Andrés Felipe Castañeda, el vallecaucano que lleva cinco meses detenido en El Salvador y de quien no se tienen noticias

Hoy se están cumpliendo 159 días desde la última llamada de Andrés Felipe Castañeda a su familia. El 7 de diciembre, aproximadamente a las 9:00 a.m., le dijo a su esposa que iba a seguir buscando trabajo en El Salvador, que la amaba a ella, a sus dos pequeños hijos y que en un par de horas hablaban de nuevo. Nunca volvió a sonar el teléfono y su voz no se ha vuelto a escuchar.

Andrés Felipe Castañeda es un vallecaucano de 31 años, nació en Cartago y el pasado 15 de noviembre de 2022 viajó a El Salvador en busca de un mejor futuro y con la promesa de reencontrarse en el exterior con su esposa, Alejandra Muñoz, y sus dos hijos de 4 y 1 año que se quedaron en Colombia.

Pero el 7 de diciembre pasado esa esperanza de un mejor futuro lejos de casa se convirtió en incertidumbre debido a que, según relatan sus familiares, Andrés Felipe fue detenido por la Policía de El Salvador sin ninguna razón.

“Estaba en un restaurante, las autoridades realizaron una redada y se lo llevaron preso sin ningún motivo”, dice Alejandra, esposa desde hace seis años de Andrés.

Antes del viaje a esa pequeña nación de América Central Andrés trabajó durante tres años en una empresa de mensajería. Además, en algunas oportunidades estuvo a cargo de un negocio de pólvora que su familia tiene en Cartago, Valle.

“Nosotros ya habíamos estado en Ecuador hace cuatro años. Visitando ese país uno empieza a pensar diferente y se motiva porque ve que allá la economía es en dólares y el dinero rinde más. Además, es claro que en Colombia la situación está compleja, motivo por el cual él dijo que había que buscar mejores oportunidades”, recordó Alejandra.

La joven explicó que la idea de su esposo siempre fue irse para otro país, pero se decidió por El Salvador porque un amigo que se encontraba allá le dijo que le estaba yendo bien. La idea siempre fue tener un mejor futuro y conseguir cosas que quizás acá en Colombia, con un salario mínimo, no puede conseguir. “Siempre quiso ir a un país donde se ganara en dólares porque la plata de allá se multiplica acá”.

La familia cuenta que los primeros días de Andrés en San Salvador (capital de El Salvador) fueron buenos y estaba muy motivado, a pesar de que no había conseguido trabajo. “Estaba dispuesto a trabajar en lo que le resultara”, dicen.

“En esos 20 días yo lo noté muy motivado y emocionado. Eso sí, me decía que le daba algo de temor porque la relación con los extranjeros es muy difícil y más si es colombiano, pues creen que viene a vender droga o es ladrón. Inclusive, me alcanzó a contar que lo paró mucho la Policía para comprobar si tenía su pasaporte en regla, al ver que todo era legal no le decían nada y lo dejaban ir. Además, no tenía tatuajes”, sostiene la mujer.

Andrés una vez le contó a su esposa que había zonas militarizadas y que en un día lo pararon hasta tres veces para solicitarle los documentos y revisar que no tuviera tatuajes.

¿Cómo ocurrió la detención?

“Andrés salió en moto con su amigo a seguir buscando una oferta laboral. Me dijo que en un momento me volvían a llamar y eso ocurrió a las 9:00 a.m. Al mediodía lo llamé y no me contestó, por lo que pensé que se le había descargado el celular ya que estaba en la calle. Sin embargo, en la noche volví y lo llamé y tampoco obtuve respuesta, por lo que se me ocurrió que había botado el celular. La situación me empezó a preocupar cuando al día siguiente tampoco me pude comunicar con él”, cuenta Alejandra.

Solo una semana después la mujer obtuvo noticias sobre su pareja y fue el amigo de su esposo quien se las dio: “Me contó que el 7 de diciembre estaban en un restaurante e hicieron una redada. Se llevaron a muchas personas y en ese grupo estaba mi esposo. La Policía le dijo que se lo llevaba por pandillero”.

Ante esta situación la mujer le pidió al consulado de Colombia en El Salvador que le informara sobre Andrés y le confirmaron que estaba detenido en la cárcel de Ilopango esperando un juicio. Esa información la recibió en diciembre del año pasado. “Hace un mes volví a hablar con la Cancillería y me dijeron que no tenían noticias nuevas de Andrés “, cuenta.

La información que tiene Alejandra es que a su pareja lo están acusando de pertenecer a agrupaciones ilícitas y desde el día de su detención no ha tenido ni un mensaje, tampoco una carta y menos una llamada de él.

La única noticia que tiene le llegó por medio de José Antonio Potes, otro colombiano que estuvo preso en El Salvador y que el mes pasado fue liberado y compartió celda con Andrés. “Me dijo que estaba bien y acuerpado porque lo único que pueden hacer en prisión es ejercicio”.

“Yo sé que el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y el de Colombia no se llevan bien, pero a las autoridades les digo que se pongan la mano en el corazón y nos ayuden. Ya son cinco meses de desespero y mis hijos todos los días preguntan dónde está su papá. La mamá de Andrés todos los días llora y entre más pasa el tiempo más nos preocupamos. Ojalá pudiera escucharlo así sea por una llamada porque sé que él es inocente”, suplicó Alejandra.