Editorial
Chile: el regreso de la derecha al poder
La votación histórica de poco más de 7,2 millones sufragios que sumó Kast parece demostrar que la mayoría de los votantes chilenos recurrieron al llamado voto impugnador para ratificar su reprobación a la saliente administración del izquierdista...
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17 de dic de 2025, 11:06 a. m.
Actualizado el 17 de dic de 2025, 11:46 a. m.
El triunfo de José Antonio Kast representa el mayor giro hacia la derecha en la Presidencia de Chile, luego del retorno a la democracia en 1990, pese a que en esta tercera campaña él se esforzó por mostrarse como un candidato más moderado.
Y aunque es cierto que durante los últimos años se ha venido evidenciado una tendencia casi mundial a una alternancia en el poder, la única derrotada el pasado domingo en las urnas del país austral no fue la comunista Jeannette Jara, a quien el electo Mandatario chileno le sacó más de dos millones de apoyos.
La votación histórica de poco más de 7,2 millones sufragios que sumó Kast parece demostrar que la mayoría de los votantes chilenos recurrieron al llamado voto impugnador para ratificar su reprobación a la saliente administración del izquierdista Gabriel Boric, porque considera que no ha logrado resolver varios de los principales problemas que afectan a su nación.
Así que, aceptando que es regla que todos los gobiernos en su etapa final enfrentan un desgaste natural y sin negar las disputas ideológicas que por supuesto marcaron la campaña a la Presidencia en el país suramericano, el triunfo del ultraconservador también deja en claro que a los ciudadanos al final lo que realmente les importa es que les solucionen las dificultades que tienen.
Por ello, en el caso de Chile lo que falta por ver es cuál cómo procederá José Antonio Kast desde marzo del año entrante, cuando asuma el poder, con respecto a los cerca de 300 mil migrantes que han ingresado de manera irregular a ese país, convirtiéndose en un motivo de varios conflictos para los nativos.
Entonces quedará claro si, como dicen sus opositores, durante la contienda electoral el electo Mandatario mostró una faceta irreal y ya en el gobierno girará a la extrema derecha, o si, como lo aseguró en su primer discurso tras ganar los comicios, buscará solucionar ese y otros problemas como el desempleo y la inseguridad a través de consensos que incluyan a sus adversarios políticos.
Lo cierto es que es innegable que Kast se ha mostrado cercano a gobiernos autoritarios del continente como los de Donald Trump en Estados Unidos y Nayib Bukele en El Salvador, pero debe tener en cuenta que ambos han sido criticados por cuestiones como el uso de la fuerza excesiva y la falta de respeto por los Derechos Humanos tanto de los migrantes como de nativos en situaciones de ilegalidad.
Por todo ello, el resto de América seguirá muy de cerca la gestión del Presidente de una nación a la que le ha costado mucho dejar atrás los dolores provocados por la dictadura de Augusto Pinochet, de quien años atrás Kast se declaró admirador.
Pero esa observación en ningún momento puede implicar la indebida intromisión de otros gobiernos en los asuntos internos de Chile, como tampoco el irrespeto a las decisiones libres que tomaron sus ciudadanos en las urnas, como ya lo está haciendo el mandatario colombiano, Gustavo Petro, al tildar de nazi a su próximo homólogo en el país austral.
Por encima de las diferencias ideológicas, así como de las simpatías o los desencuentros que se tengan con el nuevo Presidente, lo que corresponde al resto de países del continente y del mundo es acatar la decisión que en democracia tomaron los chilenos y no atizar más la polarización que amenaza todos los rincones del planeta.
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