Columnistas
Nova
Yacían regados por todo el lugar 367 cadáveres de jóvenes acribillados, dos de ellos colombianos, a algunos les cortaron las cabezas y las llevaron de trofeo a Gaza...
Kibutz Reim, Israel. Aunque no ocurrió lo que su definición etimológica establece: “Una explosión cataclísmica termonuclear, el nombre ‘Nova’ pasará a la historia de la infamia universal por algo igualmente catastrófico, creación del ser humano, no de un fenómeno estelar. Cercano a la Franja de Gaza se llevaba a cabo, como todos los años, ‘Nova’, un festival de música electrónica que atraía miles de jóvenes de Israel y otros países. El pasado 7 de octubre, el lugar donde reinaba la felicidad, la música, el baile, la libertad, la juventud, se convirtió en una escena dantesca, macabra, infernal, cuando terroristas palestinos penetraron a Israel desde Gaza, llegaron al campo abierto del festival Nova y comenzaron a disparar y lanzar granadas indiscriminadamente contra el joven público.
Al final de esta sangrienta faena yacían regados por todo el lugar 367 cadáveres de jóvenes acribillados, dos de ellos colombianos, a algunos les cortaron las cabezas y las llevaron de trofeo a Gaza donde fueron objeto de celebración, varias de las mujeres habían sido violadas, el lugar olía a muerte cuando llegaron los equipos de rescate, todo era destrucción. Decenas fueron secuestrados, llevados a Gaza, su estado se desconoce.
Nos encontramos en el sitio donde ocurrió esa masacre. Hay postes con fotos de los asesinados y banderas de Israel. La vista estremece el alma, las imágenes de tantos jóvenes asesinados son sobrecogedoras. Este será por años un punto de peregrinación, oración y recogimiento. Posiblemente, el festival renacerá de las cenizas como testimonio, una vez más, de que Israel no se doblega ante en terrorismo ni la barbarie.
Tras la masacre de octubre 7, con su saldo trágico de 1200 asesinados y 240 secuestrados, cometida por Hamás, organización radical yihadista palestina que gobierna Gaza, a Israel no le quedó más remedio que hacer uso de su derecho a la legítima defensa. Derecho que no aplica únicamente frente a un acto de agresión ya consumado, sino al potencial de que acciones de agresión similares ocurran en el futuro, cuando el agresor así lo haya manifestado y tenga los medios para hacerlo. “Habrá otro y otro ataque como octubre 7 hasta la aniquilación de Israel”, han repetido líderes de Hamás. Cualquier Estado tomaría en serio una amenaza de esa índole.
Israel es obligada a pelear una guerra imposible, trágica, que ha causado gran sufrimiento y un lamentable número víctimas civiles palestinas, pero de lo que no hay duda es que si no hubiera habido 7/10, nada de eso estaría pasando. Las acusaciones contra Israel por genocidio, al hacer uso de su legítima defensa, se caen por su propio peso, no tienen fundamento y son proferidas en la mayoría de los casos por personas, ONG’s, o gobiernos, como el surafricano, conocidos por su hostilidad al Estado de Israel.
La población civil palestina en Gaza es rehén de Hamás desde el 2007, cuando esta organización expulsó a la Autoridad Palestina de la Franja. Como se ha revelado en estos más de cuatro meses, Hamás viola masivamente el derecho internacional humanitario y las leyes de la guerra con sus túneles, centros de control y mando, y lanzamisiles, ubicados en infraestructura civil, escuelas, mezquitas, hospitales y barrios residenciales. Hamás ha convertido la Franja de Gaza en una guarida terrorista para atacar a Israel usando a la población palestina como escudos humanos. Hamás, Yihad Islámica y otras organizaciones como Hezbollah, permanentemente incitan al genocidio judío y a la destrucción de Israel, al igual que lo hace Irán. Frente a esas amenazas, Israel, como único estado judío del mundo, se defiende. Lo ocurrido en Nova no debe repetirse nunca.