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Musk, una motosierra en lo alto del Estado federal
Tras semanas de recortes radicales, el empresario se aparta del Gobierno.

AFP AFP
25 de abr de 2025, 03:56 p. m.
Actualizado el 25 de abr de 2025, 03:57 p. m.
Por Agencia AFP
Con o sin la motosierra que le regaló simbólicamente el presidente argentino, Javier Milei, Elon Musk transformó hasta la médula Estados Unidos en los primeros cien días en la Administración, pero empieza a dar un paso al costado.
Oficialmente es solo un “funcionario especial”. En realidad encabeza una comisión para la eficiencia gubernamental, la famosa Doge, responsable de recortar el gasto y la dotación de personal.
“Probablemente en el próximo mes, mi asignación de tiempo a la Doge disminuirá significativamente”, anunció Musk el pasado martes, tras comunicar los resultados de su compañía de autos eléctricos Tesla en el primer trimestre del año, cuando las ganancias cayeron 71 % respecto al mismo período de 2024.
Nacido en Sudáfrica, solo hay una cosa que el jefe de Tesla, de la red social X y de SpaceX (aeroespacial) no puede permitirse en Estados Unidos: la Casa Blanca.
Pero su apoyo al ahora presidente Donald Trump le valió un premio de consolación: convertirse en una de las figuras más poderosas del país, junto al republicano.
Incluso habló a periodistas en el despacho Oval de la Casa Blanca con su hijo de cuatro años a hombros y no duda en interrogar a los miembros del Gobierno en medio del consejo de gabinete.
Sin temor a la oposición del Congreso o a los recursos legales, el hombre más rico del mundo imprimió a su función la energía de un jefe del sector privado desde que Trump regresó a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero.

Una de sus primeras medidas fue enviar un correo electrónico a 2,3 millones de funcionarios ofreciéndoles una salida amistosa.
Aquellos que eligieron quedarse, ahora deben enviar un correo electrónico semanal detallando cinco cosas que han hecho en la semana.
De un plumazo borró del mapa administraciones enteras, incluida Usaid, la agencia responsable de la ayuda al desarrollo.
De la noche a la mañana, los programas humanitarios se suspendieron, los empleados tuvieron que quedarse en casa y sus colegas expatriados se quedaron sin recursos al otro lado del mundo.
Pero el hombre que aspira a colonizar el planeta Marte lo tiene muy claro. Blandió como una estrella de rock la motosierra que le regaló Milei, experto a su vez en meter tijera a los servicios públicos.
En Doge, sus jóvenes informáticos tomaron los organismos públicos.
No hay más que mirar lo sucedido a la Cfpb, el organismo federal para la protección de los clientes de los bancos, percibido por los trumpistas como un obstáculo para la libertad económica.
El Doge se apoderó del sistema informático, excluyó a los funcionarios de la Cfpb, bloqueó las transacciones financieras y se apoderó de los mensajes de la organización en las redes sociales.
“Descansa en paz, Cfpb”, presumió Elon Musk en la red social X.
Tomó otras instituciones como blanco: todas las que tienen que ver con programas de diversidad, equidad e inclusión, ‘bestias negras’ de la nueva Administración.
Tres meses después, Musk no ha cumplido sus objetivos, pese a sus medidas brutales.
Se empeñó en recortar dos billones de dólares en gastos federales (de un total de siete billones), pero rebajó la cifra a un billón y en abril a 150.000 millones de dólares, una cuantía a tomar con cautela, en vista de los errores acumulados en el sitio web del Doge.

Además, su apoyo a Donald Trump perjudica a sus empresas, especialmente en Europa, donde sus autos eléctricos se venden menos.
Tesla reconoció el pasado martes que “el cambio en las sensibilidades políticas” podría tener “un impacto pronunciado” en las ventas.
Legalmente un “funcionario especial” no puede ser empleado por más de 130 días, lo que significa que se espera que Elon Musk abandone su puesto oficial este verano boreal.
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