Así narró Miguel Ayala, hijo de Giovanny Ayala, sus días en cautiverio: “Nos amarraron con una cadena”

Tras dos semanas de secuestro en el departamento del Cauca, el Gaula de la Policía Nacional dio con el rescate de Miguel Ayala, hijo del reconocido cantante Giovanny Ayala, junto a su manager Nicolás Pantoja.

El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, aseguró que los dos jóvenes fueron rescatados en la vereda Chorritos, ubicada en zona rural de La Sierra, misma zona del Cauca donde fueron detenidos el pasado 18 de noviembre. Aunque en un principio se presumía que las disidencias de las Farc eran sus captores, Sánchez indicó que en realidad sería delincuencia común, pero sí tendría un vínculo con estructuras de ‘Iván Mordisco’.

Horas después de su rescate, Miguel fue llevado hasta la sede de la Dirección General de la Policía Nacional en donde se reencontró con su padre Giovanny y demás miembros de su familia. El espacio fue una rueda de prensa junto al general William Rincón, director de la Policía, en donde el joven contó detalles sobre su secuestro.

“Primeramente, gracias a Dios, toda mi familia, en todas las oraciones los tuvimos. Desde el primer día fue horrible, no podíamos dormir por miedo, siempre nos dijeron que no nos iba a pasar nada, pero, como digo, nosotros siempre tuvimos ese miedo de que nos pasara algo”, comentó Miguel.

Asimismo, indicó que hubo cruce de muy pocas palabras porque temían que los captores los asesinaran.

“Nos tocaba hablar porque los días pasaban muy lentos, nunca perdimos la esperanza, siempre confiamos en Dios, muchas gracias a la Policía Nacional”, expresó.

Tanto Miguel como Nicolás estuvieron amarrados a una cadena en el pie y durante dos o tres días fueron obligados dormir con las manos atadas.

“Sentimos una felicidad inmensa, no la creíamos, fue algo demasiado loco. Eso no se lo decíamos a nadie, fue algo horrible. Nos decían que no nos iban a hacer nada, algunas veces fueron groseros, pero siempre nos dijeron que no nos iban a hacer nada. Nos portábamos juiciosos, nos amarraron con una cadena en el pie, dos días dormimos amarrados”, contó Ayala.

También reveló que a lo largo de cada día eran vigilados por dos personas que se turnaban con otros criminales para llevarles comida.

“Siempre eran dos en el día, dos en la noche, se cambiaban a las seis, hacían relevos en la mañana y en la noche. Esta semana iban a hacer otro cambio de personal, pero siempre eran dos. Siempre nos tenían de la misma cadena a los dos. Siempre teníamos las tres comidas al día”.

Otro de los relatos desgarradores fue que ambos en el cautiverio vivieron sus peores momentos al momento de dormir, ya que no podían hacerlo con tranquilidad y hasta tuvieron que pedir pastas a los criminales.

“Las noches eran horribles, no se veía nada, era feo y pedimos hasta pastas para dormir, era lo peor, no veíamos nada, se escuchaban ruidos y solo había el miedo de que nos hicieran algo”, puntualizó Miguel.