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Maduro en su apuesta loca

¿Dónde está el cuento de ser dizque ‘socialdemócratas’, liberales, defensores de los derechos humanos? En la mochila de los discursos que el viento se llevó.

7 de agosto de 2024 Por: Poncho Rentería
Poncho Rentería

Así se le venga el mundo encima, Maduro burló la elección presidencial y ha dicho: “Aquí me quedo, yo gané en elecciones limpias”. Ufff, falso y cómico, pero sigue en el sillón presidencial y estará varios años allí.

Atrás tiene Maduro a poderosos protectores con miles de millones para prestarle: China y Rusia que le comprarán hierros, acero y petróleo por muchos años y pagándole con armas y maquinaria industrial.

Hoy le tengo pena, penita, pena a mis colegas que posan de ser “demócratas y defensores de la democracia y las libertades”. Lo siento, ellos están callados y calladas ante los atropellos de Maduro, al triunfante Edmundo González y María Corina Machado.

¿Dónde está el cuento de ser dizque ‘socialdemócratas’, liberales, defensores de los derechos humanos? En la mochila de los discursos que el viento se llevó. ¿Lo más grotesco estos días de Maduro & Cia? Que ordenaron la detención del candidato triunfante y de María Corina.

Los tres maletillas que están dando oxígeno a Maduro son Petro, López Obrador y Lula, el brasileño, al que llama Javier Milei, ‘el dinosaurio de la izquierda’. Ellos tienen rango presidencial, son vanidosos y usan el nacionalismo y la soberanía como arma de combate. Son declarados enemigos de María Corina y admiradores de Maduro, pero se sienten ‘árbitros imparciales’.

Siguen golpeando a los opositores que gritan: “Fuera Maduro”. Europa y Estados Unidos repudian la trampa electoral del dictador Maduro y su camarilla, pero nada más pueden hacer.

Es un esperpento, la defensa que hace Maduro. Tiene mucho de cómica y de folclor que un presidente rete por televisión a puños al multimillonario Elon Musk. Ese es un presidente de opereta.

A Maduro le están ayudando a salir de líos sus compadres Petro, Lula Da Silva y el mexicano López Obrador. Tres ilustres monaguillos. Poco se me parecen al Trío Matamoros el que cantaba: “Mamá, yo quiero saber de dónde son los cantantes”. Punto.

Y voy a los Juegos Olímpicos de París. Les dediqué 99 horas y nunca olvidaré el duelo en tenis del español Alcaraz y el serbio genial Djokovic por la medalla de oro. Ganó, Djokovic. Admirable lo del gimnasta colombiano Ángel Barajas, un corajudo de familia en larga crisis económica, un disciplinado solitario, bravo, campeón. Es una medalla de plata bien ganada. Y para recordar, la magia de los franceses en la inauguración.

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