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¿Colombia un exportador de mercenarios?
¿Héroes o asesinos a sueldo? Países en guerra reclutan exmilitares con la promesa de un muy buen pago. Entre tanto, Rusia señala a Colombia de ser un exportador de violencia. ¿Por qué connacionales empuñan las armas por otra patria?
Mercenario viene del latín merces, -edis, ‘pago’. Es decir, una persona que, por incentivo monetario, participa en algún conflicto bélico en la defensa de un país extranjero, pero no por motivos ideológicos o éticos. A veces se denomina soldado a sueldo, soldiers of fortune (soldado de fortuna) o militar privado.
Este es el significado de la palabra mercenario en el diccionario, pero la pregunta es: ¿Por qué Colombia se ha convertido en una especie de ‘mina’ de reclutamiento de exmiembros de la Fuerza Pública para países en conflicto o en guerra, como en el caso de Ucrania?
En el país, aseguran algunos exmilitares, este trabajo es una oportunidad para miembros retirados del Ejército o de la Policía, de mejorar sus ingresos, pues aseguran, que luego de pensionarse tras 20 años de servicio, reciben de mesada prácticamente un salario mínimo y, por lo tanto, se ven abocados a buscar otras fuentes de ingresos.
Sin embargo, lamentablemente, lo único que están encontrando, en la mayoría de los casos, es la muerte.
La entidad informó que aún tienen abiertos nueve casos de asistencia: dos de ellos, en averiguación de su situación en Ucrania, y siete que están en proceso de repatriación.
La situación es mucho más grave dado el elevado subregistro sobre los soldados que viajan, pero también que mueren en esos países, cuyos casos solo salen a la luz pública cuando las familias piden ayuda al Gobierno Nacional para repatriar los cuerpos de sus seres queridos.
Un coronel retirado de la Fuerza Pública, quien prefirió omitir su nombre, le contó a El País que conoce el caso de un exsoldado de 43 años, - que trabajó a su servicio -, profesional de las fuerzas especiales, con entrenamiento en combate tanto urbano como rural, tirador de alta precisión (francotirador) quien viajó a Ucrania hace 11 meses.
“Mientras estuvo activo tenía un salario de 2,2 millones aproximadamente, pero cuando se pensionó recibió 1,4 millones y con todo ese entrenamiento buscó en qué trabajar. Es contactado por algunos contratistas americanos que trabajaban con el Ejército y la Marina de México en la lucha contra los carteles, pero estando allá fue amenazado y regresó a Colombia”.
“Entonces un amigo lo llama y le dice que hay una oportunidad de irse como combatiente para Ucrania. (…) Cuando llega allá hace parte de un batallón de colombianos y empieza un entrenamiento durante dos meses. Ellos salen con comandantes suboficiales colombianos, pero el mando general de todos es un ucraniano”.
Y añadió: “Los comandantes de unidades de pelotón son suboficiales colombianos retirados a quienes les ofrecen una buena paga, entre
US$3500 y US$4000 mensuales, libres”.
El soldado voluntario le cuenta además que en 8 meses de operaciones han tenido unos 23 combates muy fuertes, en los que han muerto varios colombianos, entre los 35 y 40 años, porque siempre llevan soldados profesionales, aunque también han perdido la vida algunos suboficiales.
El caso más reciente se conoció el pasado jueves, luego de que la página en Facebook, Memorial / International Volunteers For Ukraine, informara que el exmilitar colombiano Manuel Fernando Blanco García, “quien había estado sirviendo en Ucrania como voluntario sucumbió en el campo de batalla”.
Hace dos días, esa misma red social reportó el fallecimiento de otro soldado identificado como Oscar Arley Triana Pereira. Y el pasado 13 de diciembre, dio a conocer la muerte de Juan Camilo Rodríguez, de 21 años, oriundo del municipio de Iquira, Huila.
Sin embargo, al ser consultado por El País respondió a través de esta misma red social que “en este momento nos abstenemos de dar algún tipo de información ya que aún no sabemos si la publicación que hizo la página es verídica ya que nadie se ha comunicado con nosotros”.
¿Exportadores de violencia?
El tema de los soldados de fortuna ya ha tomado ribetes internacionales luego del pronunciamiento del ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, en el marco de la conferencia de seguridad de Múnich sobre la participación de soldados colombianos en la guerra contra Ucrania que libran desde febrero del 2022.
El diplomático dijo que los dirigentes colombianos y latinos deben entender que podrían convertirse en exportadores de la violencia en el mundo. Acto seguido reiteró que “el mercenarismo es una práctica peligrosa, es gente que no sabe más que realizar atentados terroristas y matar. Al final, cuando su misión en algún país termina, es gente que tiene que irse a otro sitio a cometer violencia y es probable que eventualmente vuelvan a casa”.
La Cancillería colombiana respondió a estos señalamientos a través de un comunicado en el que aclara, respecto de los colombianos que han resultado víctimas de la guerra en Ucrania, que “su presencia allí obedece a decisiones de tipo personal y que no existen acuerdos bilaterales en virtud de los cuales se hace posible esa vinculación”.
Y enfatiza que: “El Gobierno de Colombia ni promueve, ni facilita este tipo de actividades”.
No todo lo que brilla...
Néstor Rosanía, periodista e investigador de conflicto armado, sostuvo que “hay un mercado que busca militares en retiro, que venden el tema como si solo fueran a cuidar infraestructura o a servir de escoltas, pero realmente son mercenarios que están peleando guerras. Y estos ejércitos privados donde sirven se han cuestionado mucho por violaciones a los derechos humanos”.
En esa misma línea, Iván Carvajal, experto en seguridad, sostiene que “hay un imaginario de que los jeques árabes necesitan ejércitos privados o que en Ucrania pagan una millonada, pero en ocasiones engañan a los ‘mercenarios’ y se los llevan sin tener claridad, es como una especie de trata de personas”, precisó, y añadió: “Injusto morir por ganarse un sueldo que ni están pagando cumplidamente”.
Finalmente, Héctor Herrera, expolicía dijo que “uno cuando se va para esos países, no lo hace por amor a la patria, ni a la defensa, se va porque el soldado sale muy mal pensionado, aunque hay otros que “están acostumbrados a los enfrentamientos y viven con esa psicosis, con la necesidad de matar, se vuelven asesinos a sueldo, pero no matan gente inocente sino al adversario”, concluyó.
