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Tres temas tres
Duque volvió trizas la paz. Petro acabó de trozarla, y el Ministro de Salud logró hacer trizas el derecho fundamental del ser humano.

8 de abr de 2025, 03:12 a. m.
Actualizado el 8 de abr de 2025, 03:13 a. m.
Primero. Aplaudo la decisión de la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, de trasladar presos locales a otras cárceles de alta seguridad en diferentes regiones del país. Que se acabe la alcahuetería de las prisiones locales que se convierten en feudos y oficinas de delincuentes que despachan a sus anchas desde ellas. Por lo menos se sentirán como ‘harina de otro costal’ en otro departamento, donde serán un ‘nuevo’ sin privilegios ni bastón de mando.
Conozco y he sido testigo del interés de Dilian Francisca Toro en Buenaventura desde su primera gobernación, y los esfuerzos sobrehumanos para que esta región vuelva a la dignidad que mereció hace años y que fue perdiendo a causa de ese centralismo egocéntrico que dispone de los recursos nacionales a su antojo, lo que ha permitido llegar a este punto en que bandas, narcotraficantes, sicarios y políticos corruptos han convertido en un infierno la capital del puerto más importante del Pacífico colombiano. Durante la presidencia de Juan Manuel Santos, Buenaventura respiraba otro aire; ahora los discursos del ‘mandatario cósmico’ se refieren, creo, a la paz de los sepulcros.
Segundo. A comprar colombiano. Ropa, calzado, artesanías, bisutería, mantelería… En Colombia se encuentra absolutamente de todo y de la mejor calidad. Me consta cuando visité la Feria de Artesanías en Manizales, recorriendo todos esos gigantes pabellones de artículos hechos en el país. Todos los departamentos con sus municipios y corregimientos fueron invitados.
Qué maravilla, descreste, creatividad y belleza. Pongo un ejemplo: las confecciones de Punto Blanco le dan sopa y seco a marcas americanas y europeas. Lo mismo en la gastronomía, tenemos la variedad de comidas más deliciosa y diversa (a diferencia de otros países). Como estamos encerrados entre tres cordilleras y luego la llanura infinita, cada región tiene sus propios tesoros alimenticios. El Valle, los santanderes, el Caribe, el Pacífico, Antioquia, Nariño, Cauca, Tolima y Huila, para nombrar unos pocos, cada uno con sus recetas autóctonas y diversas, un paraíso que nunca hemos sabido valorar.
Tercero. El Ministro de Salud es una vergüenza nacional. Debería haber una paila caliente esperándolo en el más allá y que permanezca en ella por toda la eternidad, aunque creo que toda la eternidad es un tiempo muy corto para reparar el daño, el sufrimiento, el dolor y los entierros de las personas más vulnerables que quedaron huérfanas y abandonadas a su suerte.
Arranca lágrimas de ira ver cómo hombres, mujeres, niños y enfermos no tienen dónde acudir ni pueden acceder a las drogas. Se los pelotean de un lado al otro, mientras sus enfermedades avanzan y él continúa sentado en su poltrona, en su despacho. A Petro le importa un comino el despelote de la salud, cumplió con acabar lo que funcionaba y a los enfermos que se mueran esperando la cita o el fármaco. Ministro siniestro, con sus familiares bien colocaditos y con seguridad en sala VIP de la clínica más exclusiva si estornudan.
Duque volvió trizas la paz. Petro acabó de trozarla, y el Ministro de Salud logró hacer trizas el derecho fundamental del ser humano. Qué cambio. Tristes trizas lo que va quedando del país.
Periodista. Directora de Colcultura y autora de dos libros. Escribe para El País desde 1964 no sólo como columnista, también es colaboradora esporádica con reportajes, crónicas.