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Multitudinaria y emotiva despedida al papa Francisco, el pontífice que transformó la Iglesia
El papa Francisco realizó “innumerables” esfuerzos a favor de los migrantes y refugiados, del Mediterráneo a la frontera entre México y Estados Unidos.

La despedida del Pontífice estuvo marcada por el rigor litúrgico y la emotiva homilía del cardenal Giovanni Battista Re. Este sábado 26 de abril, la Plaza de San Pedro en el Vaticano fue escenario de una ceremonia fúnebre sencilla pero cargada de simbolismo para despedir al papa Francisco.
La liturgia, que comenzó a las 10:00 a. m. en Roma (3:00 a. m. en Colombia), congregó a miles de fieles, dignatarios internacionales, miembros de la realeza y más de 130 delegaciones oficiales, todos reunidos para honrar a “el hombre que revolucionó la Iglesia católica”.

Entre los asistentes destacados estuvieron el presidente estadounidense Donald Trump junto a su esposa Melania, el presidente argentino Javier Milei, los reyes de España, Felipe y Letizia, así como el príncipe William y el primer ministro británico Keir Starmer.
Antes del inicio del funeral, el ataúd del papa Francisco -cerrado desde la tarde el viernes 25- fue llevado desde el interior de la Basílica hasta el centro de la plaza. Coronado con el Evangelio, y tras tres días de cámara ardiente, el féretro fue escoltado solemnemente por la Guardia Suiza, en medio de un impresionante silencio generalizado.
Los 135 cardenales, que próximamente se reunirán en conclave para elegir al nuevo pontífice, participaron en la ceremonia vistiendo túnicas carmesí y el capelo morado, tal como lo establece el protocolo de luto.
Durante los tres días anteriores, miles de personas se acercaron a la Basílica de San Pedro para despedirse del Papa, en una manifestación de cariño que culminó en una misa sencilla pero profundamente emotiva presidida por Re.
El cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio Cardenalicio, encabezó el funeral y abrió la ceremonia diciendo: “Dios pastor eterno de las almas, dirige tu mirada al pueblo que te suplica y has que tu siervo el papa Francisco, que ha presidido con caridad tu Iglesia, comparta con el rebaño que le ha sido confiado, la recompensa prometida a los fieles ministros del evangelio”.

En la misa se escucharon cada uno de los cantos del coro de la Capilla Sixtina, para las fases de las honras fúnebres. Josep Solé Coll volvió a tocar el órgano de la basílica de San Pedro para despedir al santo padre; el organista lo hizo cuando murió Benedicto XVI.
Siguiendo la voluntad y el testamento de Francisco, la ceremonia evitó todo tipo de ostentación.
“Por el difunto papa Francisco, para que el Príncipe de los Pastores, que siempre vive para interceder por nosotros, lo acoja benignamente en su reino de luz y de paz”, se escuchó en las oraciones de los fieles.
Durante la ceremonia, el cardenal Battista dijo: “En esta majestuosa Plaza de San Pedro, donde el papa Francisco ha celebrado tantas veces la eucaristía y presidido grandes encuentros en estos 12 años, estamos reunidos en oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste”.
“Fue un papa en medio de la gente, con el corazón abierto a todos. Fue también un papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia. Innumerables son sus gestos y exhortaciones a favor de los refugiados y desplazados. También fue constante su insistencia en actuar a favor de los pobres”, agregó el cardenal.
“El papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos: Él perdona siempre”, dijo Battista.
Tras estas últimas palabras, toda la plaza estalló en un aplauso conmovedor como tributo al pontífice que dejo una profunda huella en la historia de la Iglesia y el mundo.

Despedida del Papa
Luego de la comunión, y siguiendo la tradición de la Ultima commendactio, se encomendó el alma del papa Francisco a Dios. Durante la Letanía de los Santos, en un gesto particular, la asamblea respondió: “Ora por él (papa Francisco)”, variación inusual en esta parte del rito.
El momento culminante llegó cuando el cardenal Re roció agua bendita sobre el féretro y elevó esta súplica: “Padre clementísimo, confiamos a tu misericordia al papa Francisco, a quien has hecho sucesor de Pedro y pastor de la Iglesia (...) Dale el consuelo de la fe y la fuerza de la esperanza”.
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