Conozca la familia y la pareja de Marco Antonio Vergara, el presentador de celebridades colombiano

El principal referente de Marco Antonio Vergara fue su padre, Marco Rafael Vergara, quien se desempeñó como arquitecto y a quien define como histriónico, un hombre de buen humor, con un talento y pasión por la música, y una actitud alegre ante la vida.

De él, Marco Antonio dice: “siempre quería tener su actitud, siempre lo he admirado muchísimo”. Su madre, Carmen Bernarda Flores, fue odontóloga y junto con su padre conformó un hogar de tres hijos, Pedro Miguel, Marco Antonio y María Carolina.

Su infancia la vivió junto a su familia en la finca La Compañía, de propiedad de sus padres, ubicada en Sahagún, departamento de Córdoba, la cual perdieron por diversas deudas, que marcaron una recesión económica muy fuerte en el hogar de los Vergara Flores.

Independiente las dificultades, como familia pudieron salir adelante, lo cual es una historia permanente en muchos núcleos familiares colombianos.

Con sus hermanos la relación es muy cercana, destacando que Pedro Miguel acaba de ser padre de una niña llamada Elena, quien ha traído mucha alegría a sus tíos y abuelos, y con María Carolina, que es médica, hacen videos para Tik Tok.

Si bien sus hermanos se encuentran en Barranquilla y Marco Antonio fue el único que se radicó en el interior del país, esto no ha sido una dificultad para seguir compartiendo con ellos.

Una familia más grande

Sobre su vida personal y amorosa, nuestro protagonista tiene una relación de más de diez años con Daniel Martínez, abogado y astrólogo, a quien le escribe canciones para los momentos de amor, pero también de dificultad. Mantener su relación les ha llevado a siempre establecer lo que denomina “puntos medios”, para afrontar las discusiones y los momentos difíciles que viven las parejas.

Además, de hacer un llamado al diálogo y a no ser intransigente, pues como menciona, “es bonito cuando tú cedes por amor a otra persona”.

El hogar que tiene con David también es conformado por dos perritos, un perro salchicha de nombre Óscar David y una yorkshire llamada Mia Carolina. “Mantener ese núcleo y mantenernos leales el uno al otro, ceder”, son claves para que “el amor gane bajo cualquier circunstancia”.

De su pareja, Marco Antonio solo tiene palabras de amor: “Nunca me ha dejado de hacer reír, su inteligencia es lo más hipnótico que tiene, es muy encantador. Él te hipnotiza cuando te habla”. El próximo paso de Marco será pedirle la mano a Daniel, se acerca la fiesta de su matrimonio.

¿Y qué es lo que más le gusta de usted, según él?

Yo creo que lo saco mucho de su zona de confort. Él es una persona muy seria, muy centrada, mientras que yo soy todo lo contrario: histriónico, extrovertido, muy humorístico. Hacemos una pareja de polos opuestos.

Él sí tiene sentido del humor, claro, pero prefiere mantenerse más sereno, en sus cabales. En cambio, yo soy el que está siempre haciendo chistes, hablando de más… y él es el que me frena: “Mira, cuidado con lo que dices, que Saturno está en tal parte, que Mercurio retrógrado, que el tránsito de no sé qué”, porque él estudia astrología.

Entonces creo que eso es lo que más le atrae de mí: lo diferente que soy a él. Aunque bueno, eso lo digo yo desde acá, no sé si sea eso exactamente —pero es lo que yo noto, o al menos, lo que él me ha dicho alguna vez.

¿Han vivido algún momento difícil que los haya unido más como pareja?

Sí, totalmente. Yo siempre digo que Daniel y yo tenemos “primera y segunda temporada”. Llevamos diez años juntos, pero a la mitad del camino nos separamos.

La convivencia no fue fácil, tuvimos muchas diferencias, y decidimos alejarnos por un tiempo. Estuvimos separados ocho meses. Recuerdo que volvimos después de un episodio muy duro para mí.

Me robaron dos veces en un mismo mes en Bogotá, y en una de esas ocasiones fue como un paseo millonario: me rompieron los vidrios del carro y fue muy traumático.

En medio del pánico, el único número que recordé fue el de él —ni siquiera el de mi mamá. Lo llamé, fue a buscarme, y ahí volvimos. Ya habían pasado ocho meses. Siempre supe, en el fondo, que iba a volver con él.

Ese episodio nos hizo crecer mucho. Antes de eso, por ejemplo, éramos muy tóxicos. Teníamos las redes abiertas en el celular del otro; yo llegué a responderle a hombres que le escribían. Nada gravísimo, pero sí eran cosas que no estaban bien, y que solo logramos superar en ese tiempo separados. Por eso digo que esa pausa marcó el paso de la primera a la segunda temporada de nuestra relación.

¿Él le ha leído la carta astral?

La carta astral, que es como una foto del cielo en el momento exacto en que naciste. Eso es lo que te hace distinto a los demás. Es una herramienta para entender cómo eres y cómo reaccionas ante la vida. Esa “foto” no la compartes con nadie más: es única.

Soy Piscis, ascendente Aries. Eso quiere decir que soy muy sensible, muy artístico, pero también muy llorón y algo descuidado. Vivo en la nebulosa, pierdo cosas, hablo de más… Como ves, me cuesta quedarme callado. Ya llevamos hablando un rato y creo que podríamos armar un podcast solo con lo que yo he dicho hoy. (Ríe) Siempre tengo algo que contar.