Columnistas
Irán vs. el mundo libre
Nos guste o no, este conflicto ha sido impuesto unilateralmente por Irán a los pueblos y naciones, que, de otra manera, compiten por la tolerancia y la coexistencia.
¿Qué tienen en común los ataques recientes contra buques comerciales en el Océano Índico y el Mar Rojo, la toma hostil del Líbano por Hezbolá, las incursiones con drones en ciudades ucranianas, la guerra de Hamás contra Israel, los ataques de las milicias iraquíes contra bases norteamericanas o el frustrado ataque terrorista de hace 2 meses contra la comunidad judía en Brasil?
Conectando los puntos se revela una imagen clara del régimen de los ayatolás en Irán. Todos estos esfuerzos violentos son actividades terroristas patrocinadas por el Estado de la República Islámica de Irán. Sus líderes no ocultan su hostilidad hacia el mundo libre y democrático y no rehúyen los medios más violentos para propagar su ideología expansionista, hasta esforzarse incansablemente para armarse con armas nucleares. Hace unos días, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), indicó que Irán triplico la producción de uranio enriquecido al 60 %, cercano al nivel necesario para un arma nuclear.
El mundo libre no puede elegir sus enemigos. Son los enemigos los que eligen imponerse a través de sus agresiones. Negarse a reconocer el profundo conflicto entre los valores del mundo libre y la ideología promovida por el régimen islamista radical de los ayatolás en Irán no hará que desaparezca. Nos guste o no, este conflicto ha sido impuesto unilateralmente por Irán a los pueblos y naciones, que, de otra manera, compiten por la tolerancia y la coexistencia.
Israel está condenado a desempeñar mucho más que el mero rol de chivo expiatorio en esta fatídica lucha mundial. Israel es el principal representante del mundo libre en una región devastada por la guerra, donde Irán está profundamente involucrado en todos los conflictos. Israel se mantiene firme en la primera línea del mundo libre enfrentado a las amenazas de los fundamentalistas.
En los últimos años, se observa una significativa asignación de recursos por parte de Irán hacia sus aliados en la región, quienes, según algunos cálculos, reciben aproximadamente 2.000 millones de dólares anuales para promover la arquitectura regional revisionista de Irán. En detalle, se estima que Hamás recibe anualmente 100 millones de dólares, la Yihad Islámica obtiene 30 millones de dólares y Hezbolá, que ostenta el mayor poder militar y político en Líbano, recibe una financiación de 700 millones de dólares. Este respaldo financiero se extiende además a los Hutíes en Yemen y a las milicias chiitas en Irak y Siria.
Irán e Israel están separados por los territorios inmensos de Irak, Siria y Jordania y de nuestras capitales Jerusalén que está a unos 1.500 km de Teherán. Israel no tiene animosidad alguna hacia el pueblo iraní. De hecho, israelíes e iraníes mantuvieron sólidas relaciones en el pasado-un hecho que recuerdan con cariño muchas personas de ambos países, que estarían encantadas de reanudarlas-. Por otra parte, el autoproclamado patrocinio artificial de la causa palestina por parte de los ayatolás, suele ser criticado por muchos iraníes.
Hoy en día, los iraníes, Hezbolá y el gobierno de Bashar al-Ásad en Siria, son los principales defensores de los palestinos en Gaza, gobernada por Hamás desde 2007. Hace menos de seis años, los tres cooperaron militarmente durante la guerra civil en Siria, en el campo de refugiados palestinos Yarmouk, en Damasco, asesinando a miles de ellos con bombardeos intensos e indiscriminados. Lo que significa que el caso palestino les importa solo cuando se trata de atacar a Israel.
La guerra actual comenzó con el ataque de Hamás contra Israel desde la Franja de Gaza, con la masacre del 7 de octubre. No obstante, Irán la intensificó hasta convertirla en un conflicto regional con múltiples frentes, provocando ataques de Hezbolá desde el Líbano, de las milicias sirias e iraquíes, las agresiones de los Hutíes desde Yemen contra las rutas comerciales marítimas en el Océano Índico y el Mar Rojo, y de los piratas informáticos iraníes que provocan ciberataques en todo el mundo, como el que afectó recientemente a Albania.
Otro motivo de preocupación es la creciente influencia de Irán y Hezbolá en América Latina. Esta región ya ha sufrido las huellas sangrientas del patrón Irán y su proxy Hezbolá. Hace unos años, Irán y Hezbolá perpetraron brutales atentados en Argentina contra la Embajada de Israel en 1992, que resultó en 29 víctimas fatales, y dos años después, contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), con un saldo de 89 muertos. Aquí en Colombia, en 2021, se logró frustrar una operación iraní que buscaba atacar blancos israelíes en el país. La presencia significativa de Irán en Venezuela y Bolivia, sumada a la peligrosa combinación de sus lazos con grupos al margen de la ley en la región, representa una amenaza latente para América Latina.
Puede que Israel esté en la primera línea de la guerra actual, pero la guerra está lejos de ser solamente contra Israel. Se trata de luchar por nuestros valores compartidos de democracia, libertad y derechos humanos contra las fuerzas que promueven el fundamentalismo religioso y la opresión. En particular, la amenaza de Irán destaca como un peligro inminente que trasciende las fronteras de la región. La lucha no solo busca la seguridad de Israel, sino que también tiene como objetivo salvaguardar el futuro del mundo libre ante la influencia y las acciones desestabilizadoras de Irán en la escena internacional.
* Embajador de Israel en Colombia