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Medio ambiente

Barrio de Porto Alegre, Brasil, teme por el invierno; conozca por qué

Las fuertes lluvias que azotaron esa zona de Brasil en mayo de 2024 dejaron casi 200 muertos y medio millón de desplazados.

Una vista de drones del área inundada junto al río Taquari durante las fuertes lluvias en la ciudad de Encantado en Rio Grande do Sul, Brasil, 1 de mayo de 2024.
Zonas de Brasil son cada vez más propensas a inundaciones en épocas de invierno | Foto: REUTERS

Jhon Gamboa

29 de abr de 2025, 03:20 p. m.

Actualizado el 29 de abr de 2025, 03:20 p. m.

Armados con brochas y pinturas donadas, decenas de voluntarios recuperan las derruidas fachadas de un barrio de Porto Alegre, Brasil. Un año después de las devastadoras inundaciones, la solidaridad contrasta con la lentitud de las medidas para proteger la ciudad de una nueva catástrofe.

Las fuertes lluvias que azotaron el sur de ese país suramericano a finales de abril y principios de mayo de 2024 dejaron casi 200 muertos, medio millón de desplazados y una destrucción sin precedentes.

En diez días, llovió el equivalente a tres meses en el rico estado de Rio Grande do Sul.

El calentamiento global, provocado principalmente por la quema de combustibles fósiles, hace que las precipitaciones extremas sean más frecuentes.

La gente camina en una zona inundada junto al río Taquari durante las fuertes lluvias en Encantado, estado de Rio Grande do Sul, Brasil, 2 de mayo de 2024.
La gente camina en una zona inundada junto al río Taquari durante las fuertes lluvias en Encantado, estado de Rio Grande do Sul, Brasil, 2 de mayo de 2024. | Foto: REUTERS

Ciudades vulnerables como Porto Alegre apenas comienzan a preparar su transformación para hacer frente a estos eventos.

La moderna capital del estado, de 1,3 millones de habitantes, está a orillas del lago Guaíba, donde desembocan cuatro ríos que bajan de la sierra del Valle de Taquarí.

El centro, que quedó convertido en canales aptos para barcos, volvió a su movimiento habitual, con su tráfico y comercio. Pero su fragilidad sigue latente.

A finales de marzo, la urbe sucumbió de nuevo a una tormenta: avenidas anegadas, árboles caídos, cortes de energía. Las autoridades pidieron no desplazarse.

“Ahora la lluvia trae miedo, inseguridad”, dice Jotape Pax, el artista urbano detrás de las brigadas de voluntarios que ya han pintado 250 casas y aspiran a llegar a las 2000.

El activista, de 41 años, asegura que estas movilizaciones para mejorar la cara de los barrios afectados generan “sentido de comunidad y resiliencia”.

La ciudad cuenta desde los años 1960 con una barrera de protección contra las crecidas, con muros y diques. Pero, cuando llegó el diluvio en 2024, los muros tenían fisuras y eran reforzados con sacos de arena, sostiene Mima Feltrin, especialista en inundaciones de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.

De 23 bombas de drenaje de agua, 19 fallaron. Un año después, solo dos han sido renovadas, apunta la urbanista.

“Es muy preocupante, porque lo que hemos visto son sobre todo medidas de emergencia”, dice, mientras hay “una gran laguna” en planeamiento e infraestructura.

Fotos de la semana 21 mayo
Ciudades costeras son las principales afectadas por la creciente en los niveles del mar. | Foto: AP

Un estudio del Instituto de Investigaciones Hidráulicas de la Universidad Federal de Río Grande del Sur concluyó en diciembre pasado que muchas muertes se podrían haber evitado con un sistema de alertas eficiente y la evacuación anticipada de áreas de riesgo.

El ayuntamiento de Porto Alegre es objeto de una demanda colectiva millonaria. Se le acusa de “omisiones” que llevaron a fallas del sistema de protección, según el Ministerio Público del estado.

Pero el alcalde Sebastiao Melo dice que ha avanzado en un plan de acción climática que presentará “este año” al Legislativo local.

El proyecto contempla la creación de una sala de monitoreo e infraestructura para avanzar en la capacidad de alertas tempranas. También el refuerzo de los diques existentes y construcción de nuevas barreras.

Algunas medidas ya están siendo implementadas, como mejoras del drenaje urbano, asegura Melo, que fue reelecto en el cargo meses después de la catástrofe.

Entre tanto, vecinos y asociaciones se unieron, sin esperar a las autoridades.

“Aquí todos estamos en el mismo barco y nos ayudamos”, asegura Nadja Melo, dueña de Gambrinus, el restaurante más antiguo del Mercado Público, en cuya entrada una placa recuerda la altura que alcanzó el agua en las inundaciones de 2024.

Las imágenes de este edificio histórico hundido en aguas marrones recorrieron el mundo. Hoy, este emblema de Porto Alegre se muestra animado nuevamente, gracias a la ayuda de clientes, amigos y familiares.

Algunos cambios, como estructuras y mobiliario de acero inoxidable en lugar de madera, muestran que hay lecciones aprendidas.

“Con el cambio climático, esto va a ocurrir cada vez más. Nos asusta mucho, pero trabajamos para estar mejor preparados”, dice Nadja Melo.

Adaptarse también puede resultar un desafío existencial. En el barrio de Sarandí, uno de los más castigados, decenas de familias recibieron la orden de irse. Sus casas están en zona de riesgo y entorpecen las obras de mejoras del dique.

Erosión costera en Juanchaco, Buenaventura.
La erosión costera es un fenómeno cada vez más presente en algunas partes del mundo. Aquí un ejemplo de Colombia, en Juanchaco, Buenaventura. | Foto: Gobernación del Valle

Es el caso de Claudir Poli, un exobrero de 42 años que tiene prótesis en sus piernas y se mueve con muletas. Debe dejar su precaria vivienda, en la que vive con su esposa y sus tres hijos pequeños. Pero dice que los fondos de ayuda son insuficientes y el proceso de compra de una nueva casa es engorroso.

“Entiendo que es necesario salir para proteger el barrio y muchas vidas” en una futura inundación, afirma mientras observa las montañas de escombros de las casas ya demolidas. “Pero es muy difícil recomenzar”.

Feltrin propone renovar el sistema de contención ante inundaciones, sumando soluciones aplicadas exitosamente en Nueva York y Países Bajos.

“Es importante tener compuertas, pero también parques diseñados para absorber el agua”, ejemplifica la investigadora.

*Con información de Agencia AFP

Jhon Gamboa

Comunicador Social y Periodista con sensibilidad por las artes, las humanidades y la cultura. Con larga experiencia en la cobertura de la realidad social, tanto regional como nacional. Interesado en cubrir fenómenos de medioambiente, posconflicto y DD.HH.

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