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El qué y el cómo

De Petro se conocían sus dotes como agitador y sus pésimas condiciones como administrador público, demostradas en su paso por la Alcaldía de Bogotá.

21 de octubre de 2023 Por: Ricardo Villaveces
Ricardo Villaveces
Ricardo Villaveces | Foto: El País

Es verdaderamente lamentable el desperdicio en que, como sociedad, está incurriendo Colombia. En tiempos tan confusos y agitados para el mundo entero, cuando no se puede excluir, ni siquiera, la posibilidad de que se llegue a conflictos de aquellos que se creía haber superado después de la Segunda Guerra Mundial, Colombia, aunque con problemas y dificultades, ha logrado muy importantes avances en todos los frentes.

Niveles de cobertura en salud y educación, infraestructura, tasas de mortalidad, crecimiento de su clase media, etc., etc. En fin, sería un momento que bien aprovechado nos permitiría seguir superando todo lo que nos falta y construir sobre lo construido debería ser el propósito de nuestra sociedad.

Por muchas razones que nos deberían llevar a reflexionar, en las últimas elecciones la opción final fue para dos candidatos que generaban muchas inquietudes, pero que fueron el resultado de un proceso democrático que se respetó fortaleciendo así la institucionalidad.

De Petro se conocían sus dotes como agitador y sus pésimas condiciones como administrador público, demostradas en su paso por la Alcaldía de Bogotá. No eran tan claras sus actitudes y posiciones mesiánicas, ni su obsesión por los grandes escenarios mundiales para presentar en ellos sus incomprensibles peroratas, pero hay algo que reconocer. Sus planteamientos sobre lo que considera se debe hacer son, en gran parte, muy razonables.

Decir que hay que luchar contra el cambio climático, que hay que mejorar el sistema de pensiones o el de salud, que se debe dar atención a las comunidades marginadas y excluidas, son el tipo de planteamientos sobre los que es fácil ponerse de acuerdo. Incluso, con respecto a algunos temas internacionales candentes como el del problema palestino, no es difícil coincidir con su planteamiento de que los palestinos tienen derecho a tener su propio país.

Planteamientos como esos deberían unir al país para avanzar sobre lo que se ha logrado hasta ahora y corregir aquello que no ha funcionado debidamente. Lo que es inconcebible es que, como país, estemos perdiendo estos años por cuenta de las posiciones radicales en cuanto a cómo lograr lo que plantea. Por no apoyarse en los conocedores y en los técnicos, los planteamientos se quedan en posiciones ideológicas sin nexo con la realidad, los anuncios se quedan solo en eso y el seguimiento y la ejecución es lamentable.

Más preocupante aún ver, no solo que está rodeado de gente que no es la adecuada, sino que para él gobernar es mandar mensajes por Twitter (X) y su personalidad lo lleva a esas euforias en las cuales puede mandar cientos de mensajes en un día, como ha ocurrido con el caso de Hamás, que pueden tener todo tipo de contradicciones e incoherencias. Por esta vía, los daños que va a causar al país serán muy graves y, en el mejor de los casos, habremos perdido cuatro años.

En lo local, los caleños tienen la responsabilidad de recuperar su ciudad y la única opción real para sacar a Cali de la crisis en que se encuentra es la de Alejandro Eder.

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