Columnistas
Gas para el Pacífico
Se debe insistir en que el país cuente con una fuente confiable que le permita garantizar el suministro de gas en el futuro
La semana pasada en el sur del país vivimos una contingencia con el servicio de suministro de gas natural, con cortes que afectaron a los usuarios residenciales, comerciales, sector servicios como restaurantes y hoteles, industriales, sector salud y estaciones de gas vehicular, por cuenta de una situación térmica anormal que se presentó en la zona de Cerro Bravo, por donde pasa el gasoducto Mariquita - Cali.
Entendiendo la importancia estratégica que este hidrocarburo tiene en la competitividad empresarial, pero sobre todo lo que significa para los hogares en su quehacer diario, la situación vivida recientemente nos invita a ver con especial atención la relevancia que desde el Estado se debe dar, para adelantar acciones en la red nacional de distribución del gas natural, que permitan garantizar el suministro de forma confiable hacía nuestra región.
De acuerdo con el informe presentado por el Ministerio de Minas y Energía, y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) durante el Congreso de Naturgas, este año se ha estimado que la autosuficiencia de este recurso es de 7,2 años con corte a 2022, siendo el nivel más bajo en los últimos 17 años, desde que se inició la trazabilidad.
El uso de gas natural ha aumentado alrededor de un 60% en Colombia en la última década y según la Unidad de Planeación Minero-Energética, Upme, esta fuente representa alrededor de la cuarta parte del consumo energético del país. Proyecciones de la Upme han estimado un crecimiento estable del alrededor del 3% anual, apalancado en el incremento de la demanda del sector petrolero, que llegará a un 29% en el año 2031, y unido a mayores requerimientos por parte del sector residencial, a partir del crecimiento de la población conectada y del aumento de consumo per cápita.
Adicionalmente, si a la disminución que se ha venido presentando en los campos del país, donde están el 80% de las reservas de gas del territorio nacional, le sumamos la presencia, cada vez más frecuente, de fenómenos climatológicos como El Niño -que generan mayor demanda de gas natural para las termoeléctricas que son la fuente de respaldo del sistema energético- se hace urgente la necesidad de buscar nuevas alternativas para el suministro que aseguren mayor confiablidad.
En ese sentido se debe insistir en que el país cuente con una fuente confiable que le permita garantizar el suministro de gas en el futuro. Para el caso del Pacífico se ha hablado de la posibilidad de tener una planta regasificadora en esta zona, junto con un gasoducto y una posible planta térmica en Buenaventura. Dicha planta necesitará un gasoducto de 102 kilómetros entre Buenaventura y Yumbo para el transporte de gas importado en caso de reducirse la oferta de ese combustible desde el Caribe o los Llanos Orientales, tal y como sucedió en días pasados.
Estos serían proyectos fundamentales para el país, pues permitirían tener acceso al gas desde un nuevo frente, así como asegurar la disponibilidad de este combustible para las térmicas del interior, disminuyendo la volatilidad del precio de escasez de energía eléctrica en época de fenómeno de El Niño.
La exploración e importación no son excluyentes, lo que debe primar es la disponibilidad y confiabilidad en el suministro de este combustible en el futuro, porque sin duda, el energético más costoso es el que no se tiene. Súmese a estas consideraciones los beneficios que traería para el Pacífico colombiano, olvidado en las grandes iniciativas nacionales, un proyecto como este y donde es fundamental realizar acciones ambiciosas que permitan su desarrollo, atraigan nuevas inversiones, generen bienestar social y cierren brechas con otras regiones de Colombia.