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“Mi libro más extraño”: ‘Vírgenes y toxicómanos’, la nueva obra de Mario Mendoza, será presentada en la Feria del Libro de Bogotá
En más de 245 páginas, el escritor de obras como ‘Satanás’ o ‘La melancolía de los feos’, se sumerge en el mundo de los discapacitados, usualmente discriminados.

l escritor Mario Mendoza Zambrano ha sido la estrella de las últimas ediciones de la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FilBo), con presentaciones ante miles de asistentes, en el auditorio principal de Corferias. Ha sido, además, protagonista de más de siete jornadas de firmas de libros en las que convoca a sus más fieles lectores quienes, pacientemente, hacen extensas filas que pueden durar horas, sin importar el intenso calor o las lluvias que suelen azotar a Bogotá.
Y la próxima edición de la FilBo, que irá del 25 de abril al 11 de mayo, no será la excepción. El autor bogotano llegará con su extensa producción literaria, su trabajo en el campo gráfico y su nueva novela: ‘Los Vagabundos de Dios’.
Pero, además, Mendoza acaba de lanzar ‘Vírgenes y toxicómanos’, donde el autor bogotano muestra que hay muchos mundos, muchos estados en donde todos estamos en tránsito, “nada aparece de la nada y nada desaparece del todo”.
En más de 245 páginas, el escritor de obras como ‘Satanás’ o ‘La melancolía de los feos’, se sumerge en el mundo de los discapacitados, usualmente discriminados, poco entendidos por la sociedad y mucho menos entendidos.

Anton Echeverry es un padre ejemplar y activista de los derechos humanos que pierde a su padre en extrañas circunstancias y lo único que detiene su caída al vacío es su hijo Martín, brillante estudiante que quedó discapacitado tras un accidente.
Martín cuenta con un mejor amigo que anda en muletas por la poliomelitis y por su condición y el trato de la sociedad en torno a la discapacidad, se autodenominan “la tristeza de Dios”, algo que impacta a Anton quien busca la manera de cambiar esa realidad para su hijo y fiel amigo.
“Lo primero que tengo son dos personajes discapacitados. La discapacidad es algo curioso y extraño porque uno tiene que pensarse de ese modo para poder entender esos personajes. Aunque yo había sufrido dos accidentes muy fuertes y un tercero después que me deja prácticamente la sensibilidad de la pierna izquierda perdida, estoy lejos de entender lo que es convivir con una discapacidad de fondo, y en esta novela son dos personajes a los que intento comprender”, comenta Mendoza.
En ese recorrido tomó notas, investigó y se encontró con personas que viven ese día a día, afrontando el vivir en ciudades que no están hechas para los discapacitados.
Discapacidad no riñe con deseo
“La gran revelación estuvo en un documental de Netflix ‘Crip Cam’, que cuenta la historia por los derechos civiles y constitucionales de los discapacitados durante la década de los sesenta”, cuenta Mendoza.
“Iba a enfrentar esta novela y no sabía esta historia con ese movimiento de contracultura muy poderoso que se opone al establecimiento norteamericano y sale a las calles a protestar. Todo originado en un campamento hippie que decide acoger a los discapacitados en su campamento, donde son tratados de igual a igual en medio de todo el ambiente de amor y paz”, continúa el autor.

En ‘Vírgenes y toxicómanos’, Mendoza se encuentra con otros de los aspectos ignorados socialmente en torno a la población discapacitada, y es la mecánica del deseo entre ellos.
“Si yo tengo algún tipo de discapacidad, la gente de inmediato piensa que no tengo la capacidad de desear, que la persona es como una especie de robot, que no sueña con una caricia, con lo sexual, con la ternura, y no, resulta que ellos van confesando lentamente lo que significa encontrarse con otros de condición igual, empezar a socializar y a desearse, jugar a darse besitos detrás del árbol, escribirse noticas de amor y confesar que toda la noche estuvo pensando en él o ella”, explica.
Es el afecto, la ternura y la empatía lo que genera uno de los movimientos más inquietantes que la gente desconoce por completo, presionados por el FBI, y se encuentra con el apoyo de unos hombres afro, ‘Los panteras negras’, de Malcom X, esa fracción de choque político armado y que llegan a ayudar, quienes ven en los discapacitados su misma lucha. “Yo entendí bien a los personajes de Martín y Matías gracias a todo esto”.
A todo esto, Mendoza fue más allá e indagó sobre el significado de ser virgen teniendo una discapacidad.
En masculino
Según el autor, “uno siempre piensa el término virgen en femenino, por toda la connotación de las vírgenes y la peregrinación, pero en el caso de la novela está acuñada a la masculino, refiriéndose a los dos protagonistas que son vírgenes y se la pasan fumando todo el tiempo, en ese momento en que se reconocen como ‘Vírgenes y Toxicómanos’ y afirman que nadie se va a querer acostar con ellos. Es ahí, en medio de la nostalgia y la melancolía, que la novela se abre hacia otra línea narrativa”.
En su obra, asimismo, hay un fuerte interés por pensar el cuerpo disfuncional, “tras la novela y toda la investigación, ahora estoy pendiente de las rampas todo el tiempo, que es una cosa tan elemental, pero a la vez, tan significativa”.

“Tenemos una definición de lo real muy estrecha”
“Lo que yo quería era construir un relato en donde lo real se ensanchara, donde lo que uno considera real fuera revisado. La mayoría de las veces tenemos una definición de lo real muy estrecha, que viene a partir de los sentidos, de lo que huelo, lo que escucho, lo que palpo, veo o escucho, y lo que está más allá, nos cuesta mucho trabajo. Sin embargo, la historia de la civilización y la historia de la cultura, es la de una realidad ensanchada y hemos venido perdiendo ese ensanchamiento, cada ve más nos venimos reduciendo, y lo real de una persona de la edad media, es muy distinto de una persona del siglo XXI”, argumenta.
Entonces aparecen en la obra los movimientos del siglo XX que volvió a abrir lo real, porque se dio cuenta que el cientificismo, el materialismo y la revolución industrial le habían reducido ese concepto. Eso lo hizo el movimiento surrealista, que propone la suprarrealidad de la que viene Freud.
La historia de ‘Vírgenes y Toxicómanos’, concluye, es “la de un parto mental de cuatro chicos que se encuentran y deciden nacer, al darse cuenta de que están muertos por dentro. Es esa sensación que uno tiene con mucha gente, que viven en Zombieland, atrapados en el celular, adictos a las pantallas y no salen de sí mismos”.
En frases
“Vírgenes y toxicómanos’ es el libro más raro y extraño al que me he enfrentado”.
“Desde la pandemia venimos sintiendo que estamos ingresando en una realidad rara, extraña, cruzamos un punto de no retorno y me parece que lo más grave ha sido una pandemia dentro de la pandemia que no estaba detectada: la salud mental”.
“La crisis emocional y psicológica es uno de los ejes que atraviesa mi novela, mostrando personajes que se sienten extraviados, ansiosos y melancólicos”.
Con información de Colprensa
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