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Amaba la música y se empeñaba en cantar, con la que reconocía una ‘orgánica voz de tarro’ que parecía un abejorro soplador...

Mario Fernando Prado
Mario Fernando Prado. | Foto: El País.

Mario Fernando Prado

11 de abr de 2025, 02:00 a. m.

Actualizado el 11 de abr de 2025, 02:00 a. m.

Mi amor platónico de mi ya lejana adolescencia, mi amiga de toda la vida, Margarita Vidal, pronunció unas sentidas palabras en el sepelio de su condiscípula liceísta Pilar Caicedo Estela, recientemente fallecida, y las cuales transcribo a continuación:

“Siempre atenta.

Siempre intuitiva.

Siempre dispuesta.

Siempre entusiasta.

Estas condiciones, unidas a su chispeante inteligencia, moderaron a una mujer fuera de serie.

Pilarica Caicedo Estela era generosa, leal, comprensiva, pragmática, disciplinada, empática, memoriosa y de risa fácil. Como era ‘desgualetada’, nunca hubiera ganado un concurso de glamour, lo que la traía sin cuidado.

Amaba la música y se empeñaba en cantar, con la que reconocía una ‘orgánica voz de tarro’ que parecía un abejorro soplador, mientras entonaba por lo bajo las rancheras que aprendió cuando las cosas del corazón se le tornaron difíciles en Colombia y decidió cortar por lo sano.

Puso viento en popa hacia México, un país que amaba y que le dio lo que ella no solo esperaba, sino que se merecía con creces: un trabajo en sistemas, que dominaba con maestría, en una época en que las mujeres brillaban por su ausencia en esos campos.

Allí vivió más de una década y fue presidenta de la Casa Colombo Mexicana, con una colonia que no solo admiraba su personalidad abierta y descomplicada, sino que aplaudía y respetaba su asombrosa destreza profesional.

Fue también madre orgullosa de sus cuatro exitosos retoños, que estudiaron becados en las mejores universidades del mundo, y una abuela que conversaba de tú a tú con sus nueve nietos, a quienes, año tras año, regalaba álbumes repletos de magníficas fotografías de Navidades y vacaciones, a las cuales añadía divertidos apuntes llenos de humor y de gracia.

Rodrigo Córdoba dice que ‘Pilar rompió en México un paradigma porque, cuando ella llegó, una mujer de su edad, en el área de sistemas, era impensable. Ella, con su inteligencia y capacidad, representó dignamente a Colombia y realizó una labor sensacional. Pero, sobre todo, demostró que las mujeres pueden trabajar brillantemente en todos los terrenos de la ciencia y la cultura.

En México, Pilarica fue un maravilloso miembro de la comunidad colombiana y su trabajo voluntario y dedicado fue muy reconocido e importante. Siempre estaba lista a colaborar en cuanta actividad pusiera en alto el nombre de Colombia.

Pilar dejó una huella de cariño, de amiga fiel, de mujer comprometida y ejecutiva.

Lily Urdinola, Esther Ventura, Pilarica y quien les habla, conformamos un cuarteto de abejas que nos identificaba como liceístas (bajo el lema ‘Tensión y ritmo’), y fuimos parte de la promoción del año 63, muchas de cuyas integrantes han venido hoy a despedirla.

Una de esas abejas, la líder, la de la inteligencia universal, partió ya. Se nos adelantó en el camino y desde allí encendió una tea que nos indicará cómo se llega a la excelencia y cómo se construye, con voluntad y entusiasmo, el camino de la paz.

Buen viaje, abejita, nos reencontraremos algún día en la ruta de la luz”.

Mario Fernando Prado

Administrador de Empresas, Abogado y periodista por vocación. Director y fundador de MF Publicidad Mercadeo Limitada, al igual que de los programas Mario Fernando Piano y Oye Cali. Galardonado en dos oportunidades con el premio Simón Bolívar de periodismo. Escribe para El País hace más de 40 años.

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