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Donald Trump quiere garantías sobre las tierras raras de Ucrania a cambio de ayuda, ¿a qué se refiere?
El republicano quiere incluir las tierras raras en un acuerdo estadounidense de ayuda a Ucrania para la economía del futuro.
Donald Trump afirmó que quiere negociar un “acuerdo” con Ucrania para que ofrezca garantías sobre sus tierras raras, muy utilizadas en electrónica, a cambio de la ayuda estadounidense.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, había planteado esa idea el pasado octubre, como parte de su “plan de victoria” para poner fin a la guerra con Rusia.
“Estamos tratando de encontrar un acuerdo con Ucrania por el que nos garanticen sus tierras raras y otras cosas a cambio de lo que les estamos dando”, declaró el presidente estadounidense a periodistas en el despacho oval de la Casa Blanca.
A la pregunta de un periodista sobre si quiere que Ucrania le entregue los recursos a Estados Unidos, Trump respondió: “Sí, quiero tener seguridad de tierras raras”.
Cuando esbozó su plan en octubre, Zelenski dijo que, en parte, se trata de proteger los recursos naturales de Ucrania, “incluidos los metales críticos por valor de billones de dólares estadounidenses”.
Añadió que exhortará a los aliados occidentales de Kiev a conseguir un “acuerdo especial sobre la protección conjunta de los recursos críticos disponibles en Ucrania y la inversión conjunta y el uso del potencial económico correspondiente”.
Tierras raras y minerales: ¿A qué se refiere Trump?
Hay que precisar que las tierras raras, que Donald Trump quiere incluir en un acuerdo estadounidense de ayuda a Ucrania, son metales estratégicos para la economía del futuro, en particular para las grandes tecnologías de la transición energética.
¿De dónde vienen?
Las tierras raras están compuestas de 17 materias primas como el disprosio, el neodimio o el cerio, descubiertas a finales del siglo XVIII en Suecia.
Aunque sus propiedades son distintas, estos elementos se agruparon bajo un solo nombre porque suelen estar presentes en el mismo suelo.
Una vez se recupera el material de la tierra, se debe someter a un tratamiento de “separación” de los distintos minerales mediante operaciones químicas que a veces implican ácidos.
¿Son tan raras?
En realidad, son bastante abundantes en el planeta.
En un balance de 2024, el Servicio Geológico de Estados Unidos calculaba que había más de 110 millones de toneladas en el mundo.
Más de un tercio de estas reservas están en China, con 44 millones de toneladas. La siguen Vietnam (22), Brasil (21), Rusia (10) e India (7).
“Cuanto más aumenta la demanda por estas materias primas, la gente más las busca y más las encuentra. El problema está más en la relación entre el coste de extracción y el precio del mercado”, analiza John Seaman, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
La demanda seguirá aumentando. Para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, la Unión Europea, por ejemplo, necesitará 26 veces más tierras raras de las que usa en la actualidad, calculó la Universidad KU Leuven para la asociación europea de productores de metales Eurometaux.
¿Qué tienen de particular?
Cada uno de estos minerales tiene su propia utilidad para la industria: el europio para las pantallas de televisión, el cerio para el pulido de vidrio o el lantano para los catalizadores de los motores de combustión.
Pero también pueden encontrarse tierras raras en un dron, una estación eólica, un disco duro, el motor de un coche eléctrico, la lente de un telescopio o en un avión de combate.
“Algunos de estos elementos son más o menos irremplazables, o a costes elevados”, apunta Seaman a la AFP.
Y es que sus propiedades son a veces únicas. Por ejemplo, las cualidades del neodimio y el disprosio los hacen idóneos para fabricar los imanes permanentes de las turbinas eólicas en el mar. Una vez instalados, estos imanes necesitan poco mantenimiento y ofrecen un alto rendimiento que facilita el funcionamiento de estas centrales.
China a la vanguardia
China dispone de una amplia riqueza de base, pero su dominio es “la culminación de una política industrial a largo plazo” y a “la ventaja obtenida por un retraso en la regulación de las industrias extractivas”, afirma Jane Nakano, investigadora en Washington del Centro Internacional de Estudios Estratégicos (CSIS).
A base de años de inversión pública masiva, Pekín ha mantenido una amplia red de refinado de estos materiales, lo que ha llevado a muchos países productores a exportar allí sus minerales.
Además, China dispone de más patentes vinculadas con las tierras raras que el resto del planeta unido, señala Nakano. Este dominio se ha conseguido a costa de un alto perjuicio ambiental.
*Con información de AFP.
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