Editorial
La humanidad está en vilo
Más allá de pretender disminuir o acabar con la amenaza nuclear que pende sobre la Tierra, lo actuado por el Gobierno de Donald Trump tiene el objetivo real de favorecer a su aliado Israel...

23 de jun de 2025, 03:04 a. m.
Actualizado el 23 de jun de 2025, 03:04 a. m.
“La única solución es la paz”. Aunque simple o manido, dirían algunos, tiene razón el Secretario General de Naciones Unidas cuando hace este llamamiento a la comunidad internacional, después de que Estados Unidos atacara tres instalaciones nucleares en Irán.
Desde entonces, el mundo está en vilo ante la posibilidad de que la reacción de Teherán y sus alidos en el Oriente Medio derive en un escalamiento de los que muchos ya llaman la nueva guerra en el planeta.
Por ello, sin desconocer la evidente amenaza que para el futuro de la humanidad implica el desarrollo nuclear por parte de Irán, lo cual se evidencia en el respaldo público que varios mandatarios europeos han expresado a lo actuado por Washington, es momento de que se llame a la prudencia.
En primer lugar, por las posibles represalias que puedan desencadenar tanto Teherán como Rusia, China y los países árabes, cuyos gobiernos, al unísono, han condenado “la violación de la soberanía de Irán” y advertido que “las peligrosas tensiones tendrán repercusiones desastrosas a nivel regional e internacional”.
Esto, porque, para varios de ellos, más allá de pretender disminuir o acabar con la amenaza nuclear que pende sobre la Tierra, lo actuado por el Gobierno de Donald Trump tiene el objetivo real de favorecer a su aliado Israel, lo que lleva la discusión al plano de las viejas diferencias ideológicas y políticas entre Oriente y Occidente y aleja la posibilidad de que se alcance la paz que reclama el líder de la ONU.
La buena noticia es que, al menos en sus comunicados oficiales, casi todos los mandatarios aliados o afines a Teherán han coincido “en llamar a las partes en conflicto, a Israel en particular, para que alcancen un alto el fuego lo antes posible, garanticen la seguridad de los civiles e inicien el diálogo y la negociación”.
Y es allí donde deben concentrarse todos los esfuerzos de la comunidad internacional, porque lo que está en medio de una posible confrontación bélica de grandes proporciones es la vida de millones de personas en los tres países directamente implicados en este último incidente, EE. UU., Irán e Israel, pero también de quienes habitan en el resto del orbe.
Así se debe entender el anuncio de la Casa Blanca exhortando a los estadounidenses en todo el mundo a “extremar la vigilancia” tras sus ataques a las instalaciones nucleares iraníes y las amenazas de represalias proferidas por Teherán, reconociendo la posibilidad de “manifestaciones contra ciudadanos e intereses” de Washington en el extranjero.
La humanidad ya ha sido testigo de hasta dónde puede llegar la confrontación entre las potencias más armadas a nivel nuclear del planeta. La historia y las consecuencias de las dos guerras mundiales están ahí para recordárselo a quienes quieran ignorarlo.
Por eso, allende las consecuencias que a nivel económico traerá este nuevo conflicto para la mayoría de los países, así no estén directamente involucrados en él, lo que procede es agotar los caminos diplomáticos para evitar que se salga de control una confrontación que puede tener consecuencias catastróficas para los habitantes de todo el globo terráqueo.