BRASIL
Deforestación de Amazonía brasileña cae 61% en primer mes de Lula
La deforestación en la Amazonía brasileña cayó 61% en enero, primer mes de gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en relación con el mismo periodo de 2022, según un reporte oficial publicado este viernes.
La deforestación en la Amazonía brasileña cayó 61% en enero, primer mes de gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en relación con el mismo periodo de 2022, según un reporte oficial publicado este viernes.
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El monitoreo satelital detectó 167 km2 de floresta destruida el mes pasado en la parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo, según datos preliminares del sistema de vigilancia satelital DETER, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe).
El área, equivalente a más de 22.000 campos de fútbol, representa una caída en relación a los 430 km2 de enero de 2022, todavía bajo la administración del exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, de acuerdo con el Inpe.
Bajo la administración de Bolsonaro, un aliado de la agroindustria y negacionista del cambio climático, la deforestación anual promedio en la Amazonía brasileña aumentó 75,5% con respecto a la década anterior.
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La disminución en el área destruida podría ser reflejo de una "reanudación de la agenda de defensa ambiental", dijo la ONG ambientalista WWF-Brasil en una nota, aunque "es prematuro hablar de una reversión de tendencia".
"Es necesario reestructurar con máxima urgencia los planes de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación y de las Quemadas para que Brasil retome su papel de liderazgo ambiental en el escenario internacional", subrayó Frederico Machado, especialista en conservación de WWF-Brasil, que calificó la política del último tiempo como "antiambiental" y "criminal".
Expertos aseguran que la destrucción se debe principalmente al avance de las granjas y los usurpadores de tierras que talan la selva para ganadería y cultivos.
El mandatario izquierdista, de 77 años, que ya gobernó el país entre 2003 y 2010, prometió reiniciar los programas de protección ambiental, luchar por cumplir con la meta de deforestación ilegal cero en 2030 y garantizar que Brasil deje de ser un "paria" en temas climáticos.
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Lula nombró en el Ministerio de Medio Ambiente a Marina Silva, una reconocida ambientalista que estuvo al frente de esa cartera entre 2003 y 2008, cuando Brasil logró disminuir sensiblemente la deforestación.
Cerca de culminar el primer mes de gestión, el 24 de enero pasado, Silva reconoció en una entrevista con la AFP que la realidad ambiental de Brasil es "mucho peor" de lo esperado.
Brasil conversa con algunas potencias occidentales, como Francia, para que aporten recursos y sumen sus esfuerzos al Fondo Amazonía, cuyos principales donantes son Noruega y Alemania.
Además de la lucha contra la deforestación, el gobierno de Lula encara un combate contra otro delitos, como la minería ilegal, con una operación que buscar expulsar a invasores de tierras de la etnia Yanomami, en la mayor reserva indígena del país en la frontera con Venezuela.