Cali
Monseñor Isaías Duarte Cancino: este es el legado del hombre que se la jugó por la paz en Cali
El 16 de marzo se cumplen 23 años de su asesinato. El Banco de Alimentos y la Unicatólica mantienen el espíritu de servicio.

Monseñor Isaías Duarte Cancino fungió como arzobispo de Cali entre los años 1995 y 2002, durante su paso por la Arquidiócesis como máximo representante de la Iglesia Católica en la ciudad fue el encargado de impulsar múltiples acciones e iniciativas en defensa de la libertad de los secuestrados, la dignidad humana y la educación para las poblaciones más vulnerables.
Y 23 años después, el legado de monseñor es tangible en organizaciones como el Banco de Alimentos, la red de Colegios Arquidiocesanos, la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium, Unicatólica, y las múltiples parroquias que crecieron mientras se desempeñó como arzobispo.

Wilson Martínez Guaca fue el encargado de realizar la biografía sobre monseñor. En medio del proceso investigativo sobre su vida y obra, encontró que gran parte de sus acciones estuvieron guiadas por su entrega y servicio para la construcción de paz.
“Él representaba en la región una posibilidad de futuro para todos los sectores históricamente marginados; muchos vieron en monseñor la posibilidad de tener una oportunidad de vida y de educación”, aseguró.
Martínez resaltó que Duarte Cancino tuvo la posibilidad de desarrollar sensibilidad por el sufrimiento de la población, lo cual se tradujo en el impulso de varias iniciativas encaminadas en superar las barreras de la exclusión.
“Monseñor, luego de su formación en Roma, se enfrenta a la realidad social de Colombia, tanto en el Urabá como en Cali, y es ahí donde desarrolla una visión mucho más social de la iglesia”, destacó el biógrafo.
Antes de llegar a la capital vallecaucana, Isaías Duarte Cancino fue obispo de Apartadó, Antioquia, donde se hizo conocido por transformar la vida de cientos de personas gracias a la suma de esfuerzos para la construcción de carreteras y colegios, además de intermediar en los enfrentamientos entre grupos armados.

“En el Urabá la dimensión fue muy grande. Allá la gente lo considera como un mesías porque llegó a un territorio destrozado por la violencia e impulsó procesos para el desarrollo. Incluso, fue el artífice de la desmovilización del EPL en la región. Él hizo que se sentaran a conversar el EPL y las Farc en su momento”, señaló Wilson Martínez Guaca.
A su juicio, el temple y la tenacidad demostrada en Antioquia por monseñor fueron el impulso para que pudiera asumir el liderazgo de la Arquidiócesis de Cali.
“Era capaz de decir: ‘Vamos a construir una iglesia aquí’. Así no tuviera ni un solo peso, la construía. Monseñor decía que Dios le proveería y siempre le proveyó”, apuntó Martínez.
Su labor en Cali
Luego de varios años en el Urabá, el papa Juan Pablo II lo designó en 1995 como arzobispo de Cali, donde se fijó varias metas para ayudar a dignificar la vida de los habitantes de los sectores más marginados de la ciudad.
“Había tres pilares durante la labor eclesial de monseñor: el primero, la defensa por los derechos humanos; el segundo, la educación; el tercero, la comunicación, los cuales sirvieron de guía para las diferentes obras sociales que emprendió”, explicó el padre Efraín Montoya.
El legado de Isaías Duarte Cancino es tangible gracias a iniciativas para satisfacer las necesidades de alimentación y bienestar de los más vulnerables en la ciudad.
“Podemos recordar la labor social de monseñor a través de iniciativas como Samaritanos de la Calle, la Fundación Ser Gente, el Banco de Alimentos de Cali y la Comisión Justicia y Paz, la cual surgió en un momento donde el país se encontraba en esa búsqueda incipiente de la paz”, mencionó el prelado.
Monseñor también es recordado por su firme oposición a la actuación de los grupos armados que secuestraban y arrebataban la vida de decenas de personas en la región.
“Él fue un incansable buscador por la paz. Decía que sin paz no puede haber justicia y sin justicia no puede haber paz. Su mayor deseo era que Cali pudiera progresar y dejara de estar apabullada por los grupos terroristas y destructores de la ciudad”, afirmó el padre Efraín Montoya.
El papel de la educación
“Al llegar monseñor Isaías Duarte Cancino a la Arquidiócesis de Cali, su primer punto en la agenda de trabajo fue la educación. Desde ahí no solo se dedicó a la educación básica, primaria y secundaria, sino que vio la necesidad de formar profesionales en las comunidades que no tenían acceso a estudios superiores”, explicó el presbítero William Antonio Correa, rector de la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium, Unicatólica.
El vehículo que encontró el Arzobispo de Cali en su momento fue un instituto que se dedicaba a la enseñanza de la catequesis, el cual podría ser transformado en una universidad.

“Monseñor estaba preocupado por los jóvenes que se quedaban a mitad de camino y él no quería dejarlos ahí, por el contrario, quería que fueran profesionales. Entonces, había que crear una universidad con reconocimiento del Ministerio y capaz de llegar a todos los sectores populares”, añadió Correa.
Para el rector de Unicatólica, el compromiso se mantiene vigente con la creación de oportunidades para los jóvenes. “La universidad sigue adelante, son casi tres décadas comprometidos con educar a los jóvenes de los sectores más populares de Cali. Hoy estamos apostando por la formación de ciudadanos integrales con ética y humanismo”, aseveró.
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