chiclayo?
Como obispo, era el pastor de la Diócesis; tenía que estar pendiente de todas las parroquias y visitar a todos los párrocos, labor que le demandaba mucho tiempo. Le gustaba ir a las zonas más alejadas, que son las más vulnerables y más desvalidas y las menos atendidas por el Estado en este país. Siempre mostraba preocupación por esas situaciones y trataba de llevar ayuda por medio de Cáritas u otras instituciones. Tenía muy presente los temas sociales de la Iglesia.
¿Le sorprendió que adoptara el nombre de León XIV?
Un poco, porque desde el último Papa con ese nombre ya ha pasado mucho tiempo, entonces no nos acordábamos mucho de él. Pero ya revisamos y dimos con el por qué: León XIII, en sus encíclicas, trató temas sociales y era preocupado por la situación de los obreros y decantó las bases para la Doctrina Social de la Iglesia.

¿Alguna vez usted se imaginó que monseñor Prevost podría ser el sucesor del Papa Francisco?
Cuando el Papa lo manda a llamar a Roma para entrar al Colegio Cardenalicio, se me vino un chispazo a la cabeza: ‘de repente lo está llamando para que sea su sucesor’, pero inmediatamente lo deseché. Después apareció en la prensa peruana entre los papables, pero uno decía ‘es porque es peruano’, pero no pensamos que tuviera muchas posibilidades.
¿Usted tuvo oportunidad de despedirse de él cuando se fue al Vaticano?
No, yo estuve cercano a él cuando fui director de I magen Corporativa de la universidad, pero luego regresé tiempo completo a mi tarea de profesor y ya fue más complicado. La última vez que conversé con él nos encontramos en las escaleras eléctricas de un centro comercial. M e comentó que llegaba de una de las diócesis alejadas, la Sierra, y estaba preocupado la situación de allá.
¿Qué se siente conocer al Papa personalmente?
Es una sorpresa mayúscula, una emoción muy grande, porque lo he escuchado hablar en español y mencionar a Chiclayo. Fue realmente algo conmovedor, no lo esperaba, pero nos da una idea de dónde está su corazón, porque él es norteamericano de nacimiento, pero, si fuera norteamericano, hubiera hablado en inglés, pero habló en español y mencionó estas tierras.
¿Cree que visitará Perú pronto?
Yo creo que sí. No creo que pase más de un año para que él esté por acá.
Del tiempo que compartió con el hoy Papa, ¿recuerda alguna anécdota?
Yo estaba exponiendo un informe de la universidad y de los colectivos, pero los empecé a mencionar por su nombre y no como clientes, que es como se suele referirse a ellos. Entonces él interrumpió la exposición para decirme que estaba bien que llamáramos a cada colectivo por su nombre, porque no tenía que predominar la visión económica sino la humanista, considerarlos personas y saber cuáles eran sus problemas y tratar de ayudarles.
¿Cómo era el entonces monseñor como persona?
Fue siempre una persona sencilla. Se vestía siempre con las ropas de sacerdote, de pantalón negro y camisa y su collarín. A veces caminaba por las calles, como una persona normal. Era sereno, tranquilo, de diálogo, más que de confrontación, aunque, cuando una cosa no le parecía, una noticia, sí lo señalaba con todas sus letras.
Chiclayo debe ser toda una fiesta tras conocer la noticia del nuevo Papa...
Sí, sí, la gente está muy contenta. Aquí en la universidad todos estábamos pendientes y, cuando se escuchó la noticia, todo el mundo celebró y todos estamos comentando y preguntando ya cuándo va a venir y qué cosas vamos a hacer para recibirlo. Ya se están haciendo planes, pues estamos seguros de que va a venir.
¿Cómo se imagina que va a hacer su papado, cómo va a ejercerlo?
Bueno, siguiendo lo que he visto de él y la impresión que me dio, creo que va a ser un Papa conciliador, de diálogos, de tender puentes, de tratar de aproximar extremos. Creo que no va a tener una tarea fácil, sino complicada, pero creo que lo va a hacer bien.
¿Está de acuerdo con que, como se dice, va a seguir la línea de Francisco?
No me atrevería a afirmar ni a rechazar eso. Habría que esperar a ver cuáles son sus primeras acciones para poder decir si será una continuación directa o si habrá algo diferente.