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Aquí entre nos, Presidente
Si no hay pronunciamiento en favor de la consulta de los entes judiciales, dudo mucho que el Registrador Nacional se atreva a organizar la votación que usted fija para el 7 de agosto.

19 de jun de 2025, 02:52 a. m.
Actualizado el 19 de jun de 2025, 02:53 a. m.
Yo soy, señor Presidente, un liberal de la vieja guardia, quien desde que tuvo uso de razón tomó la posta del trapo rojo que me pasó mi padre Federico Restrepo White, líder liberal de Tuluá, cuya promisoria carrera política fue truncada por la violencia, que lo obligó a exiliarse en Ecuador.
He sido desde entonces leal miembro del Partido Liberal, hasta 2018, cuando abandoné sus cuarteles por la perversa movida de César Gaviria Trujillo, quien como director de la colectividad hizo que el partido colaborara en el triunfo de Iván Duque Márquez, representante de la más exquisita derecha.
Entonces me uní al nuevo grupo socialdemócrata que fundó Juan Fernando Cristo con el nombre de ‘En Marcha’, y allí continúo.
Voté por usted, tanto en 2018 como en 2022, por considerar que su programa acogía todos los postulados democráticos y de alto contenido social que informan la filosofía liberal.
Desde el 7 de agosto de 2022 he sido solidario con usted y con su Gobierno, y esa solidaridad me ha causado el alejamiento de personas de mi entorno social y familiar, que me califican de ‘castrochavista’, cuando solo soy un burgués, ni siquiera gentilhombre, como el personaje de Moliere.
He puesto todo mi empeño en ser heraldo de las muchas cosas excelentes que su Gobierno ha ejecutado, y que se demuestran con los índices económicos, y con el rescate de tanta gente necesitada que ha sentido mejoría en sus vidas, y que en usted han encontrado un presidente que pretende ser su tabla de salvación.
A esos buenos logros es que ha debido dedicar sus intervenciones, con menos beligerancia, pues en un país de tantos odios esa constante agitación ahonda las distancias entre los colombianos.
Al recibir el grado de abogado en el Externado juré respetar la Constitución, juramento que he cumplido a cabalidad en todos los altos cargos que he ocupado en las tres ramas del Poder Público.
Por eso no entiendo el conato suyo de convocar a una consulta popular, violatoria de las leyes y de la Carta Política. Si el Senado, en donde fue derrotada la consulta por solo dos votos, cometió fraude o cualquiera otra irregularidad en la sesión del 14 de mayo, el camino correcto era demandar ese acto ante el único tribunal competente, el Consejo de Estado.
Ese ‘decretazo’ no resiste el más somero análisis de un estudiante de Derecho de primer año. La tal excepción de inconstitucionalidad es inaplicable porque gústenos o no lo sucedido en esa Cámara no transgrede ninguna norma de la Constitución de 1991. Y así lo hará saber tanto la Corte Constitucional como el Consejo de Estado, plagado hoy de plurales demandas.
Si no hay pronunciamiento en favor de la consulta de los entes judiciales, dudo mucho que el Registrador Nacional se atreva a organizar la votación que usted fija para el 7 de agosto. Presumo que ese funcionario se negará, alegando también la excepción de inconstitucionalidad del ‘decretazo’.
Y la derecha vislumbra la posibilidad de entronizarse en la Presidencia para hacer lo que ella siempre hace cuando pierde el poder y luego lo recupera.
Desde luego que votaré en 2026 por un candidato o candidata que enarbole el estandarte de la socialdemocracia, como Juan Fernando Cristo, quien por su limpia hoja de vida y sus dotes de estadista puede congregar a la mayoría de los colombianos.
De pronto, Dios mediante, los polvos del universo y el espíritu de Aureliano Buendía, lo hagan cambiar para que los que seguimos creyendo que el cambio es necesario, podamos volver a creer.
Abogado con 45 años de ejercicio profesional. Cargos: Alcalde de Tuluá, Senador y representante a la Cámara, Secretario de Gobierno y Secretario de Justicia del Valle. Director SAG del Valle. Columnista de El Pais desde 1977 hasta la fecha.