Colombia
Directora del Ideam, Ghisliane Echeverry, lanzó fuerte advertencia sobre el cambio climático: “Cali ya siente los efectos”
La directora del Ideam, la caleña Ghisliane Echeverry Prieto, advierte que en la capital vallecaucana han aumentado las temperaturas, están cambiando los vientos y las lluvias son cada vez más impredecibles.
12 de oct de 2025, 05:47 p. m.
Actualizado el 12 de oct de 2025, 05:47 p. m.
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Desde su infancia en Cali, a Ghisliane Echeverry Prieto, actual directora del Ideam, le gustó la ciencia. Era la materia que respondía sus porqués, la que le permitía entender el mundo que la rodeaba. ¿Por qué hierve el agua?, se preguntaba en la cocina de su casa. ¿Por qué ocurren los incendios?
En el colegio tuvo una profesora de química que, de forma didáctica, le saciaba esa curiosidad infinita. Sin sospecharlo, le marcó el destino. Decidió matricularse en la carrera de Química en la Universidad del Valle.
—Tuve la fortuna de ser admitida, porque se presentaban muchas personas y solo había 50 cupos anuales. Pronto me fui orientando hacia la química analítica, que se encarga de entender de qué está compuesta la materia. En ese camino llegué a la química ambiental, analizando contaminantes en agua, suelo, aire, alimentos y muestras biológicas. Fue en la universidad donde decidí seguir el camino de la carrera científica.

La Universidad del Valle también fue el lugar donde comenzó a tejer la certeza de dedicarse a lo público, influida por su padre, un funcionario que solía repetirle: “Los seres humanos venimos a servir”.
Ahora, como directora del Ideam, el instituto ambiental más grande de Colombia, le inquieta lo que nota cuando regresa a su ciudad: en Cali ya se sienten los efectos del cambio climático —lo evidencia incluso en el patrón de los vientos o en los dichos de los abuelos que ya no se cumplen, como “abril, lluvias mil”—, y sin embargo, la ciudad aún no está lista para enfrentarlo.
Usted es caleña. Cuando regresa a la ciudad, ¿cómo nota los cambios en el clima, en los ríos, en el verde de los cerros? ¿Qué le preocupa más del futuro climático de su tierra?
Lo noto cuando llego, pero también cuando hacemos el monitoreo desde el Ideam. Por ejemplo, desde 2023 hemos hecho un seguimiento importante a la minería: estamos pendientes tanto de la deforestación como de las alertas por deslizamientos y crecientes súbitas.
Desde mi ejercicio como directora, me entero de esas transformaciones y alertas en el Valle y en Cali. Y cuando llego, claramente hay cambios importantes, incluso en el patrón de los vientos. La deforestación en los Farallones tiene una afectación muy importante sobre las temperaturas de la ciudad. También está ocurriendo una deslocalización de las precipitaciones —es decir, el clima ya no se comporta como debería—. Cali ya vive eso. En conclusión, hay mucho que cuidar, mucho por hacer.
En la Semana de la Biodiversidad se presentaron los escenarios de lo que será el clima en la región en los próximos cien años. ¿Qué es lo que más le preocupa en Cali y el Valle?
Me preocupa la contaminación de los ríos, la alteración de los cauces, la degradación de las cuencas por minería, la deforestación y los impactos de todo esto sobre las poblaciones más vulnerables.
En los escenarios climáticos a futuro, Cali y el Pacífico son de las zonas más vulnerables, y me preocupa que no estemos listos para adaptarnos. Desde mi posición, seguiré levantando mi voz por el cuidado del medio ambiente. Necesitamos tomar decisiones informadas para no estar ciegos.
En ese sentido, hemos avanzado. En la Semana de la Biodiversidad firmamos dos acuerdos muy importantes: uno con Satic, el Sistema de Alertas Tempranas, para fortalecer las alertas y contar con información con suficiente anticipación para tomar medidas de prevención, proteger la vida y el patrimonio de la ciudadanía.
También firmamos un memorando que es un hito para el país, porque participaron todos los niveles territoriales: la Gobernación, la CVC, el EPA de Buenaventura, el Dagma, la Secretaría de Riesgo y el Ideam. El objetivo es articularnos y contar con mejor información ambiental del territorio en el Valle, con el fin de tomar decisiones más oportunas y planear mejor.

Según esos monitoreos, ¿cómo está cambiando el clima en Cali y el Valle del Cauca? ¿Qué evidencias concretas tiene el Ideam de que el cambio climático ya nos está golpeando?
Recientemente el Ideam publicó los escenarios de cambio climático de la Cuarta Comunicación Nacional de Cambio Climático. En ellos se observa que, con base en las normales meteorológicas a nivel nacional, la temperatura media mensual ha tenido un incremento de 0,085 grados Celsius entre el periodo 1981–2020.
Revisando los registros de las estaciones del departamento, este incremento ha sido de 0,012 grados Celsius. Es una variación pequeña, pero sostenida, que muestra un calentamiento progresivo.
En ese contexto, ¿cómo funciona el Ideam y cuál es su papel frente a estos cambios climáticos?
El Ideam hay que verlo como lo que es: un gran instituto técnico y científico, un instituto de ciencia ambiental pública. Desde aquí se genera la información sobre todas las matrices ambientales: agua, suelo, bosques, aire, clima, ecosistemas.
También somos el servicio hidrometeorológico del país, lo que significa que emitimos avisos de crecientes, inundaciones, incendios forestales o ciclones, y trabajamos 24/7 para anticipar riesgos.
Como directora, mi tarea es mantener ese sistema funcionando y, sobre todo, hacer que esa información no se quede entre técnicos. Necesitamos que los tomadores de decisiones y la ciudadanía puedan entenderla y usarla, porque solo así podemos adaptarnos al cambio climático.

Este año varias ciudades del país han enfrentado crisis por falta de agua. ¿Qué tan cerca está Cali de un escenario similar?
La disponibilidad hídrica depende de la precipitación. Los escenarios departamentales muestran posibles incrementos a corto plazo hacia los municipios del norte y centro-oriente del departamento.
En este sentido, Cartago, Buga, Tuluá y sus zonas aledañas tendrían mayores precipitaciones, lo que implicará cambios en la disponibilidad hídrica y en actividades tan sensibles como la agricultura, la energía hidroeléctrica o el abastecimiento de agua potable.
A mediano y largo plazo, la precipitación aumentaría en la mayor parte del departamento hacia el año 2060, cuando llovería entre un 10 y un 20 % más de lo que ha llovido anualmente en los últimos 40 años.

En Cali cada vez se sienten días más calurosos. ¿Es percepción o realidad?
Si observamos los registros históricos —por ejemplo, en la estación de la Universidad del Valle—, vemos que en los últimos 40 años la temperatura media mensual ha mostrado una tendencia de aumento anual. A simple vista puede parecer un número pequeño, pero acumulado en el tiempo representa un calentamiento progresivo que ya se empieza a sentir en la ciudad.
¿Cómo influye la deforestación en las cuencas de los ríos Cauca y Cali en el aumento de las lluvias torrenciales y los deslizamientos?
La deforestación en las cuencas de los ríos no solo reduce la capacidad de mitigación de gases de efecto invernadero, sino que además aumenta la sensibilidad del territorio, disminuye la capacidad de adaptación y, por ende, incrementa el riesgo ante amenazas como las lluvias torrenciales y los deslizamientos. Esto afecta especialmente a las poblaciones vulnerables que viven en laderas, en zonas de alto riesgo y cerca de las riberas.
El Valle del Cauca combina industria, caña y urbanización acelerada. ¿Qué tanto está afectando eso la calidad del aire y el microclima de la región?
Las actividades industriales y los cultivos de caña han venido implementando controles para reducir sus emisiones. Esto se refleja en los resultados de las mediciones de las trece estaciones de calidad del aire que se encuentran en el Valle del Cauca, cuyos valores no superan los niveles máximos permisibles establecidos por la normatividad nacional.
Sin embargo, es necesario continuar con los controles y promover el uso de energías limpias y amigables con el ambiente. La temperatura media en el Valle ha venido aumentando 0,012 grados Celsius por año, lo cual implica que, como sociedad, debemos implementar acciones de adaptación.
Cali es una ciudad vulnerable: está entre ríos, laderas y fallas geológicas. ¿Estamos preparados para enfrentar un fenómeno extremo?
Las diferentes entidades vienen trabajando en la preparación de los sistemas para mitigar y reducir los riesgos. Sin embargo, es difícil evaluar qué tan preparado está cada sistema, porque existen variables no previsibles que representan un desafío para los modelos con los que trabajamos los científicos.
¿Qué debería estar haciendo el Valle del Cauca para adaptarse al cambio climático? ¿Qué acciones urgentes faltan desde lo local y lo regional?
Es importante identificar los riesgos locales para fortalecer las capacidades de adaptación y reducir la vulnerabilidad de las comunidades. Debemos asegurar la disponibilidad de recurso hídrico, fortalecer la soberanía alimentaria, los sistemas de alerta temprana, preparar a las comunidades y comunicar oportunamente la información para la toma de decisiones.
Por eso, en la Semana de la Biodiversidad lanzamos Somos Clima, los escenarios futuros del clima en la región, no solo como un llamado a la acción, sino como un esfuerzo para divulgar mejor información.
¿Cómo lograr que la gente entienda que el cambio climático no es un asunto de científicos, sino de todos?
Con un lenguaje claro y accesible, que reduzca las brechas del lenguaje técnico y lo acerque a la cotidianidad. Con Somos Clima esperamos concientizar a la sociedad civil, a los tomadores de decisiones y a los diversos actores que pueden emprender acciones para frenar esta crisis climática que enfrenta el país y el planeta.