Columnistas
Recuperar el Centro
Hay que buscar alternativas para devolverle a la ciudadanía el espacio público...
Los centros de las ciudades han sido su polo de desarrollo. Es una obviedad, pero por eso son el centro, donde todo empezó y a su alrededor se generó el crecimiento y el progreso de la ciudad. Las ciudades gravitaron hacia él por muchos años; en él se ubican tradicionalmente la Administración Municipal, la iglesia, los bancos y el comercio de mayor relevancia. Había que ir al centro para todo, prácticamente.
El paso del tiempo va desplazando el Centro hacia nuevos puntos de crecimiento de la ciudad y su desplazamiento orgánico o planificado va generando nuevos retos y tensiones. En muchos países el centro se fue quedando atrás, y —¿por qué no decirlo?— fue relegado por otros lugares que se volvieron más atractivos y taquilleros.
Muchas ciudades decidieron revivir sus centros, los volvieron un atractivo turístico, por su belleza arquitectónica; se los devolvieron a los ciudadanos con espacios para caminar, para disfrutar de un café, de un buen bar o un restaurante. Muchos de ellos, con el paso del tiempo y por el flujo de visitantes, turistas o habituales, se transformaron en grandes centros comerciales en medio de la ciudad.
El centro de Cali no es la excepción y tiene unos desafíos propios. Sería absurdo negar que el centro es caótico. El tráfico es imposible, ingresar al centro es duro y eso lo hace poco atractivo al visitante, llámese turista o cliente. Las aglomeraciones de gente son un desafío. Los vendedores ambulantes, que tienen derecho a trabajar, se han tomado el espacio público, lo cual dificulta el tráfico peatonal y vehicular.
Sería imposible negar que en el Centro, especialmente en la noche, se venden drogas, hay prostitución, se vende alcohol adulterado, en Navidad se comercia con pólvora. Los comerciantes y algunos residentes de la zona se quejan de la basura que queda después de la fiesta, algunos sostienen que incluso quedan excrementos y orines en la puerta de sus locales y edificios.
Igualmente, sería inadmisible negar que, a pesar de todos estos problemas tan graves, el Centro tiene el mayor potencial de transformación de la ciudad. Sigue siendo uno de los lugares que más frecuentan los turistas, sigue siendo el lugar donde se mueven vigorosamente el comercio y la economía de la ciudad. Sigue siendo arquitectónicamente bello, tiene un bulevar maravilloso y existe una cultura musical y gastronómica infinita por explotar. Sigue siendo el centro de atracción de la ciudad.
Sin embargo, si Cali quiere ser grande, si quiere retornar al escenario internacional, si quiere seguir avanzando, el Centro debería transformarse.
Recuperar a Cali también pasa por recuperar su centro. Claro, de la mano de todos, pero especialmente de los comerciantes formales; de los residentes de la zona; de los profesionales que tienen oficinas allí; de las entidades públicas nacionales, departamentales y locales que tienen sus sedes en él; de los vendedores informales y de toda la ciudadanía.
Recuperar el Centro puede doler, puede ser incómodo. Hay que buscar alternativas para devolverle a la ciudadanía el espacio público; se va a tener que combatir las ventas ilegales como las drogas, se va a tener que tomar decisiones para mejorar el tráfico y el tránsito de los peatones; nos vamos a tener que ordenar. Ordenar algo que está en caos, molesta y duele.
Entre todos tenemos que encontrar el camino y las diferentes alternativas y soluciones para recuperar el centro. Es tarea de todos; claro, liderados por la administración, pero con diálogo y escucha a la ciudadanía. Recuperar a Cali es tarea de todos.