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Terror en Cauca y Jamundí: Las disidencias de las Farc ahora tienen kamikazes

Personas enfermas y en extrema necesidad están siendo reclutadas para inmolarse con explosivos

22 de febrero de 2025 Por: Redacción El País
   Las autoridades del norte del Cauca y sur del Valle están en alerta máxima por la amenaza de nuevos atentados terroristas en cercanías a centros poblados.
Personas enfermas y en extrema necesidad están siendo reclutadas para inmolarse con explosivos | Foto: JORGE OROZCO-EL PAÍS

Las disidencias de las Farc han puesto en marcha un macabro plan en Cauca y Jamundí, donde reclutan y pagan a personas enfermas o en extrema necesidad para que transporten y detonen motos y carros bomba en medio de la población civil.

El horror desplegado por la estructura de alias Iván Mordisco no tiene límites. SEMANA conoció el estremecedor testimonio de un exmilitante de la disidencia en Jamundí y el norte del Cauca, quien reveló que están utilizando personas con graves problemas de salud para ejecutar estos atentados en centros poblados, estaciones de Policía y convoyes de la Fuerza Pública.

Las autoridades destruyeron de manera controlada un artefacto explosivo instalado en una moto en Jamundí, Valle.
Las autoridades destruyeron de manera controlada un artefacto explosivo instalado en una moto en Jamundí, Valle. | Foto: Captura de pantalla

Se trataría de kamikazes, personas que se inmolan con explosivos para causar un mayor daño. Un ejemplo de esta práctica ocurrió el pasado 7 de diciembre, cuando un hombre llevó una motocicleta cargada con dinamita hasta el sector Las Piñas, Jamundí, y la hizo explotar frente a una patrulla de la Policía Nacional. Como resultado, el terrorista suicida quedó desintegrado, un policía murió y 14 personas resultaron heridas.

El uso de kamikazes: una práctica que se expande

La estrategia responde a las dificultades que han tenido las disidencias para detonar explosivos de forma remota, debido a la inhibición de señales en algunos sectores y la vigilancia de vehículos abandonados. Por ello, el grupo explosivista de la estructura Jaime Martínez propuso que los ataques sean ejecutados directamente por personas. Así surgió la idea de ofrecer dinero a personas en estado crítico para que se inmolen voluntariamente.

Un desmovilizado confirmó que el primer atentado bajo esta modalidad fue el del 7 de diciembre en Jamundí. Además, reveló que la táctica ha sido replicada por otras estructuras de las disidencias, como el frente Carlos Patiño en Argelia, El Plateado y El Bordo, sur del Cauca.

“Hay gente entrenada para viajar por hospitales de municipios y grandes ciudades como Cali para encontrar pacientes terminales. A estas personas se les ofrecen entre 5 y 10 millones de pesos, pero lo más triste es que en muchos casos ni siquiera les terminan pagando”

Señaló la fuente.

El Cauca es una de las regiones más golpeadas por el conflicto. Solo en 2024, se han registrado más de 50 atentados con explosivos, dirigidos principalmente contra convoyes militares y estaciones de Policía. Estos ataques buscan debilitar la presencia del Estado y sembrar terror en la población civil.

¿Una conexión con los carteles mexicanos?

Un líder comunitario y defensor de derechos humanos aseguró que esta táctica no es propia de los grupos insurgentes colombianos, sino que tiene un claro vínculo con el modus operandi de los carteles mexicanos. Según él, estos carteles financian a las disidencias en el norte del Cauca, permitiendo que accedan a recursos económicos y logísticos.

“Estamos viendo una transnacionalización del crimen organizado. Las disidencias ya no son solo un grupo insurgente; son un brazo armado del narcotráfico”

Afirmó el líder.

Esto explicaría la adopción de tácticas terroristas como el uso de kamikazes y la explotación de personas vulnerables.

Cayeron “Los Capos” la red de traficantes socios de carteles mexicanos que delinquían desde Barranquilla
Cayeron “Los Capos” la red de traficantes socios de carteles mexicanos que delinquían desde Barranquilla | Foto: Fiscalía

La respuesta del Estado: una lucha desigual

Ante esta escalada de violencia, el Gobierno colombiano ha implementado operaciones militares conjuntas, destrucción de campamentos y captura de cabecillas. Sin embargo, la capacidad de adaptación de estas estructuras ha limitado los resultados.

El mayor desafío sigue siendo la protección de la población civil. En regiones como el Cauca y el Catatumbo, las comunidades están atrapadas en medio del fuego cruzado, siendo víctimas de reclutamiento forzado, extorsión y desplazamiento.

Los que no sabían que morirían

Lo más escalofriante del testimonio del desmovilizado es que, en algunos casos, las personas no saben que van a explotar.

“Regularmente, enviamos a un niño reclutado a llevar una moto bomba hasta un punto específico. Lo acompañamos de cerca, pero cuando está cerca del objetivo, nos alejamos y lo hacemos explotar. Esto evita sospechas, ya que es menos llamativa una moto en movimiento que una abandonada”

Reveló la fuente.

Este testimonio confirma que, en sus inicios, las disidencias usaban menores de edad como kamikazes. Sin embargo, algunos cabecillas rechazaron esta práctica, por lo que ahora buscan personas enfermas o desesperadas para cumplir esa función.

“Uno creería que hay pocas personas dispuestas a eso, pero no es así. Los reclutadores son muy hábiles con la palabra y los convencen. Mientras usted y yo hablamos, hay decenas de personas entrenándose para inmolarse”

Agregó el informante.
  Este fue uno de los primeros hechos de atacantes suicidas registrados en Jamundí. En ese episodio murió el hombre que conducía la motocicleta y uno de los policías afectados por la onda explosiva.
Este fue uno de los primeros hechos de atacantes suicidas registrados en Jamundí. En ese episodio murió el hombre que conducía la motocicleta y uno de los policías afectados por la onda explosiva. | Foto: juan carlos sierra-semana / Compartida por redes / Walneri Quintero

El futuro inmediato: más violencia y terror

Un oficial del Ejército adscrito a la Tercera Brigada reconoció la gravedad de la situación.

“Hoy tienen dinero para llenar un camión de explosivos, poner a alguien a manejarlo y hacerlo explotar contra un pelotón sin importar que haya niños o población civil. Los militares en Cauca y Jamundí sabemos que eso puede pasar en cualquier momento”

Expresó.

En el suroccidente del país, los atentados terroristas ocurren en promedio cada 18 horas.

“Lo que viene es mucha candela, literalmente. Yo me retiré por eso, pero por cada uno que se va, llegan otros dispuestos a lo mismo. La orden es afectar a la Fuerza Pública, generar un ruido constante para no perder control del territorio y evitar la entrada del ELN y el Clan del Golfo. Las órdenes en las disidencias se cumplen a toda costa”

Concluyó el exexplosivista desmovilizado.

La situación en el Cauca y Jamundí se torna cada vez más crítica, con una guerra que se ha convertido en un infierno para la población civil. La pregunta ahora es: ¿qué más tiene que pasar para que el Estado retome el control?

Nota realizada con base a información de Semana.

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