Columnistas
Madre adoptiva
Cuando la miro en las mañanas, bajo la pátina azulada de la noche que agoniza, parece querer hablarme. Ella emana una energía alegre y sobria, inofensiva y tierna.
Acabo de adoptar dos enciclopedias, Espasa-Calpe, cada una de 90 tomos, de 1932. Es decir, que juntas suman 182 años de polvo, huellas digitales y lectores esporádicos.
Una de las enciclopedias ya halló un hogar con un mecenas de la cultura que la recibió en su biblioteca. La otra, vive en mi sala y poco a poco nos llena de ‘bibliosmia’, la sensación que causa el olor de los libros antiguos.
Comienza a sentirse cómoda en su nuevo hogar, y empieza a salir de las cajas donde reposa de la A a la Z, con sus tapas duras y sus lomos azules de letras doradas.
La Espasa-Calpe, conocida como Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, fue la más destacada enciclopedia española del Siglo XX.
En sus páginas aparecen países que ya no existen. El Tíbet, que se incorporó en los años 50 a la República Popular China. Yugoslavia, que tras disolverse en 1991 dio origen a Eslovenia, Croacia, Bosnia, Macedonia y la Unión Estatal de Serbia y Montenegro (que hoy corresponde a Serbia, Montenegro y Kosovo). O Checoslovaquia, que dio origen a República Checa y República Eslovaca.
También registra especies que, casi un siglo después, están extintas. El Caracol de las Seychelles, el ave hawaiana Kamao, el Zampullín de Atitlán, ave acuática de Guatemala; el Delfín chino de río Baiji, la Gran mariposa blanca de la isla de Madeira, en Portugal, o el Rinoceronte de Java vietnamita cuyos cuernos fueron apetecidos por los cazadores furtivos.
La Espasa-Calpe, la más sofisticada de su era, no alcanzó a ver el internet de banda ancha, las criptomonedas y el teléfono inteligente, la computación cuántica y las redes sociales, la batería de litio y la inteligencia artificial.
Cuando la miro en las mañanas, bajo la pátina azulada de la noche que agoniza, parece querer hablarme. Ella emana una energía alegre y sobria, inofensiva y tierna. Es una joya intemporal, con la historia invisible de desconocidos amorosos, que incluye editores, correctores, ilustradores, impresores, capitanes de barco que la transportaron, comerciantes que la llevaron a puerto, libreros, propietarios, estudiantes.
Tiene tiempo de espera en silencio, décadas de olvido y abandono, eras de obsolescencia triste, y ahora la esperanza de nuevos custodios.
En su año de impresión, 1932, comenzaba la guerra entre Perú y Colombia. En la India, los británicos arrestaban a Gandhi. Se creaba el reino de Arabia Saudita. En Italia, Benito Mussolini era recibido con pompa por el papa Pío XI. Adolfo Hitler presentaba como candidato a la presidencia de Alemania por el Partido Nacionalsocialista. Comenzaba la hambruna soviética de 1932-1933, que afectó las áreas productoras de granos de Ucrania y Kazajistán, y derivó en el genocidio ucraniano conocido como Holodomor.
Qué tal si alguien, en 90 años, tuviera en sus manos la enciclopedia de 2023 y pudiera conectar los indicios de lo que estaba por ocurrir en nuestro tiempo. ¿Qué anticiparía?
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