Videos filtrados muestran fiesta de disidencias con pólvora, licor y miembros armados; ¿dónde ocurrió?

Un escenario campestre, música a alto volumen y hombres vestidos con prendas militares. Así arranca uno de los videos virales que, desde el fin de semana, circulan en redes sociales y medios nacionales, mostrando una fiesta organizada por el Frente 36 de las disidencias de las Farc en Briceño, Antioquia.

La celebración, que habría tenido lugar en la vereda Gurimán, sector El Hoyo, deja ver a varios miembros del grupo armado consumiendo licor, lanzando pólvora y disfrutando de música en vivo. Un sistema de sonido profesional, instalado especialmente para el evento, ambientó la jornada.

Uno de los momentos más compartidos muestra a un guerrillero interpretando con entusiasmo la canción El guerrillero, del cantante El Charrito Negro, mientras otros a su alrededor acompañan con aplausos, sin ocultar armas ni uniformes.

Las imágenes han generado reacciones inmediatas, no solo por el despliegue logístico de la fiesta, sino por la libertad con la que se mueven los integrantes del grupo, que incluyó la presencia de alias “Primo Gay” comandante del frente y “Guillermino”, su segundo al mando.

De acuerdo con información revelada por medios de comunicación, esta no sería una reunión excepcional. Al parecer, el jefe guerrillero es conocido por promover encuentros similares de forma frecuente, algunos de los cuales se prolongan por varios días.

La afición por las fiestas no es nueva dentro de esta estructura. Según el mismo medio, “Primo Gay” ha sido retirado de eventos anteriores bajo efectos de embriaguez, situación que al parecer se repite en cada celebración.

Aunque la veracidad de los registros no ha sido desmentida, las autoridades locales aún no emiten pronunciamientos oficiales sobre la difusión del material ni sobre la presencia activa del grupo en la zona.

Más allá del contenido festivo, los videos reflejan un escenario preocupante, una facción armada con capacidad logística, movilidad y poder de convocatoria, actuando a plena luz sin enfrentar restricciones visibles del Estado.

Este episodio se suma a las alertas crecientes sobre el control territorial que ejercen las disidencias en varias regiones del país, especialmente en sectores rurales del norte antioqueño, donde la presencia institucional es limitada.

El impacto de estas estructuras no solo se mide por su capacidad de acción armada. En los últimos años, también se ha documentado un alarmante aumento en el reclutamiento de menores, una práctica que sigue creciendo pese a los acuerdos de paz firmados en 2016.

Entre 2021 y 2024, los casos oficiales pasaron de 36 a más de 450 menores reclutados. Sin embargo, analistas coinciden en que el número real podría ser mayor debido al miedo de las familias a denunciar ante las autoridades.

Departamentos como Cauca y Guaviare se han convertido en puntos críticos. Las condiciones geográficas, sumadas a economías ilegales como la minería y el narcotráfico, facilitan el accionar de estos grupos y la incorporación forzada de adolescentes a sus filas.