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Duplat, cantante que conquistó el oído y la amistad de Andrés Cepeda, habla de la depresión posgira
El músico que tendrá un próximo concierto en Bogotá y que canta a dúo con el maestro de La Voz.

26 de sept de 2025, 02:18 a. m.
Actualizado el 26 de sept de 2025, 02:20 a. m.
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El cantautor y productor bogotano Duplat, reconocido por su innovadora mezcla entre el piano clásico y el pop contemporáneo, anunció su tan esperado concierto el próximo 4 de diciembre en el nuevo Bonfire de Bogotá.
Allí celebrará por todo lo alto el lanzamiento de su próximo álbum y oficializa su título como El Príncipe de Chapinero, un sobrenombre que se ha convertido en símbolo de su identidad artística y conexión con la ciudad.
Duplat se ha posicionado como una de las voces más originales de la nueva escena musical colombiana.
Su álbum Mosaico Pirata (2024) lo consolidó como referente del pop alternativo en el país. Recientemente sus sencillos: Gigantes, Chicas VIP, Déjame Ser y el aclamado sencillo junto a Andrés Cepeda Dulce y Amarga han mostrado la versatilidad de su propuesta, que va desde la introspección nostálgica hasta la crítica social; revelando el lado más visceral y real del artista.
La prensa especializada lo ha descrito como “una de las revelaciones más frescas de la música bogotana” destacando su capacidad para unir lo cotidiano con lo sofisticado, y para conectar con distintas generaciones a través de su honestidad lírica.
El País habló con él de temas trascendentales e íntimos.
¿Qué es lo más dulce y amargo de su vida?
Tengo una relación muy curiosa con mi profesión de la música. Me parece un trabajo soñado, mucha gente sueña con ser cantante y las cosas se me están dando muy bien, pero a la vez conocer las verdaderas dinámicas de la industria musical y las sutilezas y la política que hay detrás de todo es muy aburrido también.
Diría que lo más dulce de mi vida es el oficio del músico, sobre todo en Colombia, pues tiene sus momentos hermosos y mágicos y transcendentales, pero en su cotidianidad es un trabajo que parece más bien de influencer y político que de artista.
¿Experimenta también la soledad del hotel, después de los conciertos? ¿Ese vacío del silencio después de los aplausos?
Sí, hay una soledad después de los conciertos, de los premios, en el hotel, es un poco nostálgico y amargo. Hay una depresión posgira, es algo muy real. Siempre que he tenido unos festivales, giras o shows muy grandes, hay una semana de depresión que le sigue, lograr una meta grande da luego un vacío existencial horrible.
Y aunque es un poquito cliché este tema de que el artista tiene mucha soledad, no es mentira. Estoy en un punto de mi carrera donde están apareciendo muchos conciertos y estoy viajando mucho, pero tampoco estoy puedo viajar con mi novia y mi mamá y mis amigos, sino que me voy solo. Y son experiencias muy agotadoras.
Hay un montón de de facetas muy ocultas de la carrera artística que la gente no ve y no conoce. Y Claro si es verdad que no se la pasa solo en un hotel.
¿Qué pasó después de esos premios musicales en los que se inspiró para crear esa canción Dulce y Amarga?
Fue en mayo, en los Premios Nuestra Tierra, en el Teatro Mayor en Bogotá y de pura coincidencia. Andrés Cepeda también estaba tocando allí. Hay unas presentaciones que hacen. Y ambos ganamos el premio, supongo que a Cepeda ya no le importa ni cinco ganar, pero a mí sí, y me emocionó muchísimo, acordamos cantar una canción juntos. Yo estaba realmente dichoso.
Fue una noche de sueños y luego el remate. Me fui de fiesta y al final terminé peleando con mi novia, medio solo en la calle con mi premio y así nació el tema. Fue un jueves y el viernes escribí la canción. Esta carrera tiene enormes dichas y enormes decepciones, uno está muy solo en los hoteles, pero de repente en un concierto todo el mundo se quiere, ¿no? Con Andrés dijimos que queríamos hacer una canción que tuviera mensaje.
Veníamos hablando de que hay tanta música hoy en día que simplemente la hacen por hacerla y como por chartear y por ganar plata, que no dice literalmente nada. Entonces, estábamos muy claros en que esa canción tenga una tesis, un mensaje, una perspectiva.
¿El sentimiento, el piano, qué más lo unió a Cepeda?
Era importante para los dos encontrar lo que nos unía tanto artística como personalmente. El tema del piano, por supuesto, está hoy fuerte, yo pensé, qué tenemos en común como músicos él y yo, él es conocido por sus baladas o por algunos boleros, yo soy un poquito más rockero, alternativo.
He conocido colaboraciones donde un artista opaca al otro porque sobresale más un estilo. Pero sentí que nuestro punto de encuentro era el piano y esas canciones tempranas de Andrés, en su época de Poligamia, su agrupación, en su faceta más rock. Él estuvo feliz de revivir ese estilo de Poligamia y sus temas que tienen cierta bohemia. Por eso tantas menciones a la noche, al alcohol, a cosas que de pronto la gente no va a entender, pero son cosas cotidianas con las que la gente se identifica.

¿Se rieron mucho mientras jugaban con las letras y la melodía?
Así es. Compartimos un sentido del humor muy similar, tan ácido y tan oscuro. Él tiene un humor muy, muy bueno, eso me conectó mucho a él. Me ha sorprendido lo similar que siento que somos en muchas cosas, sobre todo estos días que compartimos tarima en Medellín. Tuvimos mucho más tiempo de conocernos y me impactó sentir que ese soy yo en 20 años.

¿Seguirá acompañándolo en su gira?
La idea es seguir tocando mucho. Por ahora hay un par de invitaciones muy bonitas de él que todavía no te puedo confirmar porque no son un hecho. pero lo más seguro es que sí podemos tocar este año. Yo por mi parte, tengo un concierto en diciembre y él estará también en Bogotá.
¿Usted es un pianista clásico, cómo llegó a su nueva faceta artística?
Yo vengo del conservatorio, me formé como pianista clásico y esas son unas carreras muy diferentes. Pasa algo muy curioso en mi caso y es que los premios de las convocatorias y los concursos de piano suelen dártelos al año, a los 2 años.
Yo audicioné para un montón de concursos y convocatorias y festivales y justo después de hacer esa audición siento como un pequeño estallido en mi carrera y como cantante y empecé a cantar mucho más.
Yo decidí ver si el público que había construido también se interesaba en escuchar otra música que es la que a mí realmente más me gusta. Y honestamente lo que más oigo es música clásica. No pretendo que la gente le guste también porque es una música diferente, pero he hecho el ejercicio de tocar música clásica y ha sido muy bonito porque se ha atraído a un público muy nuevo muy amplio. El año pasado hice un recital en la Luis Ángel Arango de Bogotá y se llenó el aforo. Es muy bello ver cómo empieza a llegar más gente a esta música. Hace como un mes estuve en Leticia y estuvo lleno hasta el techo. Después estuvimos en Cali y nos fue muy bien, pero lo triste fue que ese día fue el atentado a la Base Aérea.
¿Cuándo descubrió su talento para cantar, si primero fue el piano?
El piano también me llevó a eso. Yo estuve en una época hace unos 5 o 6 años en muchos concursos de piano, competencias internacionales y ese mundo es bastante duro. Hay un montón de gente muy buena. Esto es como una cosa acrobática de circo, ¿no? De quién toca mejor, quién mueve los dos más rápido. Y a mí no me gustaba eso de competir y que solo uno puede ganar, entonces decidí probar otras músicas.
Empecé a escribir canciones, desde los 15 años, saqué las primeras, y poco a poco dio resultados. En Colombia no existe esa figura del pianista cantante. Esa fue mi motivación para decir voy a escribir música siendo pianista y cantante.
¿También hay una conexión musical con Medrano, lo acompaña en su gira por España?
Curiosamente, yo he sentido algo muy particular con mi carrera y es me ha sido muy fácil congeniar con artistas pop que yo nunca imaginé que iban a reparar en mí, tampoco estaban mis planes asociarme con ellos, Lo que sucede es que creo que la nueva generación de artistas, me incluyo, somos un poquito recelosos y complicados para colaborar todos con todos.
Creo que es una mentalidad demasiado competitiva. Es más fácil hacer música y una gira con Andrés Cepeda y con Manuel Medrano, que con cualquier banda bogotana que es 100 veces más pequeña que ellos.
A Medrano lo conocí en la casa de un amigo que tiene un piano, yo estaba tocando una canción para ambientar la fiesta y le gustó lo que toqué. Nos hicimos amigos desde entonces. Hemos escrito ya más de una canción juntos. Él ahorita saca disco donde tuve el placer de poderle producir muchas canciones y coescribimos varias.
Tanto con Medrano como con Cepeda hicimos un verdadero movimiento musical.
¿Qué significó Déjame Ser, su canción?
Yo tengo un espectro musical que abarca cosas un poco más rockeras, más vivas, más enérgicas y cosas un poquito más románticas y más pop. Y mi visión es ser ambos. No la escribí como balada, el estilo mío tiene un poquito más de ese espíritu como adolescente y tal vez rockero e imprudente. Es una canción que refleja mi visión musical. Siento que mucha música hoy en día se piensa como para sonar en radio y para hacer y para que la gente haga TikToks, pero no para tocarla en vivo,
Isabel Peláez. Escribo, luego existo. Relatora de historias, sueños y personajes. Editora de cultura, entretenimiento y edición de contenidos digitales.