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Tambalean las democracias

Por fortuna, tanto el estamento Legislativo, como el Judicial, hasta ahora han logrado mantener su independencia y frenar los abusos.

Alfredo Carvajal Sinisterra
Alfredo Carvajal Sinisterra. | Foto: El País

20 de jun de 2025, 03:27 a. m.

Actualizado el 20 de jun de 2025, 03:27 a. m.

Todos somos conscientes de que vivimos momentos de gran incertidumbre política generalizada en nuestro país. De esto no cabe duda. Estamos bajo un régimen presidencial que con frecuencia trata de vulnerar nuestra Constitución, con pretensiones autocráticas; además, sordo, ideologizado e incompetente. Todo lo anterior atenta contra nuestro régimen democrático. Por fortuna, tanto el estamento Legislativo, como el Judicial, hasta ahora han logrado mantener su independencia y frenar los abusos.

Pero el propósito de esta columna no es escribir sobre Colombia, el continente americano está atravesando una tormenta que corroe los fundamentos de los regímenes democráticos de la inmensa mayoría de los países que componen la región.

En otra columna anterior afirmaba que somos parte de un vecindario inhóspito para el desarrollo y el bienestar de nuestros compatriotas, en especial para las democracias y las libertades.

Cuba vive bajo un gobierno comunista que no solo pauperizó su población, sino que esclavizó a sus habitantes. El dictador Maduro desconoció el resultado de las elecciones presidenciales y ha sometido a su población mediante la represión a una sumisión absoluta, con castigos oprobiosos. Los ingresos económicos de los ciudadanos que otrora eran los más altos de los países latinoamericanos, hoy son miserables. Ortega, en Nicaragua, junto con su esposa, está siguiendo los pasos de Cuba y Venezuela. Ha apresado sin motivo distinto a no estar de acuerdo con su gobierno, hasta a los sacerdotes.

El adalid de la democracia, considerado como paradigma, los Estados Unidos de Norteamérica está siendo gobernado por el presidente Trump, que tiene ínfulas de emperador. Ha tomado decisiones demandadas como inconstitucionales. La ha emprendido contra Harvard y los inmigrantes, excepto los de sus afectos. Cultiva el odio y practica la discriminación, desprecia a los musulmanes, acepta el genocidio de la franja de Gaza y trata con desdén a la población de origen latino.

Otro hecho de suma gravedad acaba de ocurrir en uno de los países más importantes de Latinoamérica. En México, el partido Morena, liderado por Manuel López Obrador, promovió un cambio constitucional, estableció la elección popular de los jueces. El motivo se debió a que algunas de sus iniciativas no fueron aprobadas por el poder Judicial. Suprimió de un tajo la separación de poderes, requisito indispensable para vivir en democracia. Hoy el poder presidencial, el Legislativo y el Judicial son controlados por el partido Morena, ni más ni menos, que un régimen dictatorial. Un retroceso gigantesco.

Recientemente, se llevaron a cabo las elecciones de los jueces, solo votó el 13 % del censo electoral. Como es de suponer, todos los elegidos son copartidarios de la presidenta, Claudia Sheinbaum, de Manuel López Obrador.

Ya se produjo la primera inconformidad de los firmantes del Nafta, tratado de libre comercio entre Canadá y los EE. UU., desaparecieron las garantías normativas para las inversiones privadas. La peor parte la sufrirá la ciudadanía. Se abolieron las garantías procesales mediante supresión de la independencia de los jueces. En pocos meses, México se convirtió en un régimen autocrático y totalitario.

Son excepcionales las auténticas democracias en América.

***

Posdata. Mal de muchos consuelo de tontos.

Economista de profesión. Empresario con experiencia en el sector público y privado. Columnista de El País desde hace varios años.

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