Otra ‘acción intrépida’

En columna reciente expuse algunas de las ‘acciones intrépidas’, de las que he sido testigo de excepción en mi larga observación de la política nacional, pero por motivo de espacio me faltó la cereza del pastel, que consiste en que la derecha criolla se confabula con la derecha gringa para expulsar de la Casa de Nariño al presidente Petro. Líderes de esa ideología viajan frecuentemente a Washington para reunirse con el senador republicano Berni Moreno y otros de su laya, para ver de lograr la perversa iniciativa, con el argumento de que los dos indultos y amnistías concedidas por sendas leyes del Congreso al M-19 han perdido vigencia, y que miembros vivos de ese partido deben ser juzgados por la justicia ordinaria y llevados a la cárcel por la toma del Palacio de Justicia en 1985.

Como todo parece indicar que no le resulta fácil a esa gente ganar en las justas comiciales de 2026 en las que se elegirán Cámara y Senado, y luego Presidente de la República, echan mano de ese argumento pérfido, que no les va a dar resultado porque el pueblo colombiano abomina de esas tretas, y en vez de perjudicar a Petro, crean a su alrededor un cerco de solidaridad, pues no están atacando a alguien en particular sino a un jefe de Estado que lo representa, y cuyos resultados en la economía colombiana son excelentes: el control de la inflación, la baja en la tasa de desempleo, el auge de la producción agrícola, las 700 mil hectáreas entregadas a campesinos sin tierra, y los préstamos que por más de 50 billones les ha otorgado el Banco Agrario. Y el dólar con la más baja tasa de cambio en muchos años, y los trabajadores han recibido importantes alzas del salario mínimo, que para 2026 tendrá incremento importante.

Si la coalición que están montando Álvaro Uribe y César Gaviria reflexionara un instante y, en vez de promocionar la derrota del progresismo, nos mostrara un programa de gobierno atractivo, alguna oportunidad tendría de ganar mayoría en el Congreso y la Presidencia de la República. Yo no veo la posibilidad electoral de que los candidatos de Petro no obtengan las mayorías en esas próximas elecciones.

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He visto muchas películas desde los días de la infancia en que me acomodaron cuna en la sala de máquinas del Teatro Boyacá de Tuluá, para que mi madre pudiera ver la película que se proyectaba. Y tengo en mi apartamento una cinemateca en la que se encuentran más de 3000 películas, desde el cine mudo hasta las que se pasan ahora en los teatros.

Lo dicho en el párrafo anterior me da autoridad para juzgar que la nueva versión de Frankenstein, dirigida por el mexicano Guillermo del Toro, es una verdadera maravilla, pues con los mismos personajes ideados por la inglesa Mary Shelley en 1818 logra la máxima perfección cinematográfica. La fotografía, la música, la puesta en escena, el guion son tan impactantes a pesar de que ya la creación del conde Víctor Frankenstein no es el horrible personaje que interpretaba Boris Karloff para los estudios de Hollywood.

En esta, el personaje de lo que en aquel entonces tuvimos por monstruo, es un joven apuesto, que no incita al temor, sino a la solidaridad. Creo que en marzo tiene que ser nominada para varios de los premios Óscar, si es que no le dan todos los que otorga la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas.

Esta obra de arte la debemos a Netflix, que invirtió fuerte suma de dólares para darle a su clientela la oportunidad de apreciarla.