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Efecto Coldplay: el caso Byron-Cabot no es solo un episodio viral, es un espejo que muestra los límites entre lo personal y lo profesional
Expertas hablan sobre lo que implica entablar relaciones en el ámbito laboral, más allá de la infidelidad.

27 de jul de 2025, 11:34 a. m.
Actualizado el 27 de jul de 2025, 11:34 a. m.
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Luego del escándalo mundial que supuso la infidelidad del directivo de Astronomer, Andy Byron, con la jefa de recursos humanos de la misma entidad, Kristin Cabot, en medio del concierto de Coldplay en Boston, Estados Unidos, un río de comentarios y pronunciamientos en torno a la infidelidad ha puesto nuevamente el tema sobre la mesa.
Y es que, ante la enorme presión mediática que supuso el caso en el que ambos directivos fueron captados en la Kisscam del evento, mientras permanecían abrazados hasta que ambos se percataron de que estaban siendo filmados, por lo que su reacción fue separarse bruscamente, -ella dando la espalda a la cámara, y él escondiéndose bajo el mostrador del palco que ocupaban-, algo quedó claro para el mundo, cada vez es más común que la tecnología se encargue de dejar al descubierto a los infieles.
Los videos, posteados ya en cientos de perfiles, acumulan miles y miles de comentarios y likes, y ha dado lugar a divertidos memes en torno a la situación, algunos poniendo de manifiesto la gran paradoja de que, una directiva de recursos humanos estuviera haciendo exactamente lo opuesto a lo que promulgaba.

Y es justamente por eso, que el tema va un poco más allá, pues no se trata solo la infidelidad, sino de en dónde comienza a tejerse este lazo afectivo: el trabajo.
Para los expertos, que entre colegas exista cierto grado de cercanía, motivados por las largas jornadas laborales, es ya un tema complejo.
Paula Dávila, psicóloga clínica, explica que, “uno de los factores que hace que se fomente o que sea más fácil que ocurran relaciones dentro del contexto laboral, es que las personas pasan mucho más tiempo en el trabajo que en casa o en otros entornos, por lo que hay vínculos que se dan en ese espacio porque se construye apoyo, complicidad, y un soporte emocional que a veces no se encuentra fuera, pero que sí se empieza a forjar en el trabajo compartiendo tareas y situaciones de estrés a diario”.

Para ella, estas relaciones no solo comprometen la estabilidad emocional de los involucrados, sino que pueden tener un alto costo profesional: “La infidelidad siempre va a ser romper una ética. Tener relaciones en el trabajo a veces está permitido, a veces no, pero incluso cuando lo está, genera retos. Porque se mezclan lo personal y lo profesional, y eso eleva el nivel de dificultad. Estos vínculos pueden terminar afectando la productividad y el desarrollo profesional, por eso es que todos deberían pensarse muy bien el pasar a un terreno donde se está poniendo en riesgo una relación de pareja, un matrimonio, y también cuánto puede costar el tener esa relación. Siempre hay alguien que queda sin empleo, que renuncia, o que no puede manejar la situación. Así que no es un buen negocio desde ningún ángulo”.
Además, señala el costo emocional que muchas veces se subestima: “Los duelos más difíciles de sobrellevar son los silenciosos, los que se hacen por una relación oculta que nunca fue oficial. El dolor está, pero no puede verbalizarse, ni legitimarse. Y en casos como el de Byron y Cabot, a la pérdida personal se le suma una pérdida económica y profesional. Porque hoy las empresas esperan que los valores éticos personales se alineen con los corporativos. Ser descubierto como infiel puede hacer que se te perciba como alguien que tampoco tiene ética profesional, lo que complica seriamente una posible reubicación laboral”.

Por su parte, para la psicóloga Gloria Hurtado, otro matiz es el de las jerarquías y el poder. “Es delicado aceptar relaciones en el interior de las empresas por las jerarquías y roles que están en juego. No por moralidad, sino por las preferencias, celos, amores y odios que contaminan el valor real del trabajo de una persona. La empresa es una estructura de poder, y conquistar al que lo tenga puede convertirse en una estrategia para ascender. Los cables del afecto, el interés y la ambición se enredan, y eso puede desestabilizar una organización”.
Periodista de cultura, entretenimiento y tendencias, experta en edición digital e impreso. Amante de las historias que inspiran. Aprendiz constante.