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Suspensión de Usaid, un reto

La invitación es a hacer más, a reemplazar la angustia por la acción y a continuar trabajando por un futuro más justo y equitativo.

9 de marzo de 2025 Por: Daniela Konietzko
Daniela Konietzko, Presidenta de la Fundación WWB Colombia
Daniela Konietzko, Presidenta de la Fundación WWB Colombia. | Foto: Cortesía Fundación WWB Colombia

La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos, de suspender los fondos de ayuda internacional, ha generado incertidumbre en muchas regiones del mundo, incluyendo a Colombia.

Esta medida, que implica una revisión profunda de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), tendrá consecuencias, cuyo alcance aún no se puede predecir con certeza.

Colombia ha sido uno de los principales receptores de la ayuda de Usaid en la última década, con un total de 14.000 millones de dólares destinados a programas de desarrollo, asistencia humanitaria, seguridad alimentaria y fortalecimiento de la paz, entre otros.

Solamente en 2024, según cifras de Foreign Assistance, de los U$384 millones que envió Estados Unidos a Colombia, el 86 % provenían de Usaid; recursos que contribuyen al desarrollo de iniciativas en diversas regiones del país, hoy en suspenso, frente a su continuidad.

Ante el clima de incertidumbre, desde distintas agremiaciones se hace un llamado a mantener la calma. A convertir la ansiedad en resiliencia; la crisis, en una oportunidad; y a fortalecer la cooperación y la solidaridad, entre las organizaciones sociales y el Estado, para seguir beneficiando a las comunidades, que hoy son atendidas desde el tercer sector, en países como el nuestro.

La suspensión de estos fondos ha generado preocupación en diversos sectores, especialmente entre quienes trabajan en temas como el cambio climático, la equidad de género y la inclusión.

El gobierno colombiano tiene la responsabilidad de asumir las ayudas que antes proporcionaba la agencia estadounidense; buscando nuevas fuentes de cooperación y garantizando la transparencia en el uso de los recursos.

En tanto, cada una de las entidades que aportan al cambio y la transformación social, deben redoblar acciones innovadoras que permitan continuar aportando al cierre de brechas y al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, pactados a 2030.

Es fundamental mantener los valores de la diversidad, la equidad y la inclusión en todos los espacios de decisión, incluyendo las juntas directivas de las empresas.

El liderazgo femenino debe ser promovido en estos espacios, ya que su visión es fundamental para el crecimiento de las organizaciones.

En momentos de adversidad, es fundamental no dejarse vencer por el miedo o la incertidumbre. La invitación es a hacer más, a reemplazar la angustia por la acción y a continuar trabajando por un futuro más justo y equitativo.

El impacto social es posible, incluso en tiempos difíciles. Esta crisis nos exige ser más contundentes y proactivos, en la búsqueda de soluciones que permitan avanzar hacia un desarrollo sostenible e inclusivo.

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