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No acostumbrarse al pesimismo

En las últimas tres décadas, solo entre 2002 y 2008, durante el gobierno de Uribe, y entre finales de 2009 y 2011, los colombianos expresaron una visión más positiva que negativa

Canciller Claudia Blum
Claudia Blum. | Foto: Cancilleria

29 de jun de 2025, 02:18 a. m.

Actualizado el 29 de jun de 2025, 02:18 a. m.

La encuesta de Invamer realizada entre el 7 y 16 de junio muestra un país que vive sumido en una falta de confianza frente a su futuro. Allí se observa cómo la mayoría de los colombianos (el 71 %) considera que las cosas en el país están empeorando y una minoría (el 16 %) cree que están mejorando.

Desde que Invamer reporta ese resultado (1994) el país ha expresado un pesimismo persistente. Mediciones críticas como la actual, en las que más del 70 % de los encuestados dijo que el país empeoraba, se registraron en tiempos de Samper, en la época de las investigaciones por dineros del narcotráfico en la política, y durante el período de Pastrana cuando se dieron los diálogos frustrados con las Farc y la violencia se extendió por el país.

De igual modo, se cruzó ese umbral de pesimismo en agosto de 2013 durante el paro agrario en el gobierno Santos, y en varios momentos entre 2016 y 2018 en el país polarizado de los acuerdos de paz con las Farc. También se llegó a esos niveles en el gobierno Duque, en tiempos de protestas sociales, pandemia y durante el “estallido social” de 2021 (el pico más negativo registrado en la medición de Invamer).

En las últimas tres décadas, solo entre 2002 y 2008, durante el gobierno de Uribe, y entre finales de 2009 y 2011, los colombianos expresaron una visión más positiva que negativa sobre la situación del país. Colombia recuperó el optimismo en esos años en que mejoró la seguridad, la inversión productiva, el empleo y el desarrollo social, y solo hubo una percepción dividida en 2009, año de crisis económica mundial y nacional, y polarización política interna.

Para entender el pesimismo de hoy, otras preguntas dan información adicional. Desde 2023, la tendencia muestra que el principal problema del país para los colombianos es el orden público (36 %), seguido del tema económico y el funcionamiento del Gobierno. El orden público no había sido la primera preocupación desde el período 2011-2015. Esto se reafirma con otros datos de la encuesta: El 89 % de los colombianos considera que la inseguridad empeora; el 77 % cree que la situación con la guerrilla se deteriora (hace unos meses llegó a 80 %, la percepción más negativa registrada); y el 74 % cree que el narcotráfico está agravándose, precepción que ha crecido desde 2011, justo en los años en que han aumentado la siembra de coca y los grupos criminales de ese negocio.

Esa inquietud por la inseguridad se ratifica cuando se pregunta cuál es el principal problema en las ciudades. El 73 % de los barranquilleros menciona a la inseguridad, las bandas criminales y la extorsión; el 62 % de los bogotanos y el 54,4 % de los caleños mencionan la inseguridad y las bandas criminales; y la inseguridad es el problema más grave para los habitantes de Cartagena (53 %), Bucaramanga (51 %) y Medellín (31,4 %).

La encuesta expresa frustraciones del país. Los colombianos ven que no se cumplieron las promesas de la ‘paz total’ (el 72 % dice que esa política va por mal camino). Y en cuanto al bienestar, si bien el 57 % de las personas dice estar satisfecha con su estándar de vida, todavía un elevado 42 % dice no estarlo. No en vano, se observa también que la encuesta muestra crecientes niveles de percepción negativa en temas sociales como la calidad y cubrimiento de los servicios públicos, la construcción de vivienda popular, y la calidad y cubrimiento de la salud.

Al analizar la medición, nos preguntamos si los sectores políticos están leyendo al país. Mientras se imponen discursos ideologizados y no objetivos, enfocados en aspiraciones de campaña, que dividen a los ciudadanos y debilitan la institucionalidad, pasan a un segundo plano los análisis para construir los consensos que requerimos en la respuesta a la inseguridad y las crisis sociales y económicas que impactan a los colombianos.

Es necesario exigir a los gobernantes, y a quienes aspiran a serlo, que se enfoquen en las soluciones frente a esos problemas y urgencias. Como en otras épocas, el país podría recuperar optimismo sobre su futuro si los líderes actúan con resultados y son capaces de guiar a la Nación y las ciudades con políticas eficaces que nos convoquen a todos para avanzar. Si nos acostumbramos al pesimismo, a la inacción y a la polarización, cerraremos las puertas al desarrollo, la convivencia y el bienestar.

Psicóloga de la Universidad del Valle con Maestría en Ciencia Política de la Universidad Javeriana, Estudios en Negociación de Conflictos, Mediación y Asuntos Internacionales. Columnista, concejal de Cali durante 2 períodos y senadora de la República durante 16 años. Presidenta del Congreso de la República, Ex embajadora de Colombia ante las Naciones Unidas, Ex ministra de Relaciones Exteriores.

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