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Niños asesinos

La estrategia de los mal llamados revolucionarios ha sido el reclutamiento de menores para usarlos como carne de cañón.

Alberto Castro Zawadski
Alberto Castro Zawadski. | Foto: El País.

21 de jun de 2025, 01:30 a. m.

Actualizado el 21 de jun de 2025, 01:31 a. m.

¡Asesinos de niños! Es el grito que con frecuencia se dirige a quienes piden seguridad. En la retorcida moral de ciertas galaxias ideológicas, se refiere a que, cuando el Ejército o la Policía actúan, matan ‘niños’.

Desde hace décadas, la estrategia de los mal llamados revolucionarios ha sido el reclutamiento de menores para usarlos como carne de cañón.

Así ha operado la guerrilla, secuestrando hijos de campesinos e indígenas. Así funcionan las ‘primeras líneas’ en las ciudades, contratando menores. Manipulan mentes jóvenes, inexpertas, con una mezcla de sueños y amenazas.

Con ellos se planean tomas de pueblos, atentados, bloqueos, incendios de buses y bancos. Cuando las fuerzas del orden reaccionan y hay muertes o excesos, se activa el libreto: ‘terrorismo de Estado’, ‘asesinos de niños’ y los uniformados se inmovilizan.

En Cali, es bien conocida la estrategia que destruyó y paralizó la ciudad dos meses. Pero fueron ellos -los que hoy se toman fotos con sus pelos canosos y sus barrigas prominentes- quienes los reclutaron. Ellos los entrenaron, los armaron, los lanzaron al frente y ahora ahogan su culpa con whisky, coca y discursos poéticos incoherentes. Son quienes los involucran en la adrenalina de la violencia, los responsables de su muerte.

El Código de Infancia y Adolescencia de Colombia define que niño es menor de 12 años y adolescente de 12 a 18. Calificar de ‘niño’ a un grandulón de 17 años cuya madurez física le da toda la capacidad para agredir, no solo es equivocado e ilegal, sino que distorsiona la realidad. No tendrá la madurez mental para que sus actos se juzguen como los de un adulto, pero no es un niño.

Igual error se comete al llamar ‘niña’ a una joven de 16 años con madurez biológica, mientras se ignora que ese tratamiento infantilizante contribuye a más de cien mil embarazos adolescentes en Colombia, y quince millones en el mundo.

Los 18.000 menores reclutados por la guerrilla, las ‘primeras líneas’ y los ‘niños sicarios’ que con tanta petulancia justifica y protege el compañero Presidente, invalidan cualquier autoridad moral de quienes los abusan desde la comodidad de sus cargos.

No hay niños asesinos ni asesinos de niños. Hay criminales cobardes instigando a adolescentes en la danza de la muerte. Logran esconderse bajo una ampulosa oratoria gracias a una justicia distraída en el palabrerío.

Médico oftalmólogo, especialista en cirugía vitreoretinal. Docente universitario, fue gestor y director de la Clínica de Oftalmología de Cali y es reconocido como pionero en Colombia en cirugía de catarata con lentes intraoculares y en retinopexia neumática.

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