Torpe afán del petrismo

Hoy estamos de agitación política y sindical en Colombia por una extravagante petición presidencial. En los medios sindicales y empresariales de 50 países hay preocupación porque es una huelga del gobierno contra el mismo gobierno, y en círculos serios eso suena a chiste de la oposición o una trampa del presidente Petro para adueñarse de las calles.

Extravagante petición le hizo Petro a los colombianos, les pidió que hoy, miércoles, y mañana jueves, los funcionarios oficiales y los obreros gocen del ocio, de la cama blandita y no trabajen. Los invitó a marchar con Benedetti y Francia a favor de los explotados por los codiciosos ricos, como dice Petro.

En Cali hay malos recuerdos de los ‘actos libertarios’ porque condujeron al sangriento ‘estallido social’ que, según gente seria como María Fernanda Cabal, Miguel Uribe y Paloma Valencia, no fue un ‘estallido social’, fue un acto criminal que humilló a un millón de caleños obligándolos a suplicar que les permitieran salir al supermercado a comprar leche o sacar el automóvil para ir al médico.

En Cali, en ese mentiroso ‘estallido social’ hubo matoneo a personas indefensas, hubo disturbios, incendios y asonadas por obra de ‘comandantes’ fantoches amparados en sus capuchas negras. ¿Hay presos por ese estallido social? Sí, y hoy están arrepentidos de su irresponsable iracundia juvenil. Que no repitan ataques a agentes de tránsito por ser negros humildes y honrados, como hizo el ‘bartender’ Velasco en Cali.

Gustavo Petro hoy recorrerá calles bogotanas. Protestará ante el poder parlamentario que lo posesionó. Yo repetiré una lectura en El País América, grupo SER, de un regio artículo de la politóloga gringa Bárbara F. Walter, titulado: ‘¿Cómo empieza una guerra civil en un país?’, un libro exitoso hoy en USA, España y Argentina. Soy regio analista, por inteligente, por veterano y por haber sido un exparlamentario sensato. Hoy Colombia tiene muchos ingredientes para llegar a una ‘guerra civil’, y el afán de condenar como sea al expresidente Álvaro Uribe lo demuestra.

Ojalá el presidente Petro no se emocione hoy en su discurso electorero en Bogotá, ojalá no desate enfrentamientos y pueda dormir tranquilo. Lo veo y no lo creo. Yo, antiguo anarquista, ahora soy un invitante al pacifismo, porque los matoneos están ‘out’ y colorín colorao.