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Retratos de Petronio
Heriberto García. | Foto: Fotos: Jorge Idárraga. Retratos de Petronio | Foto: Foto: Fotos: Jorge Idárraga. Retratos de Petronio

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Jorge Idárraga es el retratista del Petronio Álvarez: lleva 600 fotografías y va contando

El fotógrafo del festival de música afro más importante de América Latina.

14 de agosto de 2024 Por: Redacción El País

Heriberto García (el de la foto principal) le enseña a la cámara una hilera de dientes y los surcos y líneas que enmarcan su sonrisa y su mirada, mientras las palmas de sus manos danzan sobre el “tamborito”.

El fotógrafo Jorge Idárraga conversa con este músico, mientras alista la cámara con la que quiere inmortalizarlo en sus Retratos de Petronio, un proyecto que en el 2025 cumplirá 10 años.

“Soy del municipio de Nuquí, Chocó. Mi grupo se llama Tamborito de Nuquí”, empieza contando el participante del Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez. “Tengo 69 años, ya estoy muerto —bromea—. Le doy gracias a Dios que me trajo hasta aquí. Cuando yo nací, conocí el ritmo del tamborito bailado por unos viejos y por nuestros padres. Pero como en ese entonces nadie investigaba nada, la gente no sabe por dónde se originó, si fue por Panamá, Juradó o Nuquí. Yo construyo y toco la timba, el timbal, la maraca. Hago trabajos varios: pesca, agricultura, carpintería. Cuando era agricultor sembré mucho plátano, maíz, arroz, aguacate, chontaduro, pero cuando fumigaron la marihuana con avioneta, eso acabó con todo. Nos perjudicaron a todos. Todas las fincas se fueron muriendo, los árboles. En mi tierra no hay aguacate, ni chontaduro, todo se acabó”, relató este hombre ante la cámara en el año 2018.

Detrás de la lente está Jorge Idárraga, el llamado Retratista del Petronio, con su propia historia: “Yo nací en un pueblito del Norte del Valle, pero mi mamá me llevó a Buenaventura a los dos o tres años, y crecí inmerso en la cultura afrodescendiente del Pacífico colombiano”. Su recuerdo más vívido es en la escuela Antonio Nariño, viendo a Hugo Montenegro, poeta y narrador del Puerto, mientras declama una poesía. Desde aquel instante Jorge se sumergió en la cultura afrodescendiente. Así, de forma natural, al tomar una cámara entre sus manos, empezó a captar toda la fuerza cultural de su gente, en el Festival de Música del Pacífico.

Lleva la cuenta de cerca de 600 personas que ha retratado durante nueve años —menos en pandemia—. Así fue atesorando postales que fue guardando en bellas cajitas de madera, cada una con 24 personajes. Este año, en el estand número 14 del Pabellón de Estética, de la Unidad Deportiva Alberto Galindo, el público puede hallar los Retratos del Petronio.

De él surgió la idea de hacer los Retratos de Petronio, a partir del año 2015. “Este proyecto me lo plantee a cinco años, en este momento me lo planteo a 10 años. Este documento del festival de música afro más importante de América Latina es una memoria visual, donde quedan registrados los rostros, colores, los atuendos, los maquillajes, los tocados, los elementos de la vida cotidiana, los instrumentos musicales. Y en video quedan registrados sus acervos, sus historias, sus gestos”. Su sueño es reunir 180 de sus retratos en un libro, de gran formato, donde se cuente la historia de estos personajes, cuya esencia capturó con su cámara.

Nota: El Petronio, que va de hoy al 19 de agosto, se podrá ver, de miércoles a domingo, en Telepacífico, de 6:00 p. m. a 12:00 p. m, y www.telepacifico.com

Sofía Angulo Panameño.
Sofía Angulo Panameño. | Foto: Fotos: Jorge Idárraga. Retratos de Petronio

Sofía Angulo Panameño

“Yo soy nacida y criada en Buenaventura, del barrio Olímpico, el mejor. Mis padres son del Río Naya, soy de ascendencia nayera. La agrupación se llama Tamafrí, que traduce tambores africanos. Soy cantadora y toco el guasá.

Cuando no estoy cantando soy docente. Cuando no, estoy lidiando con los niños en la Institución Educativa Vasco Núñez de Balboa, de la sede Sagrado Corazón de María.

Estoy también en el coro de la iglesia La Milagrosa, en el barrio El Cristal, donde el padre Oscar Dennis Torres”.

Retrato de Petronio realizado por el fotógrafo Jorge Idárraga en el año 2017.

Venancio Mina León.
Venancio Mina León. | Foto: Fotos: Jorge Idárraga. Retratos de Petronio

Venancio Mina León

“Tengo 61 años. Mis padres y abuelos todos somos nativos del municipio de Buenos Aires, Cauca, unos de la vereda Santa Catalina y otros del corregimiento de Palo Blanco. Aprendí a tocar tiple al oído, y como la mayoría de la familia siempre han sido músicos, uno se va metiendo sin necesidad de gramática. Mi grupo se llama Asociación Musical Renovación. Yo soy apicultor, tengo más o menos 30 colmenas que producen aproximadamente de 150 a 200 litros cada seis meses. La miel la vendo en Santander de Quilichao, en Cali, inclusive ahorita estoy vendiendo para Brasil y para España. También soy agricultor, tengo cafecito, yuca, piña, en una parcelita que se llama La Raimunda”. 2018.

Ana Orobio.
Ana Orobio. | Foto: Fotos: Jorge Idárraga. Retratos de Petronio

Ana Orobio

“Vengo de Guapi y el grupo se llama Camarón de Playa, se fundó en 1976. Sacamos camarón Munchillá de debajo de las piedras de agua dulce. Cuando viene la creciente, uno echa la catanga y los recoge. El Munchillá es el más rico del Pacífico, uno lo coge vivo y lo echa a la olla. Se hace: sancocho de camarón, encocado de camarón, arroz atollao de camarón, sudado de camarón, caldo y sopa de camarón. Tengo 55 años. Fui auxiliar de enfermería por 27 años. Me cansé y un día dije, esto no es vida, y me lancé al Concejo Municipal de Guapi. Trabajé cuatro años y ahora estoy Concejal activo, reelegido. Yo soy gay. Quiero crear una fundación para los indigentes de Guapi”. 2016.

Ana Melba Banguero y Marcela González
Ana Melba Banguero y Marcela González | Foto: Fotos: Jorge Idárraga. Retratos de Petronio

Ana Melba Banguero y Marcela González

“Representamos la muerte de un niño menor de siete años. Vamos a hacerle un bunde, baile alegre que se hace por la partida de un ángel. Cuando en las haciendas esclavistas se moría un niño, la alegría de bundearlo era porque no iba a alcanzar a ser esclavo. Este ritual ayuda al niño a ascender al reino de los espíritus. No se debe llorar porque sino, se le apaga una velita, no se ilumina el camino, se le mojan las alas y no puede volar. Este es el bunde guacheneseño, el otro bunde es de la Costa Pacífica, el gualí. Grupo: Romance Nortecaucano, Guachené, Cauca”. (2017).

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