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Entre la razón y el egocentrismo: Meloni versus Trump

Meloni, por su parte, sostuvo que, si bien hay que controlar las fronteras, se requiere cooperación para el desarrollo de los países a fin de frenar la migración irregular.

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Juan Pablo Liévano, nuevo director de Supersociedades. | Foto: Foto: Colprensa

5 de oct de 2025, 12:47 a. m.

Actualizado el 5 de oct de 2025, 12:47 a. m.

La semana pasada tuvo lugar la Asamblea General de la ONU, en el marco del octogésimo aniversario de su fundación. La organización tiene como propósito fundamental la paz, la seguridad, la cooperación, la protección de los derechos humanos y el desarrollo sostenible. En estos tiempos, parecería que la ONU está destinada a fracasar por su incapacidad de solucionar los problemas internacionales y las guerras. Asimismo, para algunos se ha convertido en un ente paquidérmico y burocrático, que trata de imponer una agenda globalista muchas veces en contra de los intereses de los países miembros. También se ha transformado en un foro de diálogo de sordos, en el cual los líderes emiten sus discursos sin que estos tengan verdadera incidencia.

La realidad es que, a pesar de sus problemas, la ONU es necesaria y ha logrado avances en diferentes aspectos, pero requiere una reingeniería para proyectarse como un verdadero foro de resolución de conflictos, que prevenga guerras y que contribuya a la creación de una agenda racional de desarrollo y prosperidad, con la convergencia de intereses nacionales y globales.

Respecto a los discursos de Giorgia Meloni y Donald Trump, estos oscilaron entre la razón y el egocentrismo. Trump fue el líder del egocentrismo y la grandilocuencia, mientras que Meloni representó la razón y la coherencia.

Podríamos resumir los discursos en cuatro ejes: energía, migración, Palestina y la efectividad de la ONU.

En cuanto a la energía, Trump niega de manera rotunda el cambio climático, afirmando que es un fraude. Meloni, en cambio, señaló que hay que respetar el medio ambiente, pero manteniendo al ser humano en el centro.

Respecto a la migración, Trump indicó que se deben cerrar las fronteras y expulsar a los migrantes. Meloni, por su parte, sostuvo que, si bien hay que controlar las fronteras, se requiere cooperación para el desarrollo de los países a fin de frenar la migración irregular.

Para ambos, la ONU debe reformarse, pues no es efectiva. Para Trump es incompetente y burocrática y defendió la soberanía nacional sobre el multilateralismo. Para Meloni, la reforma debe ser profunda, con el fin de que la ONU sea una entidad menos burocrática, más representativa y ágil; incluso planteó cambios en la toma de decisiones. Ella ve utilidad en el multilateralismo como parte del diálogo constante y mecanismo de resolución de conflictos, aun cuando también defiende el nacionalismo.

En lo relativo a Palestina, Meloni sostuvo que, si bien existía un derecho de Israel a defenderse, condenó su respuesta como desproporcionada. También afirmó que se debe reconocer al Estado palestino, condicionado a la liberación de los rehenes y a la exclusión de Hamás del gobierno. Por otro lado, Trump, sin condenar la respuesta excesiva de Israel, defendió su derecho a actuar militarmente y dijo que reconocer a Palestina era premiar a Hamás, aunque, posteriormente, presentó un plan de paz.

Giorgia Meloni fue grande en la ONU, pues se mostró pragmática y razonable. Entiende los problemas y propuso soluciones. Con su carácter y personalidad, Giorgia Meloni está llenando un vacío de liderazgo a nivel europeo y mundial, con la comunión de intereses nacionales y globales a través del diálogo y el multilateralismo.

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