Columnistas
Logros, desaciertos y expectativas
Lamentablemente, corregir errores y enderezar al país va a tomar bastante tiempo.
Hacer un balance en el año que termina sobre resultados del Gobierno permite evaluar el cumplimiento de las promesas de campaña, identificar temas en los que la ciudadanía espera rendición de cuentas y plantear áreas de mejora.
Al finalizar el año, el Gobierno presenta un balance económico y social en el que destacan la reducción de la inflación, especialmente en alimentos, y una gradual disminución de la pobreza. En el sector agrícola, el Presidente ha resaltado un crecimiento en los cultivos y exportaciones agropecuarias, debido a políticas que buscan hacer más rentable el campo. Se avanzó en la implementación de la reforma rural integral, mejorando la infraestructura y apoyando a algunos agricultores. También Procolombia ha reportado crecimientos en el turismo.
Sin embargo, para los colombianos, el país tiene frentes con retrocesos angustiantes. En materia de seguridad, en muchas regiones la percepción sigue siendo de anarquía, miedo, dolor y decepción. La ‘paz total’ se observa fracasada o, al menos, estancada. Preocupa sobre todo la violencia en departamentos del Pacífico, Arauca, Norte de Santander, Guaviare, Caquetá y Putumayo. Petro se ha comprometido a mejorar los sueldos de la Fuerza Pública y prepararla para enfrentar la violencia vinculada a bandas criminales en departamentos en los que persiste la amenaza extrema.
El caos en el sistema de salud y las quejas sobre el servicio de las EPS son cada vez más recurrentes. El debate de la reforma propuesta por el Gobierno se aplazó en el Congreso para febrero, y su aprobación se ve difícil pues las propuestas no reflejan acuerdos nacionales. El presidente ha implementado algunos puntos mediante decretos, como la priorización de la prevención en el sistema de salud, pero hasta ahora los cambios no muestran resultados.
La decisión de no otorgar nuevas licencias para la exploración de hidrocarburos ha debilitado al sector petrolero y de gas. La puesta en marcha de la transición hacia energías limpias está lejos de llegar al nivel necesario para sustituir los hidrocarburos. Hay pequeños avances en la generación de energía solar, pero no suficientes para atender la demanda. La tramitología y el licenciamiento ambiental han retrasado la mayoría de los proyectos.
Por otra parte, generan desconcierto las peleas del presidente con las Cortes y con el Congreso. Son hechos que generan tensiones y causan muchas inquietudes frente al respeto de principios como la separación y el equilibrio de poderes. Y como si fuera poco, funcionarios y ex funcionarios de la administración e integrantes del Legislativo vienen encarando investigaciones por posibles conductas de corrupción que han aumentado la percepción negativa del ‘gobierno del cambio’ entre la ciudadanía y crean frustración por un sistema político que no abandona el clientelismo e intercambios de favores como forma de operación.
El déficit fiscal cerrará el 2024 en alrededor de 5,2% del PIB según MinHacienda, cumpliendo la regla fiscal, pero con grandes recortes en el gasto. A pocos días de terminar el año, había $96 billones del Presupuesto sin ejecutar. Aunque para el 2025 se proyecta según la Cepal un crecimiento económico del 2,6%, el presupuesto del Gobierno en inversión -aunque importante- no podrá aumentar debido al alto peso de la deuda y el elevado gasto burocrático y de funcionamiento.
Lamentablemente, corregir errores y enderezar al país va a tomar bastante tiempo. El país espera que para el nuevo año haya mayor firmeza del Gobierno y avancemos en la seguridad nacional y local, lo que implica más eficacia contra el crimen organizado y trabajar con una agenda clara hacia un posible acuerdo con algunos grupos armados ilegales. Es indispensable conjurar las amenazas que se anuncian sobre la seguridad energética del país y resolver las crisis emergentes que afectan al sistema educativo como el Icetex. La recuperación del crecimiento económico debería impactar a sectores productivos generadores de empleo y bienestar. Y, ante todo, es vital que el sistema de división de poderes funcione de forma armónica, con sus pesos y contrapesos, para que los ciudadanos recobren confianza en las instituciones.
A todos mis lectores les deseo un año 2025 lleno de esperanza y amor por Colombia.