CALI
Muertes por accidentes de tránsito, una problemática que sigue sin tener manejo en Cali
El año pasado se registró un incremento del 5,4 % en el número de víctimas fatales en siniestros viales con respecto al 2021. ¿Qué hacer para contrarrestar este flagelo?
La siniestralidad vial en Colombia es una pandemia. En 2022 murieron 7399 personas, 855 más que en 2021, según datos aún sin consolidar de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, ANSV.
Es como si se hubieran caído dos aviones comerciales cada mes durante el año, y Cali y el departamento del Valle han contribuido de forma notable en este crecimiento.
Solo el año pasado, en la capital vallecaucana se presentó un incremento de 16 casos en el número de víctimas fatales en accidentes de tránsito (5,4 % más), pues mientras en el 2021 294 personas perdieron la vida, en el 2022 hubo 310 decesos.
Esto pese a que se registró en la ciudad una disminución en el número total de accidentes. Según el Observatorio de Movilidad de Cali, ocurrieron 9594 colisiones (800 al mes), cifra que representa una reducción del 10,3% frente al 2021. Pero esto no fue suficiente para frenar las muertes en las vías.
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Algunos expertos en movilidad advierten como uno de los factores generadores de este flagelo el aumento en el uso de motocicleta debido a las deficiencias del transporte público. Los motociclistas están entre los actores viales más vulnerables.
Darío Hidalgo, investigador y profesor de Transporte y Logística de la Pontificia Universidad Javeriana, dijo que para enfrentar esta situación, lo más importante es el control de la velocidad excesiva, uno de los principales factores de riesgo.
Muchos tramos de la Calle 5ª, aseguró Paola Cruz, no tienen buena señalización. Esto incide en la accidentalidad de la ciudad.
“Hay que señalizar las vías arterias urbanas a 50 kilómetros por hora y las vías locales a 30 kilómetros por hora de acuerdo con la Ley Julián Esteban”, indicó.
Agregó que en motos es muy importante hacer más exigente el licenciamiento y control de comportamientos riesgosos (velocidad, culebreo, adelantamiento en zonas de prohibidas, paso de semáforo en rojo y pare), el uso de casco de calidad y otros elementos de protección.
Asimismo, tener un sistema antibloqueo de frenos ABS o CBS combinados en las motos.
Un estudio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial evidenció que el 32% de los usuarios de vehículos particulares en Colombia conduce con exceso de velocidad. Pero este mismo indicador es mayor en los motociclistas, pues el 42% de ellos se moviliza con exceso de velocidad.
Sin embargo, no toda la responsabilidad recae sobre estos actores. Paola Sánchez, líder de la Asociación de Clubes de Moteros de Cali, la cual agrupa a más de 90 clubes de la ciudad, aseguró que hay dos causas que repercuten en el aumento de los accidentes: la falta de control por parte de las escuelas de conducción y el estado de las vías.
“Hay escuelas que entregan las licencias sin un seguimiento real a los conductores, que evidencie que estos sí aprendieron sobre la importancia que tiene dicha preparación, pero no solo de motos, sino de todos los demás vehículos”, dijo.
Además, tanto la cantidad de huecos que tiene Cali como los residuos que han quedado de los antiguos taches, instalados en la anterior Administración, hacen que pueda presentarse un accidente ya que, según la líder, algunos son muy difíciles de esquivar. O cuando llueve, por ejemplo, la visibilidad de estos se limita.
La Secretaría de Tránsito, dijo Henry Martín, debe aprovechar la decisión del Gobierno de establecer como límite de velocidad en las ciudades, 50 kilómetros por hora, para disminuir la mortalidad en las vías.
Por otra parte, Mary Bottagisio, directora ejecutiva de la Liga Colombiana de la Lucha contra la Violencia Vial, señala que la gran responsabilidad de lo que está ocurriendo la tiene el Estado, pues es el encargado de pensar y estructurar la movilidad de la ciudad.
“Las calles se deben diseñar para moldear la velocidad de los conductores, para reducirla. Por ejemplo, la recta Cali-Palmira es una vía rectilínea con dos o tres carriles que le están invitando al conductor a acelerar, así las señales indiquen otra cosa. Otro ejemplo está en los colegios, donde pintan unas rayitas peatonales y le ponen al conductor una señal que dice que vaya a 30 km por hora. ¡Pero la pintura no frena la velocidad! Con esto quiero decir que la infraestructura es importantísima para cambiar los hábitos de los conductores”.
De acuerdo con Bottagisio, “no se trata del motociclista ‘kamikaze’, del ciclista ‘loco’ ni el peatón ‘imprudente’ o conductor ‘agresivo’, sino que todo el sistema tiene que estar diseñado para compensar el error humano y para que la gente pueda movilizarse en condiciones de seguridad”, lo que podría hacerse con reductores de velocidad bien demarcados y otros mecanismos.
No hay respeto por las normas
Henry Martín, coordinador de la iniciativa Bloomberg por la Seguridad Vial, expresó que la siniestralidad ha aumentado, en gran medida, debido a la creciente falta de respeto por las normas por parte de motociclistas, taxistas y peatones.
“Desafortunadamente, violar la ley es algo que está enquistado en la sociedad. En Cali si lo hago todos los días se convierte en un derecho adquirido y no debe ser así, por eso la agresión contra los guardas cuando ejercen su labor. Hay una desesperanza muy grande porque por redes e incluso por las emisoras informan dónde los guardas están haciendo controles para poder evadirlos”, sostuvo Martín.
Julio fue el mes con mayor cantidad de víctimas fatales reportadas en 2022. Asimismo, el domingo fue el día con mayor número de fatalidades con un total de 63 casos.
Dijo también que además de la mortalidad, el número de lesionados aumentó en un 10 % el año pasado, es decir que la situación tiende a empeorar. En el 2022, según datos del Observatorio de Movilidad Sostenible y Seguridad Vial, 151 conductores y 28 pasajeros de motocicletas perdieron la vida en siniestros viales.
De igual forma, fallecieron 99 peatones, 22 ciclistas y cinco conductores de vehículos. “Estamos volviendo a cifras del año 2018”, reiteró Martín. Ese año el número de víctimas en eventos de tránsito fue de 353.
Por su parte, Paola Cruz, profesora de la Javeriana de Cali, precisó que la accidentalidad en la capital vallecaucana viene en aumento desde el 2021 en razón a que esta fue una de las ciudades más afectadas en materia de orden público durante el estallido social.
El cuerpo de guardas de tránsito de la ciudad es insuficiente para controlar toda la red vial de Cali.
“El paro impactó particularmente la movilidad, sobre todo en el tema de regulación y control de los dispositivos de tránsito. Hubo demasiado vandalismo a la semaforización y señalización y aún hoy muchas intersecciones no funcionan correctamente”, explicó.
Sin embargo, para Cruz el proceso de actualización semafórica que adelanta la Secretaría de Movilidad permitiría tener un control más efectivo con los dispositivos tecnológicos.
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“Este es un aliado importante y ojalá se implemente lo más pronto posible. Se espera que esta tecnología esté más vigilante a los comportamientos viales y ayude a descongestionar algunas zonas”, explicó la docente.
Pero, agregó Cruz, esto tiene que ir aunado a estrategias robustas de cultura ciudadana, que tengan un efecto real en las cifras de accidentalidad.