Colombia
Síndrome de Asia: la enfermedad silenciosa que Angelly Moncayo se niega a callar
Tras ver su vida en riesgo por la condición médica asociada a sus implantes mamarios se dedicó a ayudar a otras mujeres.
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13 de ago de 2025, 10:37 a. m.
Actualizado el 13 de ago de 2025, 10:38 a. m.
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Tras luchar durante años con una salud deteriorada, la actriz y escritora caleña Angelly Moncayo descubrió que tenía síndrome de Asia asociado a sus implantes mamarios, una reacción del sistema inmunológico que produce diferentes síntomas que pueden confundirse con otras patologías.
¿A qué edad se puso los implantes?
La primera vez, los 18 años, porque estaba esperando a cumplir la mayoría de edad para poder tomar esta decisión con respecto a mi cuerpo. Diez años después, me hice un cambio, porque tenía los implantes PIP, que estuvieron asociados a un escándalo, y pasé a texturizados de Allergan, los cuales hoy están vinculados con un tipo de cáncer.
¿Cuándo empezaron los síntomas del síndrome de Asia?
Hoy, que conozco la enfermedad, me he sumergido en esta investigación y he tratado de educarme responsablemente; sé que aparecieron a los pocos años después de haberme implantado la primera vez.

Lo que pasa es que entonces no teníamos información y mucho menos se me iba a ocurrir asociar a los implantes mamarios lo que me empezó a pasar, pero, dos o tres años después, tuve gripas muy fuertes y frecuentes, que duraban mucho tiempo. Yo tenía alergias, pero habían desaparecido; un par de años después de los implantes volvieron y empezaron a empeorar y, con los años, llegó un punto en el que se me empezó a cerrar la tráquea.
Siempre buscaba una excusa a los síntomas, como el trabajo o el estrés, porque uno de los obstáculos más grandes en esta enfermedad es que normalizamos sentirnos mal.
¿Qué le decían los médicos?
Eran síntomas diversos, entonces yo no les encontraba el punto en común y por eso iba a diferentes especialistas, pero los resultados de los exámenes salían bien. Tuve vértigos y, antes de cumplir los 30 años, empecé a sentirme muy cansada, cuando yo siempre he sido una mujer activa y deportista.
En ese momento me diagnosticaron tiroiditis de Hashimoto, una enfermedad autoinmune y, con el paso del tiempo y con la educación que he tenido, me di cuenta de que la silicona es un disruptor endocrino.
La tiroides en ese momento se convirtió en la excusa perfecta para la comunidad médica, porque, cuando se sufre de la tiroides, se afecta todo el sistema y, aunque yo la tenía controlada, siempre que la veían en la historia clínica le echaban la culpa de todo lo que me pasaba.
Angelly Moncayo, actriz y escritora caleña.Quiero enfatizar en que esto no era un tema de exageración, sino que, de verdad, pensaba que iba a perder la vida. Al tener tantos síntomas, todos los días creí que iba a pasar algo conmigo y que nunca nadie iba a saber qué había ocurrido ni por qué.
Esto fue empeorando con los años y esta sintomatología se agravó. Empecé a sufrir de insomnio, vinieron varios edemas (hinchazón) y se me cerró la tráquea. Después llegó el dolor en las articulaciones, problemas a nivel reproductivo y así se iban sumando muchos síntomas.
Estuve en España y les hice un llamado de atención a los médicos: “Oigan, yo siento que algo pasa con mi sistema inmune”. Me hicieron los exámenes y apareció un nivel alterado, los anticuerpos grupos antinucleares, lo que los llevó a pensar en una posible enfermedad autoinmune, pero otros estudios eran normales.

¿Cuál fue su punto de inflexión?
Mi embarazo. En ese momento tuve mucha paz, pero empeoré cuando di a luz a mi hija. Siempre insisto en que ella vino a salvarme la vida y a enseñarme que no es normal sentirse enferma, porque, de otra manera, yo habría seguido igual.
Cuando nació mi hija, mi sistema inmune colapsó y ya no se pudo recuperar. En ese momento se volvió un tema muy serio, porque cada semana iba a diferentes especialistas, me aplicaban inyecciones de la cabeza a los pies y cada vez estaba peor. Por eso llegué al punto de pensar que iba a perder la vida.
¿Cómo supo que padecía este síndrome?
Cuando mi hija tenía 11 meses, yo tenía una larga lista de síntomas y decidí exponer esto en las redes sociales: “Esto del posparto no va muy bien. En lugar de mejorar, voy empeorando”, y puse esa lista de síntomas, de especialistas, y esta comunidad valiente de mujeres me llevó a investigar algo que se llama breast implant illness o la enfermedad del implante mamario, que está asociado al síndrome de Asia.
Los síntomas suelen atribuirse a causas emocionales…
Al hombre normalmente nunca se le dice que lo que está sintiendo es un tema emocional; a las mujeres, sí. El subdiagnóstico, no solo con esta enfermedad, sino con muchas otras, es muy grave y sigue pasando.
Por eso hay que hacer un llamado a la comunidad médica, para que nos escuche y se deje el tema emocional, del que ya estamos cansadas.

Nadie se levanta un día para sentirse enfermo y pensar que estar así es una maravilla, sobre todo nosotras, que hemos pasado por tantos especialistas. A mí nadie me diagnosticó; me diagnostiqué yo misma, basada en la investigación y en esa información que me mandó esta comunidad valiente de mujeres.
¿Entonces tomó la decisión de explantarse?
Sí, yo vivo en Estados Unidos, pero fui a Colombia a visitar al doctor Alan González y le dije: “Me está pasando esto, estoy muy inflamada”, y me dijo que retiráramos las prótesis. Eso fue finalizando el 2019. Yo tenía una cirugía de columna programada para enero del 2020, porque estaba afectada por el peso extra de los implantes y, luego de recuperarme, vendría a Colombia para explantarme, pero llegó el Covid-19. Finalmente, en noviembre de ese año logré ir.

Comunicadora social de la Universidad Santiago de Cali. He sido reportera en temas étnicos, tengo experiencia como periodista comercial y judicial. Disfruto la moda, las tendencias y soy apasionada por la lectura, el café y las buenas historias.
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