CONFECCIONES
El llamado de apoyo que pide el sector confecciones al Gobierno
Camilo Rodríguez, presidente de la CCCA, dice que se debe estimular el consumo, por ejemplo, con un IVA diferencial al sector.
Luego de registrar un mal año por la pandemia del covid, el sector de confecciones esperaba una recuperación en este 2021, sin embargo, esta no ha sido tan clara.
Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de Confecciones y Afines, explicó que el paro nacional y, en especial los bloqueos de vías, volvieron a frenar la reactivación. Por eso cree que el Gobierno Nacional debe apoyar este sector, que es intensivo en mano de obra, con medidas especiales como una reforma arancelaria y un IVA diferencial para la producción local.
Este ejecutivo, que lleva 18 meses al frente del gremio, dice que hay una gran oportunidad de generar empleo en este sector, pero que para ello se debe impulsar el consumo, por ejemplo, con campañas regionales de compre la nuestro.
¿Cómo le ha ido al sector de confecciones este año en cuanto a ventas e ingresos?
Lastimosamente las ventas cayeron en el primer trimestre del 2021 42% y hemos tenido una afectación de 72.000 puestos de trabajo.
El 74,2% del sector de confecciones es informal, por eso a veces en los informes del Dane vemos que dentro del sector de manufacturas el que más aportó a la pérdida de empleo fue confecciones. Asimismo, la producción real decreció 33%.
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¿El paro nacional y los bloqueos cómo impactaron al sector?
Los bloqueos a las vías tuvieron un efecto nocivo sobre la producción y la generación de empleo. Estos bloqueos ocasionaron una fractura en la cadena de suministros, muchas de las navieras no querían llegar a Buenaventura ni a diferentes puertos del país. Las materias primas las dejaron tanto en México como en Panamá, lo que incrementó el costo de los insumos, pero lo más preocupante fue que los insumos que habían en el país también se encarecieron.
El valor de algunas telas se incrementaron hasta 318%, esto tuvo que ser absorbido por el confeccionista y por el consumidor final.
También hubo una afectación muy grande para los exportadores, porque subieron los fletes ya que tuvieron que enviar sus pedidos por avión. Los bloqueos tuvieron un efecto más negativo que la misma pandemia porque durante la cuarentena se podía vender, de manera virtual, y se reactivó rápido en su momento. Esto tuvo un efecto perverso en materia de ventas y empleo.
¿Creen que el panorama pudo cambiar para el segundo trimestre del 2021?
Hemos retrocedido en el sector de confecciones unos siete años. La pregunta ahora es qué vamos a hacer. Para afrontarlo le hemos solicitado al Gobierno varias cosas, teniendo en cuenta que la reapertura de algunas actividades económicas no nos garantizará la verdadera reactivación del sector.
¿Cuáles son esas peticiones?
Son varios puntos: Una reforma arancelaria, no solo al producto confeccionado sino a los insumos, especialmente a los hilos.
Hoy en día tenemos hilos con un arancel del 10% y estos no se producen en el país, no se explica uno si los insumos siguen siendo costosos cómo se puede competir.
Lo segundo es el tema de inscripciones mínimas para limitar o contrarrestar el contrabando y lo tercero, es implementar un IVA diferencial para el sector de confecciones para prendas nacionales, que nos reactiven las ventas y que esto se traduzca en nuevos puestos de trabajos.
Este sector es intensivo en mano de obra femenina, por cada 6 mujeres que se contratan se emplea un hombre. Hay una oportunidad de oro para generar a los muchachos oportunidades, pero siempre y cuando haya apoyo del Gobierno para reactivar puestos de trabajo y reactivar el consumo.
El Gobierno Nacional no debe ver aquí un solo un problema sino la gran oportunidad del sector de confecciones de generar el empleo que está necesitando el país.
Pero este año ya se implementó un arancel a las confecciones...
Sí, pero es insuficiente porque sigue siendo más barato producir en Asia que en Colombia.
Por ejemplo, una camisa de hombre de manga larga, producirla en Colombia vale $6.000, mientras en Bangladesh vale $4.500. Con la modificación, se redujo esa diferencia en $1.100, pero aún sigue siendo más barato producir en Asia que en Colombia.
Hay que tener en cuenta que cuando importamos una prenda de vestir, en últimas lo que estamos importando son minutos de mano de obra que se dejan de producir en el país. De ahí la decisión que tenemos que tomar, o generamos empleo en otras latitudes o lo generamos en Colombia.
¿Cómo pueden aportar los gobiernos locales?
Las empresas del Valle han estado muy golpeadas, no solo por el efecto de la pandemia, sino por el coletazo de los bloqueos, pero son empresas resilientes. Creo que hay que hacer campañas agresivas para que la gente consuma el producto hecho en el Valle por parte de la Alcaldía o la Gobernación.
Hemos visto que estas empresas se han visto ahogadas por el pago de impuestos como el predial, con sumas que no corresponden a la realidad. El Gobierno local también debe propiciar esos elementos para que el sector de confecciones a nivel regional sea competitivo.
¿Qué expectativas hay frente a la recuperación del consumo?
Llegamos a tener cifras negativas del 7,8% en el consumo de prendas de vestir. Gran parte de los colombianos asumió como mecanismos de ahorro dejar de comprar prendas y como estaba limitada la vida social se cayó la producción y venta de estos productos. Este año el panorama ha sido mejor, en abril ya el 3,3% del gasto mensual de las familias colombianas se destinó a compras de vestuario y calzado, eso fueron $2 billones. Los caleños invirtieron $122.783 millones en compras de prendas de vestir.
Gran parte de las firmas exportadoras del país están ubicadas en el Valle y sin duda estas tuvieron muchos problemas para cumplir sus contratos internacionales.